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BBVA revela problemas de liquidez en mitad del caos turco

Pedro Ruiz| 30 de diciembre de 2021

BBVA presenta cada vez problemas más serios en Turquía a medida que la economía del país implosiona. La fuerte devaluación de la lira turca es una losa cada vez más pesada sobre sus activos, los que se deterioran con fuerza. Pero es en el desempeño del negocio y la estructura de liquidez donde se está viniendo abajo. Primero, porque los créditos que ofrece respecto de los depósitos están a nivel históricamente bajos. Una señal de que la rentabilidad es más baja de la esperada. Segundo, porque su coeficiente de cobertura de liquidez podría ser insuficiente.

Y lo peor es que la situación no parece que pueda mejorar. Por un lado, el banco que preside Carlos Torres ha decidido lanzar una opa para controlar el 100% de su filial, Garanti. Una decisión que, obviamente, aumenta el riesgo para la entidad. Por otro, porque las autoridades del país, encabezadas por Recep Tayyip Erdogan, no parecen decididas a poner solución a la trágica situación de la economía. De hecho, las ideas suicidas que se están poniendo en marcha podrían acelerar notablemente la retirada de capitales. Un escenario catastrófico para BBVA.

De hecho, tras una serie de decisiones de difícil comprensión. Como han sido la forzar una serie de rebajas en los tipos de interés, pese a la alta inflación que corroe al país. Erdogan llevó a cabo una treta para intentar recuperar la confianza en la lira turca, que se había devaluado en exceso, frente al dólar y el oro. El Gobierno turco decidió que pagaría la diferencia devaluada de aquellos depósitos a tres meses o más de la moneda turca. Una promesa que podría obligar elevar la deuda exterior o a imprimir más dinero para afrontar dicho gasto.

 

BBVA PRESENTA UN FUERTE DESPLOME DEL ESQUEMA DE LIQUIDEZ EN TURQUÍA

Ya antes, el derrumbe de la lira durante años se había traducido en un repudio de la moneda. Al fin y al cabo, los ahorradores no les queda más remedio que huir de la divisa si quieren mantener algo de poder adquisitivo. En 2018, la depreciación de la moneda turca frente al euro fue del 25%, un año después la caída fue del 9% y en 2020 alcanzó el 26,7%. Todo ello implicó que BBVA junto al resto del sistema bancario experimentase una fuerte salida de depósitos: las entidades turcas se enfrentaron a un primer shock de liquidez en sus balances.

 

BBVA

 

“Los depósitos a la vista en moneda extranjera crecieron un 84,6% entre enero y diciembre y mostraron un incremento significativo en el segundo y tercer trimestre. Principalmente por el impacto de la dolarización y la creciente demanda de depósitos en oro”, explicó BBVA al cierre del 2020. En otras palabras, que los clientes preferían cambiar sus liras por dólares, lo cual es normal, pero tiene algunos inconvenientes para el banco. Al fin y al cabo, el sistema bancario es fraccionario y una parte muy importante de las reservas en liras se prestan a varios años.

Aun así, el BBVA se mantuvo optimista (aunque expectante) respecto a la evolución de la economía del país. Pero ese daño ya era observable, en especial, a través de la capacidad de Garanti para afrontar las salidas netas de efectivo. Un problema que se mide a través del llamado Liquidity Coverage Ratio (más conocido simplemente como LCR) el cual había caído del 209% al 183%, entre 2018 y 2020. Aun así, a lo largo del 2021 el ratio no solo se ha hundido todavía más hasta el 169%, según los datos del tercer trimestre, sino que podría estar mucho más abajo al acabar el año.

 

PROBLEMAS PARA GARANTI POR DOS VÍAS

Pese a que no se oye hablar mucho del LCR, frente al ROE (ahora ROTE) o el CET 1, se trata de un indicador vital. Especialmente, en aquellas economías subdesarrolladas con alta inflación y fuertes salidas de divisas del círculo bancario de cada país. En concreto, dicha ratio garantiza que el banco disponga de un fondo adecuado de activos de alta calidad y libres de cargas, que puedan convertirse fácil e inmediatamente en efectivo. Así, se puede afrontar sin problemas las exigencias de retirada de dinero de los clientes.

El porcentaje adecuado suele estar cerca del 100%, lo que significa que el banco cuenta con los recursos suficientes para una situación de estrés durante los siguientes 30 días naturales. Y esas salidas netas de efectivo se entienden por “la resta entre las potenciales salidas de efectivo totales y las entradas de efectivo previstas (hasta un máximo del 75% de las salidas totales previstas)”, explica el propio BBVA. Entonces, con el 169% parecería que no existe un problema relevante, aunque la realidad es que sí, al menos, empieza a ser relevante para seguirlo de cerca.

 

 

En primer lugar, por la abultada caída en los últimos años. la ratio se ha deteriorado en 40 puntos básicos desde el 2018. La razón es la depreciación acumulado de casi un 60% de la lira. Esa caída del valor de la moneda ha llevado a los clientes a retirar sus libras del banco o a exigir cambiarlo a dólares. También ha deteriorado el valor de los activos subyacentes del banco. Pero el problema viene no solo en que en el cuarto trimestre la devaluación de la moneda turca ha sido muy fuerte, sino también que en el 2022 podría ser peor.

