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Ana Iris Simón, autora de ‘Feria’: «El éxito no era ser CEO en Singapur»

Alvaro Sanchez Leon| 29 de julio de 2021

Va por la decimoprimera edición y es uno de los libros españoles más influyentes editados durante la pandemia. Feria no es ni una novela ni un ensayo: es un parque de atracciones de sentido común. Su autora, Ana Iris Simón, ha levantado un puente entre generaciones y entre ideologías con las páginas de un libro escrito con la pluma de la libertad fresca y constructiva.

La periodista Ana Iris Simón -Campo de Criptana,1991- ha escrito un libro que es un parque de atracciones de sentido común y alta velocidad. Se titula Feria y va por la decimoprimera edición deslumbrando a lectoras y lectores que no se esperaban este dibujo al temple entre la literatura, la sociología, la barra, el paseo, el tiro al plato de lo políticamente correcto, la sonrisa, la transparencia, el espejo, la radiografía y el podio de la normalidad.

No es novela, ni es ensayo. Es una conversación con historias reales, recuerdos, reflexiones, propuestas y examen de conciencia de una generación que se creía ʻCapitán Planetaʼ y se está parando en seco mientras analiza si esto que llamamos progreso por inercia es, en realidad, un futuro esperanzador digno.

 

Feria, taconeo literario y sentido común por bulerías

 

Once ediciones y muchos piropos. Con la coherencia vital de una pluma sincera, su autora ha encontrado una sede estable en las estanterías de las librerías y su eco empieza a sonar mucho más allá de los lectores indies, y mucho más allá de las fronteras de su castellano manchego universal.

Este libro es una feria sugerente y como un punto de inflexión en el discurso social. Como admite Simón, en él “salen conversaciones que sería incapaz de publicar en las redes sociales y diálogos que tuve con mi padre, de pequeña, sobre temas que hemos vetado de la charla pública porque cada vez andamos más de uñas…” y esa autenticidad es la primera marca de su éxito sin padrino.

La autora opina sin atacar, con el bagaje de una experiencia personal, y hace que su tono y sus axiomas sean digeribles por una amplia mayoría. Porque ella cree que “los debates publicados en los medios y los que se ofrecen en el Congreso de los Diputados cada vez están más lejos de las preocupaciones normales de los ciudadanos de izquierda o de derecha, que ahora mismo son tremendas, porque tienen que ver con la supervivencia. Por eso la política y los medios cada vez nos interesan menos”.

Ana Iris

«Es innegable que en estos años hemos conquistado libertades y derechos que eran necesarios, pero también es verdad que hemos hipotecado muchas cosas en su nombre»

Feria es una cazuela donde se cuestionan todos los aditivos con el aval de la vida real. Se pone en entredicho, por ejemplo, el progreso, porque, como destaca Simón, “es innegable que en estos años hemos conquistado libertades y derechos que eran necesarios, pero también es verdad que hemos hipotecado muchas cosas en su nombre. Hay aparentes conquistas que, en realidad, eran nuevas imposiciones. No tiene sentido apoyar lo nuevo solo por ser nuevo, porque los resultados están siendo catastróficos”.

Feria es una pancarta profamilia en medio de esta crisis demográfica nacional a la que no acabamos de hincar el diente. Una pancarta sin complejos, como explica la autora: “Mi familia es profundamente atea, pero mi abuela tuvo nueve hijos… ¡Que me digan a mí que tener una familia grande está asociado a lo religioso es no tener ni puñetera idea de lo que significa la familia para las clases populares! Ese estereotipo de que una familia grande es rancia no tiene ningún sentido. Mi experiencia ha sido todo lo contrario”.

También es una oda a la maternidad por parte de una mujer que gesta ahora a su primer hijo y que, desde los 16 años, ha querido ser madre porque no compartía “el sambenito de que ser madre joven es de pija o de pobre. ¿El verdadero progreso era alargar la maternidad hasta los 40 años, cuando estamos al límite físico de nuestra capacidad?”.

