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2021, el año de las materias primas (II): cobalto, litio, tierras raras y la supremacía de China

Ángel Sánchez| 23 de febrero de 2021

 

La nueva era energética necesita de unos actores particulares. Las máximos exponentes son el litio y el cobalto, que llevan en la agenda de todos los inversores desde 2016. Ambos elementos son componentes básicos para las baterías de iones con las que funcionan los teléfonos móviles, los ordenadores y, por supuesto, los coches eléctricos. De hecho, la apuesta conjunta de los países por impulsar la electrificación de su parque automovilístico ha propiciado que sus precios vuelen.

Pero hay vida más allá. Principalmente porque la nueva era energética abarca muchísimo más que renovar el contaminante sector automovilístico. Las ambiciones de los países ricos van desde cambiar la forma de generar la energía, con fuentes renovables, a la forma de almacenarla a través de celdas de hidrógeno o baterías. Lo anterior apunta directamente a otro grupo más amplio de actores que van desde el níquel hasta algunos minerales poco conocidos como el neodimio y el praseodimio, pertenecientes al grupo de las tierras raras.

La base de la creencia de que 2021 será el año de las materias primas es sólida. Al fin y al cabo, este mercado financiero está muy influenciado por la teoría económica pura, más ligada al pensamiento austriaco, de oferta y demanda sobre un trasfondo cíclico en forma de inversiones de capital. En ambos casos, como ya se demostró en el caso del petróleo, las fuerzas apuntan a un alza en su valor de cara a los próximos meses.

Aunque en esta ocasión el escenario podría parecer diferente, no lo es tanto. Especialmente, en el caso del cobalto. Así, el mercado se ha ido concentrando cada vez más gracias a las presiones de China y que la mayor parte de su producción está muy centrada en un solo país, la República Democrática del Congo. En el caso del litio la formación de la oferta es más competitiva, lo que ayuda a un mejor entendimiento básico de los precios.

EL LITIO Y EL COBALTO, VIEJOS CONOCIDOS

El comienzo del llamado ‘superciclo’ de las materias primas arranca cuando se produce un incremento inesperado de la demanda a consecuencia de una aceleración del crecimiento económico a nivel global. En el caso más específico de ambos elementos, el foco no es tanto el crecimiento de la economía, que también, sino un incremento súbito de la demanda en aquellos bienes en el que son básicos. Esto es, obviamente los coches eléctricos.

Ese punto parece que está llegando. China logró en diciembre un récord en ventas de coches eléctricos enchufables con más de 224.000, lo que supuso el 9,4% de las ventas totales. En Europa, pese a que la economía -y el sector de la automoción con ella- va más lenta, todas las grandes marcas están trabajando en sacar eléctricos al mercado. Por su parte, en EEUU se espera un rápido incremento de los mismos merced al ‘megaplan’ ejecutado por el ya presidente Joe Biden, que estará muy centrado en reducir las emisiones de dióxido de carbono, lo que implica renovar una parte importante de los vehículos en manos de los ciudadanos.

Hasta ahí, todo cuadra. Pero resulta que años atrás ya se volvió a dar este ciclo con un aumento súbito del precio de dichas materias primas. De hecho, entre el primer trimestre de 2016 y el segundo trimestre de 2018 el precio promedio ponderado de las acciones de las principales empresas mineras públicas de cobalto aumentó un 85%, y en el caso del litio se incrementaron en Asia y Sudamérica en un 93 % y un 120% respectivamente, según recogió en un informe el BBVA Research.

El cobalto y el litio son elementos con unas reservas probadas suficientes para el cambio de era que está por venir, pero su uso lleva años monopolizado.

 

CHINA, AMO Y SEÑOR DEL MERCADO

En definitiva, el ‘superciclo’ de las materias primas como el cobalto o el litio llevan algunos años de recorrido. De hecho, esos movimientos alcistas se han ido reduciendo a medida que han pasado los años y la llegada del coche eléctrico se ha ido retrasando. Aunque el covid-19 ha ayudado a pulsar el botón de reinicio. Así, la pandemia ha interrumpido los puertos de Sudáfrica, desde donde se envía gran parte del cobalto del mundo. También en Nueva Caledonia, el cuarto mayor productor mundial de níquel, se produjeron protestas a finales de año que han bloqueado distintas minas.

Pero han sido más problemas puntuales que grandes quiebras para limpiar el sector. Quizás por ello se han visto subidas de precios abruptas en los primeros compases de 2021, pero es más difícil que solidifiquen sin una demanda boyante de vehículos eléctricos. Aunque hay otro factor que preocupa, y mucho, a los inversores: el papel de China.

El cobalto y el litio son elementos con unas reservas probadas suficientes para el cambio de era que está por venir, pero su uso lleva años monopolizado. Especialmente en el caso del primero. Probablemente, es ya conocido que más de la mitad de las reservas y la producción de cobalto del mundo se encuentran en el Congo. Lo que es menos conocido es que cerca de un 80% de los sulfatos y óxidos de cobalto que se utilizan para fabricar los cátodos, los elementos más importantes para las baterías de iones de litio, se refinan en China.

Por cierto, las grandes minas del Congo llevan años perteneciendo a China Molybdenum. Además, por si fuera poco, el gigante asiático lleva años trabajando en monopolizar las llamadas tierras raras; de hecho, es el mayor minero y exportador de metales de tierras raras del mundo. Algunas de ellas -como el neodimio y el praseodimio- son vitales también para esta nueva era energética y no solo llevan ya muchos meses al alza, sino que a largo plazo pueden volverse más valiosos que el propio cobalto o el litio. Por ello, lo mejor es tampoco perderlos de vista.

El gigante asiático lleva años trabajando en monopolizar las llamadas tierras raras que son vitales también para esta nueva era energética

 

Si quieres leer 2021, el año de las materias primas (I): el petróleo ha vuelto, pincha aquí.

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