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Banco Sabadell entierra su imagen social

Pedro Ruiz| 31 de marzo de 2022

“Aquí represento a los accionistas. Tenemos que mejorar la rentabilidad”. Así de nervioso respondía Josep Oliu, presidente de Banco Sabadell, durante la Junta de Accionistas de la entidad. Y no era para menos. Los distintos sindicatos habían tomado la palabra para afear el trato a los empleados. Unas recriminaciones que iban desde el abultado recorte de la plantilla, del 22%, a las exigencias “inalcanzables y desmoralizantes” que se hacen a los que todavía quedan. Pero la problemática deriva social de la entidad catalana va mucho más allá y amenaza con convertirse en un terrible problema de imagen.

Y no solo es que Banco Sabadell fuera la entidad que más despidos ha ejecutado en proporción a su plantilla desde la pandemia. Eso es solo el principio, quizás el síntoma, de todo lo que está ocurriendo. Un caso especial en el apartado de salidas, por ejemplo, es lo que ha pasado con el personal que tiene una discapacidad igual o similar al 33%. En concreto, a lo largo del 2021 se redujo ese personal en un 28,6%, al pasar de 482 trabajadores a 344, lo que supone el doble de los datos a nivel total, que fue del 14%. El dato implica que casi una de cada diez salidas fue de un trabajador con discapacidad.

La compañía se excusa en que han sido voluntarias. Pero la realidad es que otras 500 personas también pidieron acogerse el ERE y no fueron seleccionadas. Ahora, el grupo cumple muy a duras penas con la legislación de que, al menos, un 2% de la plantilla esté ocupada por personas con una discapacidad. Pero las peculiaridades del apartado salidas no se cierra con ello, todavía hay otro:  que el número de empleados es demasiado pequeño para el volumen de trabajo.

 

DE LOS DESPIDOS MASIVOS A LA NECESIDAD DE VOLUNTARIOS

CC.OO. denunció en la Junta que la plantilla de la entidad ha quedado “infradimensionada”. Una definición (y un problema) que se ha demostrado más que real. Al fin y al cabo, el propio Banco Sabadell ha tenido que reconocer que con los trabajadores actuales no puede cumplir con las exigencias del Gobierno en materia de atención a los más mayores. Pero eso tampoco parece un problema para Oliu. De hecho, el presidente gusta de sacar pecho de la triste alternativa que ha encontrado para ello: ‘contratar’ a 800 voluntarios prejubilados que sirvan de respaldo.

Banco Sabadell donó 15.000 euros a La Palma, pero no eran del banco sino recaudados por sus propios empleados

Y se trata de una alternativa ‘triste’ por varios motivos. Por un lado, porque ha sido ridiculizada en prensa por su falta de sentido. De hecho, un mínimo rastreo por Google deja algunos titulares burlescos acerca de la decisión adoptada. Por otro lado, porque muy pocos de esos voluntarios se está apuntando al plan, según desvelan fuentes sindicales. Por último, que la solución pasará por contratar personal adicional a través de un call center y una ETT, según explican esas mismas fuentes. En definitiva, que tras despedir le tocará volver a contratar, aunque eso sí, mucho más barato.

 

BANCO SABADELL EL MÁS REZAGADO EN IGUALDAD

Pero la espiral social en la que está cayendo el Banco Sabadell no termina ahí. Así, durante la Junta de Accionistas, Oliu anunció el compromiso de aumentar al 33% el porcentaje de mujeres en el consejo de administración antes de que acabe de 2022. Un mensaje que visto así parece hasta bueno, pero que si se mira con lupa es incomprensible. En primer lugar, el aviso se dio porque algunos de los proxys que acudieron al acto celebrado en Alicante habían advertido de la falta de diversidad en el consejo. Incluso amenazando con votar en contra de algunos de los puntos.

De hecho, la entidad filtró la noticia sin tener ni siquiera un nombre. Pero hay más. El compromiso de alcanzar el 33% a finales de 2022, visto con perspectiva, es muy poco ambicioso. Al fin y al cabo, el resto de competidores del sector bancario ya están por encima del 40%, mientras que Banco Sabadell a día de hoy no llega al 30%. Aunque está en línea con lo que tiene acostumbrada la firma al mercado, a sus accionistas y clientes, al fin y al cabo, su compromiso para llegar a ese 40% (que ya tienen todos los bancos) es para 2025.

