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Así será el futuro de nuestra sociedad

Redaccion| 26 de noviembre de 2018

Aunque la inteligencia artificial (IA) ya está entre nosotros, su desarrollo e implantación pasará por cuatro fases que, debido a la frenética carrera entre Estados Unidos y China por liderar este tipo de tecnología, prácticamente se vivirán al mismo tiempo. La IA tiene sus propias normas. Y todos participaremos de ellas.

A estas alturas de la vida, prácticamente no queda nadie que no haya escuchado en alguna ocasión la combinación de palabras llamada a cambiarlo todo: “inteligencia artificial”. Una vez superado el mito de que la inteligencia es algo reservado a los seres racionales, las máquinas toman el protagonismo de su propio desarrollo, aunque auspiciadas por las cabezas pensantes (humanas, para más señas) que luchan contrarreloj desde dos superpotencias para liderar un sector tan desconocido como estratégico: Estados Unidos y China compiten por llevar la voz cantante en el futuro, no ya de la informática o la tecnología, sino del propio devenir de nuestra sociedad.

Pero el desarrollo de la inteligencia artificial, como el de cualquier avance que se precie, debe pasar necesariamente por una serie de fases (cuatro, para ser más concretos, al menos hasta que su propia evolución permita descubrir alguna más): la tecnología es un ente vivo de desarrollo infinito hasta que se demuestre lo contrario. Lo curioso y asombroso de la IA es que sus fases se solapan hasta el punto de haberse convertido más bien en patas para su propio desarrollo que crecen al unísono en su frenética carrera por descubrirse a sí misma con el objetivo de conquistar el mundo.

Todo nace en internet

Si atendemos a la clasificación de Kai-Fu Lee, uno de los inversores en el campo de la IA más reputados del mundo, la primera fase –u ola, como las llama– sería la “internet IA”. Es la tecnología algorítmica que alimenta los motores de recomendación que utilizamos a diario en internet: sistemas que aprenden a partir de datos de los usuarios que los utilizan, lo que permite entregar a cada persona contenidos personalizados. Google, Netflix o Amazon nos han acostumbrado a ello, mostrándonos desde los resultados de la búsqueda hasta publicidad, pasando por sugerencias de contenidos. Lee cree que en el próximo lustro será China la que lidere esta ola, debido principalmente a que está basando su desarrollo económico en la recopilación de datos, en paralelo al creciente proteccionismo occidental en este capítulo (véase la reciente entrada en vigor del Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) de la Unión Europea.

Inteligencia en los negocios

La segunda ola que identifica Lee es la “business IA” –o inteligencia artificial aplicada a los negocios–. Si atendemos a la idea de que la IA es un sistema informático capaz de trazar patrones a partir de datos, sectores como el bancario o el asegurador llevan décadas jugando esta liga: ningún banco que se precie otorga un préstamo sin haber analizado previamente a su futuro cliente. La diferencia es que, mientras los humanos establecen correlaciones basándose en la lógica del causa y efecto, las máquinas son capaces de procesar millares de variables aparentemente carentes de valor e importancia para una persona, pero que en conjunto permiten crean una panorámica mucho más completa –y compleja–, lo cual permite afinar el tiro.

La sensorización del mundo físico

La tercera ola es la “IA de percepción”. Supone dotar de sentidos a las máquinas, lo que permitirá que se fusionen con el entorno: cualquier aparato que se precie dispondrá de sensores para recopilar todo tipo de datos. Gracias a que estos gadgets dispondrán de conexión a internet, tendrán –y tendremos– delante infinitas posibilidades: puede que no terminemos de ver el sentido a que un microondas se conecte a internet. Hablaremos dentro de unos años, cuando el microondas se chive a nuestro médico sobre lo desequilibrada que es nuestra dieta –y esto afecte al precio que tengamos que pagar a nuestro seguro de salud…–.

¿El fin de los humanos?

Por último, Lee identifica la cuarta ola: la “IA autónoma”. Cuando escuchamos cinematográficos peligros que entraña la inteligencia artificial, he aquí su origen: la capacidad que tendrán las máquinas para actuar de manera proactiva, incluso mejorándose a sí mismas. El culmen será la singularidad, el momento en el que las máquinas superarán en capacidades a los seres humanos. Algunos gurús del mundo digital, como José Luis Cordeiro, de la Singularity University, creen que hacia 2045 los humanos serán superados en inteligencia por las máquinas.

La inteligencia artificial hace tiempo que llegó para quedarse… con todo.

 

>>Podrás leer el reportaje completo en el número de noviembre 2018 de la revista Influencers.

 

Por Miguel Ángel Ossorio Vega

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