Aida Folch: «Tengo valores férreos, para bien y para mal»
En agosto apetece aún más ir al cine a dejarse envolver por una historia, con esa mente limpia de los días desocupados. Qué ganas si además la gran pantalla nos lleva a una isla de Grecia, y si provoca la intriga de un thriller y el placer del amor… Añade a todo eso el protagonismo de dos actores maravillosos, Matt Dillon y Aida Folch, y ya tienes Isla perdida, la última película de Fernando Trueba que se estrena el 23 de agosto en cines.
¿Por qué dijiste sí a este proyecto?
Es la tercera vez que trabajo con Fernando Trueba. Empecé con él cuando tenía 14 años. A los 25 hicimos El artista y la modelo, y ahora esta. En tres décadas distintas. Fernando me había hablado de este guion hace tiempo y yo le había dicho: “Contigo, al fin del mundo”. Además, me apetecía todo: el personaje, que fuera un thriller psicológico (me encantan como espectadora), rodar en Grecia, tener que hacer lo en inglés… Y es que Fernando me reta siempre.
La cámara se regodea mucho en tu belleza.
No lo había visto así. El personaje estaba descrito como chica guapa, pero no creo que emane una belleza como estamos acostumbrados porque he querido hacer una mujer real, con movimientos torpes en algunos momentos… Yo creo que Fernando me ha querido sacar guapa, pero sin caer en una imagen publicitaria.
¿Cómo es Matt Dillon?
Muy profesional, creo que tenemos mucha química, no sé si se percibe. Yo no soy nada mitómana y además he trabajado ya con mucha gente que tiene una carrera top, pero sí me hacía ilusión coincidir con él porque he crecido viendo sus películas.
Está muy guapo.
Sí, está guapísimo. Se cuida mucho… Me preocupaba la diferencia de edad, pero con su físico es más fácil. Y, bueno, no todas las relaciones son iguales. Además ya cansan esas parejas de cine en las que él es mucho mayor.
Sí, pero en este caso queda compensado porque ella es la que se lo trabaja a base de pico y pala.
Es ella la que lleva la voz cantante en esa relación.
La película parece tener el mensaje de que no podemos fiarnos de lo que parece idílico.
Sí, sí…, hay muchos mensajes. A mí personalmente no me pilla de lejos: está demostrado que más del 1% de la población es psicópata. Y muchas personas se encuentran con la sorpresa de que no conocían a su pareja…
¿Es más inteligente ser desconfiado? ¿O mantener la inocencia?
Es una pregunta difícil. Yo tuve una época en la que leía y veía mucho true-crime, creo que para comprender cosas que no podía entender. Y me parece importante saber que la maldad existe. Pero a la vez pienso que es una pena que hayamos perdido la inocencia, que es un valor precioso… Echo de menos un cine más luminoso y esperanzador. Últimamente parece que el buenismo está mal visto y que lo interesante es ser malo. Ahí están Succession o House of Cards… Yo echo de menos más bondad.
¿Cual es tu rincón favorito?
Las bibliotecas. Pero especialmente la de Reus: el Centro de Lectura con su piano, sus libros… Siempre que voy, paso un rato por ahí.
Un placer solitario.
Hay tantos… Salir de la ducha, ponerme mis cremas, igual mientras tomo una copa de vino.
¿Cómo te cuidas?
Me cuesta ser constante porque por temporadas estoy metida en doce horas diarias de rodaje. Pero procuro hacer deporte, me cuido la piel y en cuanto tengo tiempo voy a hacerme tratamientos con Natividad Lorenzo.
Esa forma de cuidarte es respetuosa, pero ¿crees que hay métodos de belleza que esconden agresividad hacia uno o una misma?
No sabría qué decirte. Es muy difícil juzgarlo porque es complicado aceptarse por completo con todos los mensajes que recibimos las mujeres. Estoy en contra de ese nivel de perfección que se nos impone, es una pena. Pero a la vez tampoco estoy libre de él y muchas veces veo en mí cosas que me cuesta aceptar. No creo que me vaya a resultar fácil envejecer, por ejemplo. Es que, aunque estemos en contra, tene mos metida hasta la médula esa tiranía.
¿Eres tú quien se ocupa de tu Instagram?
Sí, aunque, básicamente, no hago nada. Me cuesta mucho compartir cosas personales. Tengo unos valores muy férreos para bien y para mal y mostrar mi vida constantemente no me hace bien. Además, creo que, cuanto menos se sepa de quien soy, mejor para mi trabajo, para la credibilidad de mis personajes.
¿Cuál es tu producto fetiche de maquillaje?
Me maquillo de forma muy natural, pero hay algo sin lo que no salgo de casa (y, si lo hago, paso un mal día): el cacao. Además, me gusta usar fijador de cejas. Y con un poco de máscara de pestañas la cosa cambia.
¿Tienes un ritual de la suerte?
Confiar en mí misma. Y tengo un amuleto: es un anillo de compromiso de la productora de Fernando Trueba. Cuando lo llevo todo me sale bien.
¿Cómo es un verano perfecto?
Pues… me encanta leer mucho, pasar horas tumbada en una hamaca cerca del mar y la montaña, bañarme sin parar, comer rico, dormir largas siestas, ver a amigos, ir al cine al atardecer…
Un deseo.
Que el mundo vaya mejor, que se acaben las guerras.
Foto (c) Juanjo Molina