La trampa mortal del body shaming: qué es y cómo hacerle frente

Las redes sociales ya han pasado a formar parte de nuestra vida. Muchos de nosotros no podríamos estar un solo día sin el teléfono móvil revisando notificaciones, contestando mensajes o viendo el contenido que nos ofrecen las diferentes plataformas. Lo que no aparece en internet prácticamente no existe en la sociedad actual. Esta forma de pensar ha permitido que podamos interconectarnos con personas que se encuentran en otros países, fomentando prácticas como las videollamadas entre seres queridos, home office o reuniones a larga distancia. Sin embargo, también trae consigo severas consecuencias, como el auge de actividades destructivas como el body shaming.
A través de los dispositivos móviles, podemos ser testigos reales de eventos como las alfombras rojas o retazos de vida que determinados usuarios deciden mostrar. La extrema delgadez, los rostros perfectos, los viajes constantes, la piel tersa y joven y las sonrisas perfectas tienen a acaparar toda la atención. Silenciosamente, generan un concepto de belleza no declarado que cada usuario puede tomar de forma diferente.
Algunos se comparan, tienen miedo de no alcanzar nunca eso que otra persona e incluso se resienten por no tener esa vida o cuerpo perfecto que aparece en la red y que no siempre se corresponde con la realidad. Ahí comienza una lucha interna que, en algunos casos, llega al body shaming, una práctica destructiva en la que los usuarios se burlan de otros por su apariencia física. Por no alcanzar ese canon no escrito de belleza y que aparentemente no se cumple.
Body shaming, una práctica destructiva en la que los usuarios se burlan de otros por su apariencia física
¿Qué es el body shaming?

El body shaming tiene lugar cuando se produce un acto de crítica, burla o juicio contra el aspecto físico de una persona. En la actualidad, es habitual verlo materializado en comentarios de redes sociales (a veces dentro del anonimato) o incluso en reuniones sociales. No siempre se presenta como un ataque directo hacia quien lo recibe, ya que puede llegar con apariencia de inocencia o buena intención con expresiones como “te lo digo por tu bien”.
Sin embargo, los comentarios negativos sobre cuerpos ajenos pueden herir de manera profunda y marcar la sensibilidad de la persona que los recibe, desembocando más adelante en problemas de salud mental y física. Llegue de la forma en que llegue, el body shaming es, literalmente, una humillación corporal. Ejemplos de esta práctica son “eres una persona demasiado flaca”, “estás gordo/a” o “tienes una cara preciosa, imagina lo que podrías ser si trabajaras también tu figura”. Un artículo publicado en la Revista Internacional de Prevención del Acoso advierte que este tipo de comentarios son una forma de agresión social, aun cuando la persona que los dice no tenga la intención consciente de dañar al otro.
Las críticas de esta índole engloban comentarios despectivos sobre el peso, el rostro, el tamaño o forma corporal o cualquier otro factor físico del individuo. Históricamente, el body shaming ha acompañado a la sociedad en diferentes momentos, dados los diversos estándares de belleza que han ido dictándose con el paso del tiempo, fomentados por aspectos culturales, económicos y mediáticos.
Engloba comentarios despectivos sobre el peso, el rostro, el tamaño o forma corporal o cualquier otro factor físico
Consecuencias del body shaming
El impacto emocional sobre las personas que reciben comentarios de humillación corporal es profundo y devastador. Puede derivar en cuadros complejos que afecten de lleno a su bienestar físico y mental: problemas de autoestima, ansiedad, depresión, aislamiento, infravaloración y trastornos de conducta alimentaria son algunos de ellos. Una investigación publicada en la revista Eating Behaviors advierte que el sentimiento de vergüenza sobre el cuerpo propio es uno de los detonantes de riesgo en problemas alimentarios severos, como anorexia o bulimia.
Psicología Online consigna que hay “diferencias significativas” entre los comentarios negativos que se profieren hacia mujeres, hombres y personas trans o no binarias. En el caso de las mujeres, el objeto de críticas suele ser su peso, la forma de su cuerpo o los signos naturales de su envejecimiento, como arrugas o canas.
Por su parte, los hombres suelen recibir palabras hirientes relacionadas con su musculatura, altura o la ausencia de cabello. Las personas no binarias o transgénero afrontan una frustrante presión adicional por “no encajar” con los estándares binarios de género. Así las cosas, se denota que el body shaming va más allá de una cuestión estética. Implica también una “herramienta” de opresión social.
En plena era de la digitalización, este fenómeno se ha disparado, ya que las redes son un terreno fértil para la propagación de comentarios hirientes. El anonimato que a veces proporcionan las diferentes plataformas sociales fomenta la libre expresión de comentarios malintencionados, sin que el emisor deba enfrentarse a las consecuencias de sus acciones. Sin embargo, el mundo digital también puede utilizarse para causar el efecto contrario, recurriendo al movimiento body positive, que utiliza las redes sociales para promover la aceptación y la diversidad corporal.
El body shaming implica también una “herramienta” de opresión social
Cómo combatir el body shaming

Acabar con el body shaming es acabar con siglos de rechazo a lo distinto y lo establecido, lo que requiere de cambios sociales significativos. Esto llevará tiempo, trabajo y esfuerzo conjunto. Sin embargo, existen pequeñas acciones que pueden implementarse día a día para combatir este fenómeno de forma interna. Es decir, que los comentarios corporales no afecten tan profundamente.
- Acéptate como eres y trabaja tu autoestima. La diversidad de cuerpos es algo que ha existido desde tiempos inmemoriales. Reconciliarse con esta idea contribuye a una mayor autoestima y noción positiva de uno mismo. En algunos casos, será necesario buscar ayuda profesional para afianzar esta idea.
- Denuncia el acoso. Exponer incomodidad ante ciertos comentarios puede hacer que quienes los dicen entiendan que no es correcto. A través de las redes sociales, es posible cortar con este tipo de usuarios reportando sus comentarios o bloqueando sus cuentas.
- Utiliza un lenguaje inclusivo y educa con el ejemplo. El uso de palabras y comportamientos que respeten a los demás dan ejemplo y permiten que concibamos nuestro cuerpo de una forma más positiva.
En definitiva, el body shaming se trata de un fenómeno social que perjudica a millones de personas en todo el mundo, erosionando su autoestima y perpetuando una cultura de crítica y rechazo hacia la diversidad corporal. Cada pequeña acción puede marcar la diferencia en un mundo interconectado en el que las redes sociales afectan a nuestra salud mental.