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La revolución de Amazon en tres nombres: así eliminarán el empleo de repartidores y mozos de almacén

Pedro Ruiz| 14 de febrero de 2022

Amazon se está preparando para volver a cambiar el mundo. La firma de comercio digital más grande del mundo está cerca de lograr una mejora integral de su ya imbatible cadena logista. Los objetivos de esta revolución no son nada nuevos, reducir drásticamente el tiempo y los costes de las entregas, y probablemente el camino también es conocido: robotización (o automatización) y más centros. Pero no hay que dejarse engañar por esos viejos conocidos, el cambio que se avecina puede redibujar el mundo (y la economía) una vez más.

Quizás uno de los puntos más tensos será la eliminación de una cantidad ingente de empleos. Y es que la revolución ya iniciada por Amazon, y que antes o después seguirá todo el sector, hace especial hincapié en dos puestos: mozos de almacén y repartidores. Hasta el punto, de que en un tiempo prudencial, que va entre cinco y quince años, ambos cargos o desaparezcan prácticamente o sigan de forma residual. Un tercer punto, que llegará también, es que a esa lista se le unirá también el de los conductores.

Empecemos por el principio. El punto de inflexión en este cambio radical llegó con la pandemia. En primer lugar, el espectacular auge del comercio digital a medida que las tiendas se cerraban. Las restricciones de los gobiernos de todo el mundo aceleraron la adaptación del comercio en varios años, haciendo que las primeras fases se superaran rápidamente. Más tarde, se ha producido el segundo a medida que la mano de obra ha empezado a escasear. Sin ir más lejos, en el período previo a la temporada de compras navideñas, Amazon incorporó unos 150.000 trabajadores adicionales solo en Estados Unidos, ofreciendo bonos de de hasta 3.000 dólares.

 

LA ROBOTIZACIÓN COMO ÚNICA ALTERNATIVA DE CRECIMIENTO

Lo anterior, aunque parece algo trivial (ocurrió sin más) generó una cascada de efectos de segundo orden que alteraron todo el ecosistema. Una mayor demanda del comercio digital no solo es más dinero para Amazon, que puede servir para aumentar las inversiones en robótica, por ejemplo. También implica un apetitoso pastel más grande para la competencia que les invita a pensar en formas novedosas de derrotar el gigante. Ahora, todos ellos están enfrascados en derrochar ingentes cantidades de recursos para crear esa nueva revolución.

 

 

Por otro lado, un mayor coste de mano de obra (y que seguirá incrementándose en los próximos años) no solo supone una menor competitividad. También lo expone como un problema serio que debe ser tratado por las compañías para ganar la batalla logista. Y, por último, hace todavía más rentable buscar alternativas. Al final, todo esos factores, los del boom de ventas y de costes, ha llevado a las compañías a elevar la automatización en sus centros de trabajo. De hecho, la consultora McKinsey explica en su nuevo estudio: “La automatización en el almacenamiento ya no es solo agradable, sino un imperativo para la el crecimiento.»

Pero en esto, de nuevo, parece que Amazon lleva varios cuerpos por delante. Al fin y al cabo, la robótica es uno de los pilares fundamentales para Amazon. En 2012, Jeff Bezos se lanzó a adquirir Kiva Systems por 775 millones de dólares, lo que sería el germen de la actual Amazon Robotics. Para cerrar el círculo puso a uno de sus hombres milagro al frente para crear el cerebro de esos robots: Brad Porter, el máximo responsable de IA de Amazon. Con ello, sus desarrollos en la última década han sido vertiginosos, pero en los siguientes prometer serlo todavía más.

 

LA BESTIA DE AMAZON QUE “LO CAMBIA TODO”

Aunque tampoco es un proceso iniciado ahora. Amazon lleva robotizando sus almacenes prácticamente desde que se creo, pero esta vez parece diferente. De hecho, la irrupción de su primera gran arma, el prototipo de bot de la Serie 6.000, “lo cambia todo”, en palabras de su creador Tim Sneiner, el director ejecutivo de la firma Ocado, uno de los principales proveedores de robótica de almacén. La máquina tiene una apariencia de caja con ruedas hecha de partes esqueléticas. Creada a través de impresoras 3D es cinco veces más liviana que la generación actual de bots de la compañía, lo que la hace más ágil y menos exigente energéticamente.

Los bots de Ocado funcionan en la zona conocida como ‘Colmena’ dentro de los almacenes del gigante estadounidense. Las dimensiones del recinto, la altura y la profundidad de las estanterías provocarían que a un trabajador le costase más de una hora recoger los productos de un pedido. La serie actual, el modelo 500, logra recopilar 50 productos en cinco minutos. La serie 6.000 debería limitar drásticamente ese tiempo. También el coste, dado que su consumo de energía es mucho menor.

 

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Además, tendrá un efecto devastador más: volverá rentable los microalmacenes urbanos. La última gran frontera. Y es que las intenciones de Amazon son la de llenar las ciudades con estos pequeños locales para reducir el tiempo de entrega a un rango que iría de los 10 a 15 minutos. Para ello, está gastando recursos de manera drástica. De hecho, la compañía está cubriendo Estados Unidos con más de 450 nuevas instalaciones, según la consultora de logística MWPVL International, lo que supone duplicar su imperio logístico. Un desempeño industrial que no se veía desde la II Guerra Mundial.

 

SCOUT, LA PUNTILLA DE AMAZON A LOS REPARTIDORES

Junto a la serie 6.000 aparece otro nombre importante: Kiva Pegasus o simplemente Kiva. Se trata de una versión más pequeña y mejorada de los que ya posee, denominados Kiva por la empresa adquirida en 2012 Kiva Systems. El robot utiliza un dispositivo que le ayuda a mover estanterías para lograr que tanto el almacenamiento como el recogido se haga de una manera más rápida. La nueva creación debería ayudar a empacar más productos en sus centros de cumplimiento al igual que operar con un menor gasto energético. Esas características le hacen propicio, de nuevo, para usar bots en sitios de distribución más pequeños en los centros de las ciudades.

Las creaciones no cesan. Ni por Amazon, que recientemente abrió una nueva planta de fabricación de robots en Westborough, Massachusetts, ni por sus rivales que trabajan con el mismo ahínco. La próxima frontera es lograr ese desempeño también a la hora de entregarlos. El último nombre que se debe tener en cuenta es el de Scout, un pequeño robot de parecido similar al del reconocido Wall-E, de Disney, que ya esta haciendo pruebas para entregar paquetes por las calles de algunas ciudades de Estados Unidos.

Pero tampoco será solo cosa de Amazon. Starship Technologies, con sede en San Francisco, calcula que ya ha registrado más de 2,5 millones de entregas con bots en varias ciudades, campus universitarios y parques empresariales de Europa y América. Kiwibot, una startup colombiana, está haciendo entregas en las aceras de California. En definitiva, la siguiente revolución robótica ya está en marcha. Amazon parece liderarla, pero sus pasos ya no pasan desapercibidos y la competencia le sigue los talones. Al final, todo ese esfuerzo inversión y conocimiento volverá a transformar la realidad. Por ello, la apuesta más segura para muchos trabajadores es empezar a pensar en reciclarse para lo que viene.

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