En conclusión, que en esto de la diversidad del consejo y cumplir con el Código de Buen Gobierno de la CNMV el banco ‘pasa’ bastante. Pero es normal, al fin y al cabo, ya dijo Oliu lo único que importa: “La rentabilidad”. Y la diversidad debe ser que no trae mejor rentabilidad. Tampoco la obra social o la solidaridad, al menos de forma directa, o eso parece entender el presidente y el equipo directivo de Banco Sabadell a tenor de cómo la entidad ha ido reduciendo su parte más ‘social’.

 

LA MENGUANTE OBRA SOCIAL DE BANCO SABADELL

Desde sus orígenes, la entidad del Vallés ha tenido una gran relevancia social, en especial, en su tierra natal. A medida que el banco creció esa obra social crecía con él, pero los últimos años han sido diferentes. Banco Sabadell renegó de sus orígenes cuando trasladó su sede social a Alicante, algo que mucha gente de la zona todavía no ha perdonado. También ha ido reduciendo, incluso en algunos casos eliminando, todo lo que tiene que ver con la solidaridad. Y eso, para muchos, supone un grave riesgo que parece que los directivos no estando calibrando bien.

 

Banco Sabadell
El consejero delegado de Banco Sabadell, César González Bueno

 

Un ejemplo de lo anterior es lo sucedido con la terrible situación por la que pasó la isla de La Palma. La erupción del volcán Cumbre Vieja llevó a un sinfín de empresas, incluidos las propias entidades con o sin oficinas en la zona, a donar dinero para los afectados. Banco Sabadell no solo no donó nada, sino que tuvieron que ser sus trabajadores los que hicieran ese papel con más de 15.000 euros. Quizás, en una nueva muestra de que los empleados están por encima de los valores de la entidad.

Ese hecho podría parecer anecdótico, probablemente lo sea, pero el problema es que se empiezan a acumular. Así, el número de alquileres sociales para familias necesitadas que gestiona el grupo a través de la empresa Sogeviso en 2021 fue casi un 80% más pequeño que en 2019, al pasar de 10.450 a 2.493. El número de contratos sociales también para los más necesitados ha pasado en un par de años de 3.197 (2019) a apenas 534 (2021). También, las ayudas para entidades y proyectos solidarios que otorga Sabadell Asset Management, a través del Comité Ético, se han reducido de 447.000 a 318.000 euros.

 

PARA LO QUE SÍ HAY DINERO: 2 M€ PARA EL GODÓ Y LOS SUELDOS EJECUTIVOS

Al final, la suma de todos esos pequeños detalles dicen mucho de la grandeza de una empresa. También de su futuro. Más si cabe en una sociedad cada vez más preocupada por ‘lo social’. Pero Banco Sabadell, por suerte o por desgracia, piensa en ganar esa relevancia de otras manera. Por ejemplo, patrocinando el conocido históricamente como Trofeo Conde de Godó (ahora Barcelona Open Banc Sabadell). De hecho, la entidad se gastó en 2021 cerca de dos millones de euros en apadrinar dicha competición. En concreto, pagó 1,56 millones en patrocinio y 350.000 euros en lo que llama “activación”.

Quizás para Oliu ese pago sí es vital para esa mejora de la rentabilidad que dice buscar. También el de su sueldo y el de todos sus consejeros y equipo directivo. Aunque cada vez más accionistas, esos que dice representar, muestran un mayor rechazo a que se paguen tantos millones a un equipo que ha devaluado los títulos del banco en casi un 60%, en los últimos cinco años. De hecho, el número de votos en contra ascendió hasta niveles históricos con hasta un 38% en contra.

En definitiva, Banco Sabadell parece haber caído en una espiral muy peligrosa. La entidad se desligó de sus raíces hace años al salir de Cataluña. También ha abandonado a sus clientes. Ahora, parece haber roto la relación con sus empleados rota, tras despedir a uno de cada cinco trabajadores. Además, de las altas exigencias a los que quedan. Por último, parece empeñado en reducir notablemente esa vertiente social que ha mostrado durante sus más de 140 años de historia. Y es que en la vida se puede ganar o perder, pero ciertos valores nunca deberían ser negociables. Probablemente, a 127 banqueros y comerciantes de Sabadell no les gustaría ver en qué se está convirtiendo su obra.

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