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Bieito Rubido: «El periodismo debería ser una formación de élite»

Miguel Angel Gomez| 23 de enero de 2024

El mismo año en el que el mítico SEAT 600 —el vehículo que cambiaría la historia de España— se ponía por primera vez a la venta en nuestro país (1957), nacía Bieito Rubido en la localidad coruñesa de Cedeira alguien con una extraordinaria destreza para narrar lo que acontece.

Rubido tuvo, desde muy temprana edad, esa vocación periodística que le ha empujado a convertirse en uno de los periodistas más influyentes de las últimas décadas, y no se planteó —al menos inicialmente— dedicarse a ningún otro oficio.

“Ya después, trabajando como periodista, pensé que me hubiera gustado ser profesor de Historia, por todo lo que me gusta, pero la verdad es que siempre quise ser periodista”, recuerda Rubido.

Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense de Madrid, se inició periodísticamente en el diario Informaciones (Madrid) cuando agonizaban los convulsos años 70. Ya en 1983 cambiaría de registro pasando del medio escrito al radiofónico (Antena 3 Radio), donde llegó a dirigir la emisora a nivel regional. Siete años después debutaba en un medio audiovisual presentando Fronte a fronte en TVG. Una vez que las televisiones privadas se habían asentado en nuestro país, a mediados de los años 90, fue nombrado director de Antena 3 Televisión en Galicia y dirigió el primer informativo regional de la cadena.

El cambio de siglo le trajo a Rubido uno de los mayores retos de su carrera: la dirección de La Voz de Galicia (2000-2006), medio en el que llevaba trabajando desde 1982. Pero fue durante estos seis años cuando forjó su identidad como director capeando tres grandes crisis: la del 11-S (año 2001), la del Prestige (2002) y la del 11-M (2004). Tres graves acontecimientos que demostraron que, desde una ciudad como La Coruña, se podía hacer un periodismo de alto nivel. “Mi obsesión era hacer un periódico ‘total’: que el lector encontrase la información local y regional, pero también unas buenas secciones de Internacional, Economía, Nacional, etc. Hubo dos grandes crisis que trabajamos muy bien, aunque una fuera en Nueva York (11-S) y otra en Madrid (11-M); pero luego hubo otra en la que fuimos el medio de referencia en todos los órdenes: la crisis del Prestige. Llevábamos veinte páginas diarias con unas fotografías e infografías magníficas que nos permitieron liderar la información de toda esta crisis bajo mi dirección”, recuerda.

Llama la atención que conceda mayor relevancia a su cobertura del desastre del Prestige cuando La Voz de Galicia fue el primer medio que atribuyó la autoría del 11-M al yihadismo, mientras el resto apuntaba a la banda terrorista ETA. “Aquello fue por la llamada de un político y porque creí en lo que dijo después de reflexionarlo y de compartirlo con otros compañeros. Y fue a partir de las siete de la tarde, hasta entonces habíamos estado trabajando solo en clave ETA. A partir de esa hora rehicimos todo y David Beriain (tristemente asesinado después en África) realizó una magnífica página, muy bien documentada, en la que concluía que era demasiado complejo para ETA”.

Si hay otra fecha grabada en la biografía de Rubido es la del 14 de septiembre de 2010, cuando fue nombrado director del periódico ABC. El diario conservador le concedía entonces la oportunidad de entrar en el olimpo reservado a los directores de los grandes periódicos nacionales.

Durante estos años y los que estuvo dirigiendo ‘La Voz’, ha tenido la oportunidad de entrevistar a varios presidentes de gobierno españoles, pero también argentinos, chilenos, brasileños, venezolanos… Una experiencia que le convierte en voz autorizada a la que conviene escuchar ante la situación política que vivimos actualmente en nuestro país: “Nuestra democracia se encuentra en peligro, porque cuando arrasas con la división de poderes, arrasas con la democracia. La democracia se caracteriza porque la gente vota, porque un hombre es un voto, porque es el gobierno de las mayorías, pero también se caracteriza por ser el cumplimiento de la ley, porque hay contrapesos y porque los votos sirven, no solo para colocar a la gente en el gobierno, sino también para echar a quienes están gobernando. Y lo que se está haciendo por parte de los que están ahora gobernando es que todos los contrapesos dejen de funcionar”.

