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Los inversores señalan a BBVA y Banco Sabadell por su riesgo de impago

Pedro Ruiz| 15 de junio de 2022

BBVA y Banco Sabadell vuelven a compartir destino. Aunque en está ocasión no parece que sea demasiado positivo. Y es que ambas entidades han entrado recientemente en el punto de mira más problemático del mercado: el de los impagos. A través de lo que se conoce como permuta de incumplimiento crediticio o, en la jerga financiera, Credit Default Swaps (CDS). Además, cada uno lo ha hecho por un motivo distinto. La entidad vasca, por el rápido deterioro de su balance a medida que Turquía empeora. La firma con sede en Alicante, por su lento, pero imparable, ascenso.

En cualquier caso, la situación empieza a tornarse compleja, aunque no es todavía crítica, ni mucho menos. En primer lugar, porque pese a los datos actuales es difícil saber realmente cuál de las dos firmas está más señalada. Si se toma la probabilidad de impago, medida en puntos básicos, el que peor sale parado es Banco Sabadell. Así, la permuta de incumplimiento crediticio de la entidad que preside Josep Oliu asciende a 122 puntos básicos. Una cifra que no solo está muy por encima de la de BBVA, con 91 puntos básicos, sino que se ha colado entre las más altas en los bancos europeos.

Aunque el problema real para el banco español es que aquellos que le superan realmente están en problemas. El primero es, por méritos propios, Credit Suisse, con 165 puntos básicos. La firma ha enterrado parte de su prestigio después de tomar decisiones con poco o ningún sentido. Todo empezó con el caso de Archegos, pero ha seguido con despidos por mala praxis de directivos y un profit warning. Los dos siguientes son Unicredit (152) e Intesa (139), castigados por sus lazos con Rusia, en especial el primero, y por los problemas de la deuda italiana.

 

BANCO SABADELL, CERCADO POR LOS BONOS ITALIANOS Y LA ECONOMÍA ESPAÑOLA

La presión sobre la deuda pública italiana está siendo un factor diferencial. De hecho, el propio Banco Central Europeo (BCE) se vio obligado a reunirse con urgencia para el aumento de la rentabilidad exigida a los bonos transalpinos. Hasta el punto de que en algún momento rebasó la trágica barrera del 3%. La cifra parece pequeña, pero en realidad es muy recurrente cada vez que se habla de Italia; la razón es que los inversores creen que por encima de dicho nivel su deuda se vuelve insostenible. La consecuencia de eso es una venta indiscriminada de dichos bonos reduciendo notablemente sus precios.

Y eso supone un problema importante para los bancos que guardan en su balance este tipo de deuda. Entre ellos, obviamente, primero aparecen los italianos, de ahí que sus CDS hayan saltado. Al fin y al cabo, los activos pierden valor (al forzar su precio a la baja con tantas ventas) y eso genera un agujero para las entidades. Aunque no solo tienen ese problemas las firmas transalpinas, sino que otros muchos bancos también tienen deuda italiana, como Banco Sabadell. De hecho, una parte del riesgo que han atisbado los inversores sobre la firma española es por su exposición a Italia.

Banco Sabadell atesora más de 2.135 millones de euros de deuda italiana a coste amortizado, según señala en sus últimas cuentas anuales. Pese a que es una cantidad menor a la que mantenía a finales de 2020, cuando tenía unos 2.700 millones, sigue siendo importante. Al fin y al cabo, representa cerca de un 15% de toda la cartera ALCO que tiene el banco a coste amortizado. Aunque el principal problema para la entidad no son esos bonos, sino los españoles y la amenaza de una recesión en el país en un futuro próximo.

 

BBVA: DE LA RECESIÓN ESPAÑOLA AL DESPROPÓSITO TURCO

Al final, Banco Sabadell y BBVA también han sido castigados porque la economía española empieza a flaquear. El crecimiento en 2022 será importante, pero está ya muy lejos de las previsiones iniciales. Los bonos españoles, que atesoran en cantidad ingentes los bancos, también están perdiendo valor. Por último, la inflación desbocada amenaza a sus costes y provocará que el BCE se tome en serio una subida importante de tipos. De hecho, el Euríbor ya ha superado el 1%. La suma de todo eso será un daño directo a sectores como el inmobiliario y, más general, a la deuda corporativa. Sin duda el gran problema que está por venir.

Pero si se habla de riesgo país es imposible no hablar del despropósito en el que se está convirtiendo Turquía. El país otomano siempre ha destacado por su política monetaria suicida, orquestada por Recep Tayyip Erdogan, proclive a una alta inflación. Una actitud que es gasolina en pleno incremento de los precios en todo el mundo. La conclusión es que el índice de precios ya está por encima del 70% y es probable que en los meses de verano supere las tres cifras. Eso obligará al banco vasco a activar la contabilidad por hiperinflación eliminando una parte importante de su capital.

Hasta el punto de que, muy probablemente, BBVA verá como se ha fundido los más de 9.000 millones recibidos por su filial de Estados Unidos. Con un resultado que se podría decir lamentable. La recompra de acciones no ha frenado la brutal sangría en el valor y la compra del otro 50% de Garanti solo está trayendo problemas. De ahí, que sus CDS se hayan disparado cerca de un 30% en una semana, al pasar de 70 a 91 puntos básicos. Y es que los inversores desconfían ya abiertamente de Carlos Torres y Onur Genç.

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