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Alfonso Arús: la tele amable de la mañana

Juan Carlos de Laiglesia| 21 de diciembre de 2020

De niño señalaba a la televisión y decía: “De mayor, saldré por esa caja”. Ya adolescente, la vocación de Alfonso Arús era narrar los partidos de fútbol. Lo hacía en casa con los cromos de su colección, pero también iba al campo y retransmitía el partido que estaba viendo… al casete de su grabadora.

¡Y los retransmitiste de mayor en Arús con leche, por el que te dieron un Premio Ondas en 1989!

Haber sido pionero en fusionar humor y narración deportiva es un logro del que me siento satisfecho cuando en el fútbol, y más en el Barça, era difícil compatibilizar las dos cosas porque la gente suele tener mal perder.

Sigo siendo más de radio que de tele

 

¿Tus primeros ídolos periodísticos fueron radiofónicos?

Aunque fui muy buen estudiante, era capaz de provocarme una enfermedad para quedarme en casa escuchando la radio. Mi gran ídolo era José María Bachs, que hacía Quisicosas en Radio Juventud, pero me gustaban todos. Era más admirador de locutores radiofónicos que de presentadores televisivos, y sigo siendo más de radio que de tele. Me encantaría acabar mi carrera trabajando otra vez en la radio. Pero tengo un problema: para las emisoras serias, para lo que hacen Ángels Barceló, Alsina o Herrera, soy demasiado cachondo, y para los mornings de las musicales soy muy viejo. La radio ahora se divide entre emisoras de mucha política y musicales de mucho hit, una bromita, una llamada de veinte segundos, y ya. Para mí, la radio-fórmula ha sido un gran engaño porque cada vez es más fórmula y menos radio. Pero soy más radiofonista que televisivo… ¡ojalá tenga alguna opción!

De momento, has abierto brecha en las mañanas televisivas con un formato diferente.

Casi todas las cadenas a esa hora repiten un esquema. Les funciona muy bien la fórmula y está muy bien hecha, pero son parecidas: combinan sucesos, política, entrevistas más pausadas… Los formatos de las grandes cadenas en abierto se miran mucho de reojo. No hay más que ver que, cuando una aborda un tema, la otra lo toca rápidamente. Nosotros intentamos jugar a la contra. Hacemos un programa muy dinámico, muy veloz. No profundiza mucho en nada porque no es de análisis, pero sí sobrevuela la actualidad… No es nuevo, porque en América hay mornings que más o menos responden a ese formato, pero les hemos dado nuestro toque con secciones propias porque en ningún sitio habrá ‘gambazos’ o el ‘imbécil del día’. Eso es absolutamente creación nuestra, pero en la tele casi todo está inventado y me sorprende que en España existiera ese hueco. Cuando hacía Al Ataque en Antena 3, en el año 92, ya propuse hacer un morning y me decían que estaba loco porque a esas horas la gente solo escuchaba la radio. Llevo años intentando ocupar esta franja, así que cuando Atresmedia me quiso fichar, fui yo el que pedí hacer la mañana. Me dijeron que a esa hora hay menos público y menos publicidad, así que cobraría menos que haciendo un programa a las diez de la noche. Pero dije: “Bueno, lo haremos igualmente”, y estoy contento.

¿Tu audiencia es nueva o se la has quitado a alguien?

Lo nuestro es un pequeño milagro, porque no contiene morbo, ni grandes polémicas, es de corte amable y de entretenimiento. Para mí tiene mérito defendernos como lo estamos haciendo sin tocar ninguna de las teclas que presumiblemente generan audiencia. Empezamos con un ‘tres’ y estamos ahora en ‘catorces’ y ‘quinces’. No le hemos hecho daño a Ana Rosa ni a Susanna Griso, que siguen con cifras parecidas a las de antes, luego nuestro público es nuevo, no existía. Son puntos que no ha perdido nadie y hemos ido arañando de gente que a esa hora escuchaba la radio y gente que se había ido a temáticas de las pequeñas cadenas.

Aunque Auser@s parte de un esquema fijo, da sensación de agilidad: ¿cómo cambiáis cosas, incorporáis secciones…?

Somos muy de improvisar. La gente no se lo va a creer, pero yo no he trabajado jamás con un guion, no sé lo que es tener un guionista, nadie ha escrito nada por mí y no sé lo que es leer un pronter. Y no reniego de la gente que tiene guiones excelentes, como Buenafuente o Wyoming, pero voy a cumplir 60 años el año que viene y ya no voy a cambiar. Tenemos cierta habilidad para navegar en nuevas historias y, a veces, las más divertidas son también las más improvisadas. Improvisamos dentro de unos límites, porque sí tenemos unos contenidos a los que dar paso, pero luego surge la encuesta más absurda o la noticia más tonta y ahí empezamos a improvisar. Eso no está preconcebido y siempre me ha funcionado.

Si ahora ves antiguos programas tuyos como Vídeos de Primera o Al Ataque, ¿qué te pasa por el cuerpo?

No veo nunca nada mío, pero no reniego de ninguna época. Ahora tengo un sentido de la responsabilidad que no tenía con 28 o 29 años, que hacía programas filtrando poco, sinceramente. Ahora revisaría Al Ataque, seguramente, pero no reniego y estoy satisfecho de que se me haya reconocido trabajos en formatos muy diferentes. Un formato como Vídeos de primera, que era de la ABC y llevé a mi terreno, no se parece nada a La Casa por la ventana, el anterior; ni a Al Ataque, que era de sketches, con Carlos Jesús y Di Stefano…, y tampoco se parece al de ahora.

Echo de menos la tele de autor. En los 90, decías Jesús Hermida, Mercedes Milá o Pedro Ruiz y no había que decir más. Hoy se tira mucho de una televisión de formatos y me gustaba más la televisión del personaje

 

De vuelta en la televisión generalista a escala estatal, ¿qué diferencias notas respecto de tus inicios?

Me sabe mal que se haya perdido la tele de autor. Para buscar tele de autor me voy a Movistar 0. Me gustan Ilustres ignorantes, Buenafuente, Broncano… pero en los 90 decías: “los jueves sale Jesús Hermida”, y no hacía falta decir más. Los lunes, Mercedes Milá; los viernes, Pedro Ruiz… Eran ellos los protagonistas. Hoy se tira mucho de una televisión de formatos: La Voz, Idol Kids… Me gustaba más la televisión del personaje.

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