En una situación inédita, como la actual, hay quien espera que el rey intervenga, pero Bieito lo descarta: “En situaciones políticas tan complicadas como la que vive España, el rey está muy limitado. Así se quiso desde el principio. Así lo quiso el propio rey Juan Carlos cuando se iba a articular la constitución del año 1978 (‘el rey reina, pero no gobierna’), y tiene un papel de moderador con escasa capacidad… ni siquiera puede convocar elecciones. A veces se le pide al rey justamente lo contrario de lo que se le pidió que no hiciera, cuando se quiso que se mantuviera al margen de la política”.

Rubido abandonó la dirección de ABC diez años después de su nombramiento, justo el mismo día de septiembre. “Cuando negociamos mi salida, negocié salir el mismo día que había entrado. Fue por cierta admiración que siento hacia Luis Infante, que fue director de Marca e hizo exactamente eso: despedirse el mismo día, pero diez años después de haber sido nombrado”. Una salida que se produjo debido a las diferencias cada vez más profundas que se generaron entre el área de gestión y el propio Rubido. “Yo era contrario al muro de pago o a relevar a grandes columnistas por su edad, entre otras cosas, así que fuimos negociando amistosamente mi salida hasta el punto de que pude decidir yo mismo el que sería mi último día”.

Como otros compañeros de profesión, ha ejercido como docente en las facultades de Periodismo con el afán de compartir su experiencia y conocimientos con los (muchos) estudiantes que soñaban con ser periodistas o incluso (estos ya son menos) dirigir algún día un medio de comunicación. Una inquietud (la de la docencia) que considera clave: “La educación es lo más trascendente en un ser humano. Para el futuro, es fundamental: si trabajas la educación de una sociedad, harás una gran sociedad. Pero, si es mala, tendrás una sociedad deteriorada tanto en conocimientos como en valores, ya que muchos valores se adquieren porque previamente se han adquirido conocimientos. España requiere repensar globalmente todo el sistema educativo; lo que pasa es que sería necesario un consenso entre los dos principales partidos, y la izquierda está más instalada en el adoctrinamiento que en el conocimiento”, asevera Rubido.

«HABRÍA QUE CERRAR LAS FACULTADES Y CREAR TRES O CUATRO CENTROS DE ÉLITE A LOS QUE SE TENDRÍA QUE LLEGAR ESTANDO PREVIAMENTE TITULADO EN OTRA CARRERA»

Fueron siete los años que Rubido estuvo ejerciendo la docencia en las universidades Rey Juan Carlos y San Pablo CEU de Madrid, dedicación que tuvo que suspender en el momento en el que acometió esta nueva aventura que es dirigir El Debate. Tiempo suficiente para poner el termómetro a la formación que se está impartiendo en España y poder realizar su propio diagnóstico: “Creo que el periodismo debería ser una formación de élite y, para eso, debería haber muy pocos centros que formaran periodistas. Pero hemos hecho exactamente lo contrario: hay cincuenta facultades en España, que, con una media de cien graduados por centro al año, lanzan cinco mil jóvenes profesionales todos los años a un mercado que es imposible que los absorba. Habría que cerrar las facultades y crear tres o cuatro centros de élite a los que se tendría que llegar estando previamente titulado en otra carrera. Para ser periodista, primero habría que estudiar Historia, Literatura, Ciencias Políticas, Economía… o incluso Medicina, y después dedicarte al periodismo. Yo haría un posgrado de dos años en un centro muy elitista en el que fuera muy difícil entrar”, señala Rubido.

¿Mucho de lo que nos está pasando se debe a la educación?

Sin ningún género de dudas. Tenemos la peor clase política de la historia, a derecha e izquierda, y como consecuencia de eso se hace una mala política.

Que debería ser también de élite…

Más que de élite. Si el periodismo debería ser de élite, la clase política deberían formarla los mejores. De ahí viene el concepto griego de ‘aristocracia’, que no se refiere a los aristócratas que tienen títulos nobiliarios, sino a los mejores; y estos no necesariamente tenían que venir de una familia noble, sino con una gran formación y educación.

