No hay mejor forma de llevar enormes cantidades de cosas de un continente a otro que el transporte en barco. Ni siquiera la aparición de la aviación ha cambiado la forma del gran tráfico de mercancías. Pero aunque los barcos estén aquí para quedarse, puede que los marineros que los controlan (no más de una docena en gigantescos navíos de cientos de metros de eslora) estén cerca de convertirse en cosa del pasado. Y dos empresas noruegas puede que sean las culpables, ya que están trabajando en una serie de barcos autónomos que podrían empezar a operar tan pronto como en 2020.
Kongsberg Gruppen está trabajando con YARA para conseguir un navío autónomo que además, no emite gases contaminantes, llamado «Yara Birkeland». Con un precio de 25 millones de dólares, este barco eléctrico estará equipado con GPS, radar, cámaras y sensores que le permitirán navegar en zonas de tráfico marítimo e incluso atracar en puerto de manera autónoma. YARA, empresa química especializada en fertilizante, cree que estos barcos podrán reemplazar a los 40.000 camiones que cada año recorren Noruega entregando el fertilizante que producen.
El primer viaje del Birkeland está programado para 2018, e incluirá tripulación. Si todo va bien, el buque prescindirá de su tripulación a partir de 2019 y pasará a operar por control remoto. De nuevo, si esta fase del plan va según lo previsto, el barco ganará autonomía completa en 2020.
Actualmente la Organización Marítima Internacional no tiene ningún tipo de regulación sobre barcos autónomos, pero es de esperar (y así lo hacen las empresas implicadas) que para el comienzo de la nueva década esto cambie, ya que el interés por los navíos sin tripulación se está extendiendo.
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