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Arturo Valls: «La falta de consciencia es una constante en mi carrera»

Jesús Casañas| 16 de marzo de 2022

Arturo Valls Mollá nació en Valencia en 1975. Fue allí donde realizó sus estudios, haciendo sus primeros pinitos como actor de teatro cuando estaba en el instituto. Compaginaría la carrera de Periodismo con su primer trabajo como reportero en La luna de Valencia, magazine de la televisión local Valencia Te Ve, presentado por Laura Pérez Vehí y donde tuvo como compañera a Carmen Alcayde.

El pasado 12 de febrero subió a recoger el Goya en calidad de productor gracias a Tötem Loba, corto dirigido por Verónica Echegui que consiguió el galardón a mejor cortometraje de ficción. Junto al resto del equipo, declararía: “Voy a ser a breve porque, si no, va a ser más largo el discurso que el corto. Este premio es de categoría. Adéu”. Lo haría además en su ciudad natal, ya que la gala se celebró en el Palau de Les Arts de Valencia. El círculo se cierra, consolidando a Arturo Valls como uno de los grandes de nuestro sector audiovisual. El próximo 25 de marzo estrena en la gran pantalla Camera Café: La película.

 

Tengo entendido que abandonaste la carrera de Periodismo para empezar como reportero en una televisión local de Valencia (Valencia Te Ve), en el magazine La luna de Valencia. ¿Cierto?

Más o menos. Ahí estoy compaginando todavía estudios y magazine. No acabo la carrera de Periodismo porque me voy a Madrid a hacer Caiga Quien Caiga, “la universidad de la vida” [risas].

«En CQC éramos conscientes de que, según en qué sitio, hacíamos poca gracia»

Arturo Valls recibiendo el Goya en la última edición. Fuente: Gtres

En 2002 llegó el cierre. ¿Fue algo esperado u os cogió por sorpresa?

Hombre, estábamos siendo ya muy mosca cojonera. Creo que una mezcla de todo, eran ya cuatro temporadas, y molestaba el programa. Nunca se supo si hubo mano negra o no, el caso es que sí que éramos conscientes de que, según en qué sitio, hacíamos poca gracia. Por suerte luego vino la otra etapa.

 

Ya habías llegado a la televisión para quedarte. Cuando cierra CQC empiezas a presentar tus primeros programas: X cuánto?, Licencia para mirar, UHF, Lo Más… ¿Cómo era ser de repente tú el presentador? ¿Te dio vértigo o te desenvolviste sin problema?

La falta de consciencia es una constante en mi carrera. Siempre he sido muy inconsciente, porque muchos de los compañeros se habían puesto el listón muy alto con CQC. Pretendían que todo lo que viniese después tuviera ese nivel. Yo entendí que la profesión me gustaba mucho y que lo que quería era trabajar, más allá de esperar con exquisitez el formato nuevo. Eso se fue alargando para mucha gente, yo cogí el testigo con las autonómicas en formatos muy divertidos y no se me cayeron los anillos. Esa continuidad yo creo que es la que me hizo estar hoy aquí.

«Si todos supiéramos conectar con el espectador, las series y las películas las producirían los bancos»

Y llegó Camera Café, desde luego que funcionó. 530 episodios en cinco temporadas, ¿esperabais aquel éxito?

Nada, ni más ni menos. Era un formato arriesgadísimo: un solo plano, un montón de actores, mucho texto… Me acuerdo que Luis Varela me decía: “Arturito, mañana nos cancelan la serie”. Él, que venía de Estudio 1 y teatros, y eso de ponernos delante de la cámara a unos oficinistas… Recuerdo gente que decía: “Pero si en este casting son todos feos, no puede ser” [risas]. En eso se empeñó Guridi, en por qué no, quería gente más real, más original y menos conocida. Y funcionó. La gente conectó con esas oficinistas, con ese día a día, se identificaba con esos personajes, con el caradura que hay en mi trabajo, con el contable… Conectó con el espectador, esa cosa que si todos supiéramos las series y las películas las producirían los bancos.

 

Arturo Valls en una escena de Camera Café: La película

 

La serie se alargó hasta 2009, y ahora regresa trece años después con Camera Café: La película. ¿Cuánto tiempo llevaba en tu cabeza?

En mi cabeza no nace, para ser honestos. Hay un productor, Jorge Pezzi, al que se le ocurre comprar los derechos en Francia, y lo primero que hace es llamarme para ver si quiero colaborar con él para levantar este proyecto. A partir de ese momento ya sí que tengo esa película en la cabeza; cuatro o cinco años pueden haber pasado desde esa llamada. Ha sido el proyecto en el que más me he involucrado, como productor es el más personal. Por motivos obvios, es esa serie con la que estuvimos cinco años disfrutando y nos apetecía ver ese cambio a la gran pantalla.

 

¿Cómo fue volver a reunir al grupo de nuevo?

Muy emocionante. Ver todas las canas, las arrugas… “¿Cómo tienes la familia? ¿Cuántos chiquillos tienes?”. Ese momento, como de reencuentro de antiguos alumnos, fantástico. Coincidió con el reencuentro de los actores de Friends. Tenemos menos bótox y menos ceros en la cuenta bancaria también [risas]. Fue muy emotivo, si arrancar cualquier proyecto ya es emocionante y estimulante, imagínate con antiguos compañeros, con una serie que te hizo ser muy feliz, recuperar personajes con los que has disfrutado mucho. Con ese cariño palpable que está en la calle, porque cada vez que publicábamos que volvíamos encontrábamos ese cariño del público que se había quedado con ese buen sabor de boca.

 

 

El primer avance fue el vídeo aquel en pleno confinamiento, que corrió como la pólvora.

Sí, y con el tráiler igual. Con el primer teaser hubo mucha reacción. También te presiona tanta expectativa, pero estamos deseando ya enseñar la película y compartirla con todos los espectadores.

 

Os ha pillado toda la crisis sanitaria de por medio. ¿Ha retrasado el proyecto?

No, no ha habido ningún problema. No recuerdo ya en qué momento, entre olas, rodamos. Con mucha seguridad y protocolos, y por suerte no hemos sufrido ningún retraso grave.

 

Ernesto Sevilla y Arturo Valls, director y protagonista respectivamente de Camera Café: La película

 

No dirige Luis Guridi, sino Ernesto Sevilla. ¿Queríais darle un toque ‘muchachada’?

Más que ‘muchachada’, queríamos aprovechar esa conexión que tiene Ernesto con un público más joven que no haya visto la serie. Entendemos que el lenguaje audiovisual ha cambiado un montón, y que había que apostar por una cosa más moderna y actual, una cámara mucho más dinámica, con un ritmo… Es un salto complicadísimo, del plano fijo a salir al exterior. Creíamos que Ernesto lo iba a hacer muy bien, y así ha sido. Estamos encantados con su propuesta narrativa y visual.

 

César Sarachu (Bernardo) sí que salió en el vídeo del confinamiento, pero en la película su personaje se da por muerto. ¿Por qué?

Por problemas de agenda. Él vive fuera y por circunstancias no pudo rodar, muy a su pesar y al nuestro. De alguna manera está su espíritu en la película, ha sido de los pocos que no ha podido estar.

 

¿Crees que, si el éxito la respalda, habrá más entregas?

 

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Fotos: Warner Bros. Pictures España

 

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