Carlos Sainz: una victoria que esconde muchas historias
Carlos Sainz logró su primera victoria como piloto de Fórmula 1. Una proeza al alcance de muy pocos, solo el 15% de los pilotos de toda la historia han conseguido una, pero que ha resultado agridulce. O quizás no tan redonda como uno aspira a dejar su impronta en la historia. Tampoco es que eso importe mucho y es que la verdadera leyenda del español acaba de empezar. Eso es lo realmente importante.
“Una victoria que divide”, titulaba a toda página la Gazzetta. El diario deportivo italiano, una referencia para conocer los entresijos de Ferrari, metía el dedo en la llaga, tras una carrera extraña. Un Gran Premio, el de Gran Bretaña, que acabó con una victoria amarga de Sainz, tras el descalabro de la escudería y los fallos de su compañero, Charles Leclerc. “Psicológicamente, es una de las carreras más difíciles. Muchas cosas por la radio, muchas cosas que gestionar, una lucha constante”, reconocería el propio piloto español.
Pero más allá de las típicas historias dentro de una carrera, lo más importante no es solo subirse a lo más alto del cajón, sino seguir llamando a la puerta hasta que se abra. Sainz ha logrado lo más importante. Se huele que la receta del éxito tiene muchos compuestos, pero algunos son muy complejos: la constancia y el trabajo duro son una base incuestionable para estar ahí. Se le puede añadir la ambición o coraje. Aunque nunca son suficientes. También se necesita eso que unos llaman suerte y otros estar en el momento y en el lugar adecuados.
De hecho, el más grande todos los tiempos, Michael Schumacher, logró su primera victoria en Fórmula 1 también con algo de suerte. La lluvia, un cambio de neumáticos en el momento adecuado, una mala estrategia del dominador del momento, Ayrton Senna, y una pugna con su compañero en aquel momento en Benetton, Riccardo Patrese.
CARLOS SAINZ, EL MOMENTO HA LLEGADO
Incluso, el que más tarde se conocería como el Kaiser se salió de la pista en aquel gran premio. Un hecho desafortunado que le permitió cambiar de neumáticos, una circunstancia que a la postre fue decisiva para su victoria. En adelante, Schumacher siguió ganando compitiendo, sin ser un gran dominador, hasta que finalmente logró tirar la puerta abajo de tanto golpearla. Ahora, Sainz ya puede ponerse a ello.
Al final, una victoria es crucial en el escaparate de la Fórmula 1 porque da visibilidad. La competición automovilística es un escaparate constante. Los estirados recorridos y el juego de curvas convierte las carreras en una pasarela de modelos, en este caso de coches, donde la audiencia no puede dejar de contemplarnos en todo momento. Esa característica implica que los pilotos puedan recibir tanta atención, como tan poca. Todo depende de su posición en carrera y finalmente en el podio.
El éxito de Sainz no es ya ganar el Gran Premio de Gran Bretaña, sino empezar a ser reconocido por el público. Eso implica por sí solo dos ganancias principales para él: engordará sus honorarios por publicidad y tendrá más posibilidades de seguir luciéndose próximamente. Incluso, aunque Leclerc esté por delante para el equipo.
En definitiva, la carrera deportiva de Sainz ha consistido en ir ganando para lograr más oportunidades. Lo hizo ganando campeonatos menores hasta que logró convencer a los directivos de la Fórmula 1 de que estaba preparado. Ahora, solo debe seguir haciendo lo mismo para forjar una historia de éxito. Este pasado 3 de julio ya dio su primer paso de verdad.