Acordes

por | 1 May 2021

Aunque es muy probable que la música sea anterior al lenguaje, quizá también será posterior a él (“si nuestro mundo terminara, la música continuaría”, afirmó Schopenhauer). Nos acompaña desde que nacemos hasta el momento de nuestro réquiem, pasando por una juventud donde nos da identidad, en ocasiones nos exalta y en otras nos consuela. Pero también nos motiva, celebramos con ella y nos acompaña en los momentos más importantes.

Un lenguaje universal en el que las letras han dejado de ser letras para ser emociones. A veces, al servicio de otros idiomas que no comprendemos, pero que imaginamos como una construcción ideal porque la mente no filtra, solo se deja fluir. Probablemente es lo más parecido que tenemos a un mundo sin fronteras.

Coincido con nuestro músico Ramón Gener en que una de las cosas más maravillosas que tiene la música es la posibilidad de poder compartirla con los demás. En ella, como en cualquier arte, la emoción lo es todo. Es capaz de generar estados de ánimo: transmite energía techno o calma jazzera; es locura rockera o sosiego chillout; contagia alegría latina o conciencia soul

«Sin música, la vida sería un error», afirmó el poeta y filósofo alemán Friedrich Nietzsche. Fue antes de que, a los 44 años, sufriera un colapso cerebral que lo dejara sin hablar durante los últimos once años de su vida pero que, en cambio, sí le permitía tocar el piano. Evidencia de que la música trasciende nuestra propia existencia.

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La relación entre la música y la medicina siempre ha generado interés. Entre otras cosas, los científicos siguen tratando de entender cómo los amnésicos pueden perder toda la memoria de su vida pasada y, aun así, recordar la música. Por su parte, cada día son más los hospitales que incorporan esta terapia para contrarrestar el dolor o el estrés postraumático.

En los momentos más duros de esta horrible pandemia, muchos de nuestros mejores músicos se unieron para reinterpretar un Resistiré que se convirtió en himno de resistencia, cuando demasiados seres queridos se marchaban sin tener siquiera la posibilidad de despedirse. Entre ellos India Martínez, que tuvo que despedir a una de las personas más importantes de su vida en aquellos días en los que se declaraba oficialmente la pandemia. Una artista que consiguió cambiar su destino el día que decidió dejar de hacer lo que se esperaba de ella para hacer lo que de verdad sentía.

Como no podemos imaginar la vida sin música, en Influencers hemos querido dedicar este número que conmemora nuestro cuarto aniversario a una de las mayores influencias que pueda existir. Porque sin ella, la vida sería un error… demasiado grande.

  

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