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BBVA consigue una ‘paga extra’ de Erdogan: la jugada secreta de Genç

Pedro Ruiz| 15 de octubre de 2021

BBVA recibirá una gratificación extra en Turquía durante los próximos meses. Así, la entidad que preside Carlos Torres se beneficiará de la previsible bajada de tipos que ejecute el banco central del país otomano en las próximas semanas. Una consigna exigida por el presidente, y casi líder supremo, Recep Tayyip Erdogan, que había chocado con la oposición del organismo turco. También de analistas y expertos. Pero el despido fulminante de tres miembros del supervisor bancario abre las puertas de par en par a esa más que probable reducción en el tipo de interés.

Resulta curiosa, aunque también algo desoladora, la situación de la banca en la actualidad. Así, el negocio bancario puede verse favorecido y a la vez perjudicado en la misma medida. Y ya no solo a nivel global, sino también local. BBVA es un claro ejemplo de la locura monetaria en la que está el mundo sumido. De hecho, mientras que la medida de bajar los tipos en Turquía le permitirá generar más ingresos, al margen de otros problemas, en Europa esa misma política supone un desplome de la facturación de las mismas entidades.

Para entender ese galimatías se debe comprender primero como funciona un banco y después los tiempos de ajuste de sus productos. Empecemos por el principio. A grandes rasgos, un banco es una empresa que gana dinero gracias al diferencial entre lo que ingresa en forma de intereses, al prestar dinero, y lo que paga por los depósitos. A esa brecha se le conoce como margen de clientes y, a medida que es más grande, la entidad en cuestión será más rentable, por lo que es un punto vital en el negocio bancario.

 

GENÇ HABÍA CENTRADO SU OPERATIVA EN TURQUÍA EN LOS ÚLTIMOS MESES

A más de uno le podría resultar extraño eso de “pagar por los depósitos”. Al fin y al cabo, en España eso se acabó hace mucho tiempo, pero en realidad no es más que una parte del juego. Así, a medida que el Banco Central Europeo ha ido reduciendo los tipos de interés, el coste del dinero y, con ello, las tasas de los créditos o hipotecas que dan las entidades, estas también han ido reduciendo lo que pagan por los ahorros de las personas. Al final, el objetivo es mantener ese diferencial lo más grande posible.

Pero que en España (entiéndase toda la zona euro) sea así, no quiere decir que deba serlo en todo el mundo. Obviamente, en Turquía (el país que nos interesa ahora) la filial de BBVA, que se conoce como Garanti, sí paga por los depósitos de sus clientes. Además, lo hace generosamente. Ahora, una vez que Erdogan decrete, a través del gobernador del Banco Central de Turquía, una caída de los tipos de interés el grupo deberá ajustar su margen de clientes tanto por la parte de los créditos como por la de los pagos por los ahorros.

En este punto llega lo interesante para el banco. Y es que ambos factores no se ajustan de forma simultánea, al menos en Turquía, sino con un decalaje importante. El ajuste, a la baja, en el tipo que paga por los depósitos es mucho más rápido que el que se produce en el de los créditos. De hecho, el consejero delegado de BBVA, Onur Genç, ya explicaba esta particularidad hace un par de meses. “En los depósitos, la duración promedio es de poco más de un mes. En el caso de los préstamos, el tiempo es de un año”, explicó el turco a los analistas.

 

BBVA SE ENFRENTA A UN FUTURO INCIERTO CON GARANTI

En otras palabras, si la decisión de Erdogan de bajar los tipos se toma de manera inminente, como parece, BBVA podría beneficiarse durante los próximos meses de un margen de clientes artificialmente más alto. Así, la entidad que preside Torres se vería agraciada con la medida suicida del presidente de Turquía. Aunque ahí se acaban los beneficios potenciales para el banco, dado que este tipo de interferencias políticas terminan creando más daños que beneficios. De hecho, la lira turca se hundió con la noticia hasta mínimos históricos.

Y es que los problemas para BBVA son muy severos. Por un lado, porque una bajada de tipos en un entorno inflacionario, como el de Turquía, solo agrava el problema. Por otro lado, porque genera una crisis monetaria al descapitalizar en dólares (o euros) al país. Al fin y al cabo, los tipos altos quieren decir que se paga más por las inversiones en moneda extranjera, al caer esa cifra, provoca que entren menos inversiones. Ambos conjugados pueden llevar al país otomano a una crisis importante que empieza por ser monetaria y acaba siendo bancaria. De hecho, se las conoce como crisis gemelas.

Por último, porque la interferencia política perjudicial de Erdogan no parece tener límites y resta credibilidad, el elemento más importante con el que cuentan los bancos centrales, al organismo turco. Es más, la previsible bajada de tipos llegará después de que la pasada noche emitiera un decreto que despedía fulminantemente a dos subgobernadores y un antiguo miembro del comité de política monetaria. Todos ellos se negaban a esa bajada. La espiral político-económica pondrá las cosas más difíciles a BBVA, a pesar de que asegura tener cubiertos casi la totalidad de los beneficios. Aunque eso dependerá del agujero. Por suerte, Genç contaba con un as en la manga.

 

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