El aceite arruina España: la sequía pone en jaque 270 millones de Francia
El aceite de oliva es uno de los principales productos que tiene España. No en balde, se le denomina el oro líquido. Esto es algo que traspasa nuestras fronteras, siendo uno de los alimentos más exportados y que más se pide en el resto de Europa y el mundo. De estos países, Francia es uno de los que más aceite compra. Sin embargo, la sequía que azota al país puede hacer que nos quedemos sin cientos de millones.
Hace meses que el sector agrícola está mirando al cielo. La falta de lluvia está echando a perder multitud de cultivos, entre ellos, los olivos. La falta de producto está haciendo que el precio del litro se haya encarecido. Este comportamiento de los precios se produce a pesar de la caída de las ventas, que rondan ahora las 80.000 toneladas anuales entre comercio interior y exportaciones, frente a las más de 100.000 de periodos anteriores.
Buena parte de estas exportaciones se las queda Francia. El país galo es el octavo mayor consumidor de aceite de oliva del mundo. Esta gran demanda ha hecho que España se consolide en los últimos años como el primer proveedor de aceite de oliva de Francia, tanto en términos de valor como de volumen. De hecho, el 98% de nuestra exportación va destinada al país vecino.
Según los datos de 2020, España exportó a Francia 80.300 toneladas por un valor total de 271,09 millones de euros. Todo ese dinero, más lo que significa para las familias oliveras, está a punto de irse por el sumidero debido a la complicada situación actual del campo.
La mariposa ucraniana provocó el tsunami español
Nuestro oro líquido está en la cuerda floja. Si durante estos años ha conseguido superar el envite de problemas tan graves como la pandemia, parece que no va a conseguir superar la falta de agua. Una cuestión que llevamos años arrastrando en los campos españoles, pero que ahora se ha agravado especialmente poniendo en jaque, incluso, la continuación de estos olivos en el futuro.
Ya antes de la sequía se presumía que este año iba a ser complicado. Los primeros estudios de 2023 señalaban que la producción española de aceite de oliva caería un 47,7%. Teniendo en cuenta esos datos, de cara a septiembre se calculaban unas 800.000 toneladas de aceite para exportar, frente a 1.300.000 de la pasada campaña. Algo que se ha incrementado en estos últimos meses.
La sequía, unida a la inflación, al calor extremo y a la falta de producción, ha conformado una tormenta perfecta. Esto ha hecho que los precios se hayan incrementado un 60%, algo que sufren los consumidores tanto nacionales como internacionales. Según a Asociación Española de la Industrias y Comercio Exportador de Aceites de Oliva, las exportaciones españolas han ido reduciéndose hasta registrar un 30% menos en diciembre, según los datos registrados en el Ministerio de Agricultura.
Algo que puede recrudecerse en los próximos meses. Aunque aún no se ha comenzado la recogida de aceitunas, se prevé que este año la cosecha alcance las 780.000 toneladas de aceite para este año, prácticamente la mitad de la producción del año pasado, que fue de cera de millón y medio de toneladas, según la expectativa que maneja el Gobierno.
Otro punto que benefició al aceite español y que ahora se va vuelto en su contra es la situación del aceite de girasol. Cuando estalló la guerra en Ucrania, el producto español vivió un gran momento ante la subida de precios del aceite de la otra semilla. Sin embargo, un año después, la situación se ha suavizado y ese colchón que tenía el aceite de oliva ha mermado.
El efecto mariposa revuelca a Francia
La caída de exportaciones, como ya hemos dicho, va a afectar, fundamentalmente, a Francia. De hecho, es una posibilidad que ya se contempla en el país vecino. Según destacan desde centros franceses, el excepcional déficit pluviométrico es un problema para Francia, pero también para Europa ya que España aporta por sí sola las dos terceras partes de la producción de aceite de oliva de la Unión Europea.
Debido a esto, el precio ya ha empezado a subir en los lineales franceses, además de que tienen el temor de que empiece a escasear este producto en los supermercados ante la falta de materia prima. Esto es algo especialmente grave para ellos, que ven al aceite de oliva virgen extra, el más consumido, como un producto gourmet utilizado como condimento.
Ante este miedo a quedarse sin aceite español, y con una escasa producción nacional (tan solo cuentan con 5.000 toneladas), Francia mira a otros países del sur de Europa como posibles recambios. Entre ellos, destaca Italia, el segundo mayor productor mundial. Sin embargo, allí están experimentando los mismos problemas que en España, por lo que no son una opción real. Otro de los candidatos es Grecia, que ha registrado un marcado aumento de su producción del 42%, pero sigue siendo insuficiente para «compensar las pérdidas sufridas» por España e Italia.
Las lluvias de estos días, lejos de solucionar el problema, está trayendo más complicaciones para el campo. Ante la pérdida de producción, muchos otros países están contemplando ampliar sus hectáreas de cultivo de aceitunas e intentar hacerse, a largo plazo, con la cuota que hasta la fecha le ha pertenecido a España. Esto haría que el país perdiese cerca de 1.117 millones de euros.
De ser así, esto solo significaría la última estocada al sector agrícola en un momento en el que se está desangrando debido al aumento de los costes para cultivar y la disminución del dinero percibido por la cosecha.