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Los riesgos de invertir en criptomonedas: podría ser Binance la mayor estafa de la historia

Ángel Sánchez| 13 de julio de 2021

 

Para un inversor, además convencido, solo hay una cosa peor que ver cómo su inversión se hunde: no poder hacer nada. Así se sintieron miles (quizás decenas de miles) de inversores de todo el mundo que habían apostado por el bitcoin a través de Binance el pasado 19 de mayo. ¿El problema? Que la plataforma se congeló durante más de una hora, mientras el mercado de las criptomonedas se venía abajo. Una debacle que arrastró las ganancias y los ahorros de muchos inversores, depositados en forma de garantías para aquellas apuestas apalancadas.

La película de terror (y desesperanza) vivida por todos ellos ya tiene una segunda parte: no hay manera de recuperar el dinero. La razón es que Binance ni está regulada ni tiene una sede fija, lo que dificulta a quién remitir las decenas de demandas que se han redactado desde entonces. Así, un colectivo de afectados en Italia ha llegado a enviar la misiva a once direcciones diferentes de la plataforma, solo en Europa, sin suerte, según explicaba recientemente The Wall Street Journal.

Obviamente, no son los únicos. Otros colectivos también afectados han probado suerte en Japón o las Islas Caimán con un resultado todavía más desconcertante, y es que las propias autoridades han señalado que Binance no tiene licencias para operar en esas jurisdicciones. Incluso el propio Reino Unido ha tomado parte en la disputa alegando que la plataforma no puede realizar operaciones relacionadas con actividades financieras reguladas, lo que ha llevado a que una parte importante de los bancos británicos aconsejen a sus clientes no depositar más dinero en la plataforma e, incluso, recuperar el que tengan.

 

La mayor plataforma de intercambio de criptomonedas

El problema que está generando toda esta situación tiene una gran importancia. Además, por varios motivos. La primera es por el tamaño que tiene la plataforma. Así, Binance es el gigante mundial del intercambio de criptomonedas. Para hacerse una idea de su ingente volumen, su capacidad de intercambio diario es superior a los 13.900 millones de dólares (unos 11.730 millones de euros), lo que supone bastante más que el resto de firmas juntas. De hecho, si se suman a las principales que les siguen como son OKEx, Huobi, Coinbase y Kraken apenas suman algo más de 9.000 millones de dólares.

La segunda razón que intriga, cada vez más, a autoridades e inversores cualificados es la nula intención de Binance de jugar limpio. Como se ha visto, el problema de no tener una sede clara es que las reclamaciones de los clientes no llegan, algo que no parece ser un problema para la compañía. De hecho, en una carta abierta publicada el 7 de julio, el fundador de la plataforma, Changpeng Zhao, descartó la idea de tener una sede, ya que, según él, se trata de un concepto anticuado.

Por su parte, Zhao si dijo que la firma estaba comprometida a cumplir con las leyes locales apropiadas para el intercambio de criptomonedas, pero sin sede y con una estructura fantasma es casi imposible saber a qué regulación se acoge. De hecho, los desmentidos como los de las autoridades británicas, japonesas o las de las Islas Caimán reabren la caja de los truenos: todo no podría ser más que una estafa de un tamaño colosal. Al fin y al cabo, el caso de los casos, el de Madoff, apenas supondría cinco días. Se estiman unas deudas cercanas a los 60.000 millones de dólares de negociación en Binance.

 

Binance rehúye EE.UU. mientras las autoridades le acusan de delitos muy serios

Pero lo anterior es solo la punta del iceberg. Binance está metido en otros problemas mucho más importantes que, además, prefiere ignorar. Se trata de su relación con las autoridades estadounidenses. Así, el Departamento de Justicia y el Servicio de Impuestos Internos de EE.UU. tiene abierta una investigación por blanqueo de dinero y evasión de impuestos. Unas acusaciones graves que podrían permitir a ciertos grupos policiales del país acceder a datos claves de la firma y sus clientes.

Una situación crítica que podría llevar a muchos de sus participantes a cerrar sus cuentas por miedo a ser descubiertos. De hecho, Binance siempre ha parecido dar cobijo a este tipo de actuaciones al rehuir la transparencia en su operativa. La burda excusa de la sede es la última, pero lo cierto es que la compañía siempre ha rehusado exponerse ante los reguladores del mercado mientras sus competidores daban pasos seguros hacia ellos.

Hace años, una plataforma llamada Gemini, fundada por los gemelos Cameron y Tyler Winklevoss, llenaba el metro de Nueva York aclarando que eran “un lugar regulado para comprar, vender y almacenar cripto». Ahora, la matriz del grupo (Gemini Trust) ayudó a crear la Virtual Commodity Association, que se ocupa de erradicar el fraude y la manipulación. Coinbase aceptó abrir sus cuentas y la transparencia exigida para poder cotizar en bolsa. Por su parte, Kraken obtuvo una licencia bancaria en Wyoming y también se prepara para cotizar en bolsa.

En definitiva, a medida que las propias criptomonedas y las plataformas de intercambio viajan de la mano hacía una mayor transparencia, el gigante del sector sigue con sus juegos de ocultismo. Pero se llame Binance o se llame Madoff, la dolorosa verdad siempre acaba saliendo a la luz, por ello es mejor estar lejos.

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