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Arturo Fernández, 90 años de galán

Jesús Casañas| 4 de julio de 2019

Muerte de Arturo Fernández

El actor Arturo Fernández falleció el pasado 4 de julio, a los 90 años de edad. Nueve décadas dedicadas al mundo de la interpretación en las que apuntaló su rol de eterno galán para colar la expresión “chatina” en el lenguaje coloquial de nuestro país.

Arturo Fernández Rodríguez nacía en Gijón el 21 de febrero de 1929, en el seno de una familia de marineros. En la década de los cincuenta se traslada de Asturias a Madrid, y aunque sin intención de dedicarse profesionalmente al mundo de la interpretación (trabajando de mecánico o boxeador), comienza a hacer pequeños papeles en películas como El beso de Judas, El torero o La patrulla.

De la mano de Julio Coll consigue sus primeros papeles protagonistas: Distrito Quinto (1957) y Un vaso de whisky (1958). Desde entonces, arranca una amplia trayectoria cinematográfica construyendo su rol de eterno galán, elegante en la vestimenta y triunfador en los amores. Uno de sus mayores éxitos llegaría en 1970 con La tonta del bote, junto a Lina Morgan.

Otros títulos destacados del cine serían Truhanes (Miguel Hermoso, 1983, que tendría su serie homónima diez años después), El día que nací yo (Pedro Olea, 1991), Tiempos mejores (Jorge Grau, 1994) o Desde que amanece apetece (Antonio del Real, 2005), su último trabajo para la gran pantalla.

Sobre las tablas defendería igualmente sus personajes de conquistador a lo largo de toda su vida, en obras como La herencia (1957),​ Un hombre y una mujer (1961), Dulce pájaro de juventud (1962), La tercera palabra (1966), La playa vacía (1970), Homenaje (1980), La chica del asiento de atrás (1983), La segunda oportunidad (1985), Pato a la naranja (1986), Mejor en octubre (1994), Esmoquin (2001), Esmoquin 2 (2003), La montaña rusa (2008) o Los hombres no mienten (2012).

En la década de los noventa, a raíz de la serie Truhanes (1993-1994), comenzaría a aumentar su presencia en la televisión en detrimento del cine. Seguiría La casa de los líos (1996-2000), donde se metería en la piel de Arturo Valdés en hasta 127 capítulos. Su siguiente y último trabajo para la pequeña pantalla sería Como el perro y el gato (2007), donde interpretaba a dos hermanos gemelos.

 

Afirmó que nunca se jubilaría, y así lo hizo. Siguió sobre las tablas representando la obra Alta seducción en una gira por España hasta el pasado mes de abril, cuando tuvo que abandonarla por una dolencia estomacal. Dolencia que no ha podido superar, hasta la madrugada de este jueves, 7 de julio, cuando su mujer Carmen Quesada ha confirmado su defunción al diario La Nueva España.

 

 

Por Jesús Casañas

 

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