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¿Hay CO2 al final del túnel?

Silvia Leal| 29 de octubre de 2021

CO2

Akio Toyoda, presidente de Toyota, no pudo ser más polémico el día que dijo en una reunión de la Asociación de Fabricantes de Automóviles de Japón:

“Los coches eléctricos están sobrevalorados, el sector colapsará”

Unas palabras que dieron la vuelta al mundo, aunque lo cierto es que Aiko Toyoda es, en realidad, un visionario que sueña con la democratización de los coches eléctricos, eso sí, propulsados por hidrógeno, en lugar de hacerlo como en la actualidad, mediante la combustión de combustibles fósiles. Sin embargo, ¿estará realmente ahí la solución a nuestros problemas?

La temperatura media del planeta ya se ha incrementado un 1,1% desde niveles preindustriales y el resultado lo estamos viendo a diario: inundaciones, sequias, desaparición de biodiversidad… Y, por si fuera poco, quisiera recordar por qué sería tan peligroso que la temperatura del planeta aumentase «un gradito más”:

 

  • Nos enfrentaríamos a un alarmante aumento del nivel del mar, lo que expondría a 69 millones de personas a catástrofes como inundaciones en las zonas de costa.
  • Pero resulta que, además, si esto sucediera, más de 400 millones de personas pasarían a padecer sequías, quedando expuestas a la falta de agua para el consumo y la higiene.

 

Y, sinceramente, creo que últimamente ya hemos tenido demasiadas catástrofes. Por todo ello, aunque está claro que esta tecnología no es perfecta, también lo está que hay que darle una oportunidad.

Estos coches funcionan con una pila en la que se mezclan oxígeno e hidrógeno, tecnología que surgió para la propulsión de las naves espaciales. Y resulta que esta elección tiene importantes ventajas. Por ejemplo, se trata de una fuente energética muy abundante que se puede extraer de lugares como aguas residuales, lo que aseguraría su disponibilidad para las próximas generaciones.

 

UN LARGO CAMINO POR RECORRER

Aunque también hay que reconocer que a esta apuesta aún le queda un importante camino por recorrer. Para empezar, hay que tener en cuenta que el coste de producción de estos motores es significativamente más alto que el del resto. A lo que habría que añadir que el hidrógeno que necesita el coche debe estar en estado puro y conseguirlo requiere igualmente un tratamiento que sí genera emisiones.

Vamos, que tampoco es perfecta. Por todo ello, ¿será este el camino que acaben tomando los fabricantes del sector? ¿O será más bien otro?

¡El galio! Capaz de convertir el dióxido de carbono en oxígeno y en un producto de carbono sólido que luego se puede utilizar en baterías…

Hace algún tiempo, conocimos esta noticia: “Investigadores chinos convierten CO2 en combustible líquido limpio”, estudio que fue publicado en Nature Nanotechnology. ¿Y qué os parece esta otra? “El galio, el metal que permite captar CO2 a bajo coste”. ¡El galio! Capaz de convertir el dióxido de carbono en oxígeno y en un producto de carbono sólido que luego se puede utilizar en baterías…

¿Os lo podéis imaginar? Y está claro que hoy no podemos saber cual será el camino final, pero hay opciones para resolverlo. Y, por todo ello, hay que seguir trabajando en ellas porque hay luz al final del túnel, aunque para poder salir de él aún tengamos que cavar un poquito más…

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