 

UN DIFÍCIL 2022 PARA BBVA EN EL PAÍS OTOMANO

Aquí entra las nefastas decisiones de Erdogan. Así, a pesar de que la inflación superó el 21% en noviembre, su presidente presionó al banco central para reducir las tasas en cinco puntos porcentuales, hasta el 14%. Una postura que va contra la lógica económica y que solo ha empeorado la situación. La respuesta fue que el cambio de liras a euros se ha multiplicado, lo que ha alimentado la crisis monetaria: la lira ha pasado de cambiarse por ocho dólares en agosto a 18 a finales de diciembre.

Ante la cercanía de un colapso, Erdogan decidió intervenir. Aunque, de nuevo, de una manera poco eficaz. El 20 de diciembre el dirigente turco anunció un plan, de nuevo, peculiar. Así, si los turcos inmovilizan su dinero en depósitos en liras durante al menos tres meses, la tesorería los compensará (en liras) por las pérdidas derivadas por la caída del valor. Tras el anunció, la lira pareció recuperar el tipo y subió con fuerza, lo que valió para que se vendiese como un éxito. No sería por mucho tiempo que la divisa turca volviera a retroceder.

Aunque el mayor problema está detrás de esa subida. En principio, se quiso hacer ver que fue cosa de los ahorradores, pero cada vez parece más evidente de que no. Recientemente, The Economist señalaba que “las autoridades dicen que los turcos han invertido alrededor de 3.000 millones en depósitos en liras con protección monetaria desde el anuncio. Pero eso es muy poco para explicar el rally. El factor principal fue la intervención de los bancos centrales y estatales de Turquía, que compraron liras por valor de 7.000 millones de dólares durante dos días”. En otras palabras: fue simplemente un truco.

Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía
Recep Tayyip Erdogan, presidente de Turquía

 

Además, su certero análisis prosigue advirtiendo de que “ese ritmo de compra es insostenible. Cuando se detenga, el plan tendrá que valerse por sí solo. Los turcos pueden decidir aceptar la estratagema de Erdogan. Lo más probable es que no lo hagan”. Y eso será un problema no solo porque la lira seguirá su escala a la baja, sino porque Erdogan deberá cumplir para evitar un colapso. Aunque ese cumplimiento puede ser todavía peor. Las opciones de hacer recortes en algunas partes de la economía podrían no satisfacer a Erdogan y optar por la impresión de más liras. “Si es así, un plan para compensar a las personas por la devaluación de la moneda terminaría degradándola aún más”, señalan desde The Economist.

El ciclo, además, podría retroalimentarse rápidamente. Así, el 2022 puede ser muy difícil para la filial turca de BBVA, tras ver como el LCR ha empezado a dar la voz de alarma. Aunque no es nada nuevo. Las crisis monetarias y las crisis bancarias son las caras de una misma moneda, de hecho, se las conoce como crisis gemelas. Normalmente, suele darse en primer lugar la cambiaria (o de divisas) producida por una alta inflación y una fuerte salida de capitales. Eso deja a los bancos sin reservas, con unos activos muy devaluados, y empiezan a caer arrastrando unos a otros.

 

LA RATIO LTD TAMBIÉN DA LA SEÑAL DE ALERTA

Lo peor de todo es que nunca se sabe cuando realmente empiezan, pero una vez arranca es casi imposible de detener. Turquía puede ser el caso. De momento, BBVA parece estar afectado por este problema restringiendo el crédito. Eso se aprecia a través de la ratio LTD, Loan to Deposits, que se ha situado sistemáticamente por debajo del 100%. En pocas palabras se trata del resultado de dividir el total de préstamos concedidos por el total de depósitos. Cuando el porcentaje se sitúa por debajo de ese 100% significa que el banco tiene la posibilidad de conceder más préstamos, pero no lo hace y su rentabilidad no es la adecuada.

En concreto, el LTD de Garanti ha pasado del 101% en 2018 al 92,5% registrado en el tercer trimestre del 2021. Las cifras señalan que el banco no está prestando lo suficiente, aunque si se escarba más se ocurre principalmente con el crédito en moneda extranjera. De hecho, las exigencias de cambio a dólares frena las intenciones del banco que, además, ha reducido considerablemente su deuda en la moneda estadounidense. Así, la financiación mayorista también ha caído en picado al pasar de 12.400 millones a poco más de 7.000 millones entre 2018 y 2021.

En definitiva, BBVA podría enfrentarse próximamente a problemas de liquidez Turquía. El aumento de buffer de liquidez en 1.000 millones entre 2018 y 2021 no parece suficiente. Aun menos cuando el país se dirige irremediablemente a una crisis cambiaria que acabará en una bancaria. Más si cabe, cuando el que está al mando, y parece omnipotente allí, parece no importarle destruir la economía a base de intervencionismo. Y en mitad de todo este desconcierto Torres se ha abalanzado sobre el 50% que no poseía de su filial en el país. Una apuesta a lo grande que ya está haciendo sudar a más de uno.

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