“Se nos ha vendido que la realización personal solo a través del trabajo está por encima de la propia familia”

Una sociedad sin barricadas

 

Simón habla de mujeres sin bandos. Y critica que “se nos ha vendido que la realización personal solo a través del trabajo está por encima de la propia familia”. En su opinión, “la incorporación de la mujer al trabajo conlleva consecuencias positivas como la independencia económica, pero otras son inhumanas, como no poder cuidar a nuestros hijos.

El feminismo enarboló la bandera de que el trabajo nos haría libres -recordemos que esa frase estaba en las puertas de los campos de concentración-, y eso quizás les valga a las mujeres de las clases altas, que pueden cogerse una excedencia de dos añitos y reincorporarse sin consecuencias a su puesto, pero a las mujeres de las clases populares casi les ha impedido ser madres”.

Arremete Ana Iris con elegancia y humor contra la igualdad por decreto, porque “el feminismo, ni es un movimiento exclusivo, ni es patrimonio de nadie”. Habla de Dios, del “diosecillo de la ideología al que rendimos culto”, de su abuela supercreyente y su padre comunista, de su vida entre dos mundos, de su propio criterio, del choque, de las conexiones, de entenderse.

«Esta sociedad rinde un culto excesivo a la juventud, a la innovación y se olvida de la sabiduría del anciano, del viejo de la tribu, del patriarca, de pedir consejo y abrazar su manera de ver el mundo”

Homenajea la sabiduría y la herencia de los abuelos como levantando un monumento porque piensa que “tratamos con injusticia a nuestros mayores, creyendo que todo lo anterior es peor. Esta sociedad rinde un culto excesivo a la juventud, a la innovación y se olvida de la sabiduría del anciano, del viejo de la tribu, del patriarca, de pedir consejo y abrazar su manera de ver el mundo”.

Salpimienta con calma la España de las tensiones crónicas y una “polarización peligrosa”. “El cainismo y los bandos se crean artificialmente desde los púlpitos políticos y mediáticos porque da clics, porque da likes y porque da votos”. Pone de realce la España del bar de pueblo frente a la España de diseño estratégico.

«Feria era un libro arriesgado porque discrepa de lo políticamente correcto»

Si ella y su Feria estuvieran en un punto de la noria, en sus antípodas andaría “alguien que dedique sus páginas a lo maravilloso que sería convertir al hombre en una tabula rasa y que vea como un logro el igualitarismo de masas. Cualquier persona que le cante a la bonanza del liberalismo, a que estamos mejor que nunca y a que el futuro es lo único que merece la pena”.

Simón entiende que “Feria era un libro arriesgado, en primer lugar, porque no es una novela, no cuenta ninguna mentira, no tiene un principio y un final, no es nada comercial, y muchas de las cosas que dice discrepan de lo políticamente correcto y eso siempre genera tensión”, pero la apuesta ha sido un éxito editorial de Círculo de Tiza y una corriente de aire fresco en el estado de opinión nacional. Los libreros la recomiendan con las dos manos.

 

El éxito y los abuelos

 

En tu libro hablas de éxito sin ir de coach.

 

Mi abuelo fue al colegio hasta los 7 años y por las tardes, porque por las mañanas estaba ayudando en el campo. Para mí, su éxito es que tenga una familia así de grande. He descubierto lo que era el amor viendo cómo se querían mis abuelos y considero que ese es el verdadero triunfo. Que nadie me venda que el éxito era vivir en Singapur y ser CEO de una tecnológica las 24 horas de cada día, que se supone que es a lo que mi generación teníamos que aspirar. Aquel estereotipo de futuro era mentira y, además, no era fuente de realización personal. El mayor caso de éxito que yo conozco es el de mi abuelo, que no está aparcado en ninguna residencia, vive con mi tía y cada semana recibe visitas de un montón de nietos que le quieren con locura.

 

Fotos: Guillermo García

 

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