¿Pero qué incentivo pueden tener los mejores para dedicarse a la política cuando si lo hacen a cualquier otra actividad logran unas condiciones mucho mejores en cuanto a ingresos, privacidad, vida familiar…?

España necesita una segunda regeneración como la que propuso Costa hace más de cien años. Una regeneración moral en la que tendría que ponerse en valor al político, pagarle bien y respetarle. La demagogia que se hace en España en la que el político cobra por debajo de muchos otros profesionales es un error: no tiene sentido que quien toma decisiones trascendentales en la vida de un país cobre 3.000 euros. A los mejores no les va a compensar dedicarse a la política si no se les paga bien.

¿Cuál ha sido el pecado capital del periodismo para que haya perdido su credibilidad en los últimos años?

El problema más importante que tiene es su falta de independencia económica. Y, después, el gran error que se cometió en distintos gobiernos fue no darse cuenta de que la comunicación es estratégica en un país. España es el único país en el que gran parte de sus medios de comunicación son propiedad de empresas privadas. Que un canal de televisión propiedad de alguien tan significado políticamente como Berlusconi haga unos planteamientos en España contrarios a los que hace en Italia demuestra que lo único que le preocupa se reduce a lo siguiente: Telecinco se ha llevado en diez años a Italia 3.200 millones de euros de beneficios; una media de 320 millones de euros por año. Yo defiendo el mercado libre, pero la comunicación es un sector estratégico y hay dos problemas: la debilidad de las economías de las empresas de comunicación y las propiedades que no están comprometidas con el país.

¿Cómo surge el proyecto de El Debate, por cierto, diario fundado en 1910?

El Debate tiene una historia muy curiosa. Fue cerrado durante la Guerra Civil por el Gobierno de la República, y después el Gobierno de Franco no le deja abrir por razones que serían muy largas de explicar aquí. 111 años después de haberse fundado vuelve a abrirse y es una iniciativa de los mismos propietarios que fundaron El Debate. No de las mismas personas, porque obviamente murieron, pero sí de sus herederos. En concreto, Alfonso Bullón de Mendoza, que es el presidente de la ACDP (Asociación Católica de Propagandistas), es el que toma la iniciativa, y, cuando se publica que me iba de ABC, me llama y me explica el proyecto que tenía desde hace tiempo; y que estaba buscando a la persona adecuada y creía que era yo.

¿Qué objetivos se marcaron en su inicio?

Estar entre los diez primeros. El Debate nace con la vocación de ser un agente influyente en la vida de España. Para eso, entendemos que tenemos que estar por encima del millón de lectores diarios. Llevamos dos años y, prácticamente, alcanzamos ya ese objetivo: estamos en el puesto doce de los generalistas y tenemos un millón de lectores diarios de media.

¿Qué virtudes cree que tiene este proyecto?

Muchas: tiene una legitimidad de origen (existió el proyecto como tal); tiene un propietario que es una fundación, lo cual le da una fortaleza económica; tiene una organización muy flexible, adaptada a los tiempos modernos (es más fácil que nosotros ganemos dinero a que lo hagan los diarios más asentados debido a la superestructura que tienen); y, finalmente, tiene el atractivo de estar muy posicionado: somos un periódico de centroderecha, sin complejos.

¿Cuál es la principal diferencia que encuentra entre dirigir un diario digital y uno en papel?

Hay muy poca diferencia. Quizá la única es que te tienes que adaptar a los aspectos mecánicos o metodológicos de un soporte digital. El digital te permite subir inmediatamente algunas noticias que podrían esperar al día siguiente, pero la toma de decisiones sobre lo que es interesante y lo que no lo es, sobre los temas que se abordan y los que no, es exactamente igual.

Comentaba antes que estaba en contra de los muros de pago. ¿Por qué?

Fotos (c) Quílez

Si quiere leer la entrevista completa, y saber lo que opina Bieito Rubido sobre los muros de pago, el ‘caso Negreira’, la situación en la que se encuentra el periodismo, el denominado ‘lenguaje inclusivo’ o la entrevista que más satisfacción le produjo haber realizado, pida el número de enero-febrero 2024 de la revista Influencers en su quiosco.

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