“15 minutos de ejercicio al día son suficientes para cambiar tu vida”
Pelado, Martincho, el Argentino… Así llaman a Martín Giacchetta (Argentina, 1977) algunos clientes, los que le conocen bien. Muchos de ellos, después de tantos años, traspasan la barrera de lo profesional y se convierten en amigos. Las horas de entreno dan para mucho: para motivar, para entrenar duro, para escuchar… Algunos le han bautizado como “el entrenador de las celebrities”. Paula Echevarría y David Bustamante –cuando todavía eran pareja– le contrataron para ponerse en forma. Con semejante escaparate, no es de extrañar que su teléfono empezase a sonar y no haya parado hasta hoy. Ese fue su despegue entre el mundo vip. Ahora entrena a multitud de caras conocidas, como Dafne Fernández, Dani Rovira, Clara Lago, Hiba Abouk, Álex González, Joaquín Cortés o Andrés Velencoso, entre otras.
Giacchetta es un amante del deporte. Ha viajado a más de 50 países diferentes y ha cruzado la meta de once maratones y diez triatlones de distancia de Ironman en todo el mundo. Por si esto fuera poco, además ha cruzado a nado el estrecho de Gibraltar, ha finalizado en dos oportunidades la Titan Desert, ha recorrido Europa con su bicicleta y logró cruzar la cordillera de los Andes y parte del desierto del Sahara.
Con semejante cartera de clientes y con tremendo currículum de logros y aventuras, Martín podría escribir un libro de anécdotas. “No lo descarto. Empezaría contando lo que me ocurrió con Dani Rovira haciendo la Titan Desert, en bicicleta, en medio de un desierto de Marruecos. Íbamos a un ritmo muy bueno y por la tontería de ver un camello pequeño y querernos hacer un selfie con él, nos perdimos en medio del desierto durante una hora. Cada vez que nos acordamos nos reímos, pero en el momento no le vimos la gracia, porque no sabíamos a dónde ir. Por suerte nos encontraron”.
La figura del entrenador personal, cada vez más demandada, se dedica, entre otras cosas, a motivar al cliente, a decirle: “¡Tú puedes!”. Sin este plus, las excusas y el mullidito sofá acabarían ganando la partida, al menos en el caso de los perezosos. “Ese empujoncito es vital. Yo creo que los entrenadores tendremos mucho trabajo mientras haya muchos perezosos en el mundo, porque si la gente estuviese motivada por sí sola, posiblemente, no existiría la figura del entrenador personal”.
Lo cierto es que, aunque cada vez está más demandada, la figura del entrenador personal posee cierto matiz de exclusividad que lo dibuja como una práctica reservada solo para bolsillos privilegiados. El argentino, sin embargo, defiende que se trata de una actividad “al alcance de muchos”.
Martín ha creado el Método G, el sistema más efectivo de hacer ejercicio para los más vagos.
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