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Coco Comin: «‘Fama’ tiene el don de crear vocaciones»

Jesús Casañas| 2 de marzo de 2022

Coco Comin es una de nuestras grandes influencers en el mundo de la danza. Con tan solo 19 años creó su propia escuela de danza y comedia musical. Desde entonces ha trabajado como profesora, coreógrafa y directora en todo tipo de producciones para teatro, televisión, cine y publicidad. Sin duda, su faceta más conocida es la de directora de teatro musical, gracias a éxitos como Chicago (1996) o Grease, el musical (2011).

A sus 65 años sigue al pie del cañón, poniéndose al frente de la nueva versión de Fama, el musical. Basado en la película y la serie de Fama, el musical regresa de forma renovada dispuesto a cautivar a su público de siempre y a enganchar a las nuevas generaciones. Tras su paso por Barcelona, se estrena el viernes, 4 de marzo en el Teatro EDP de Gran Vía (Madrid).

 

Fama, el musical tiene una larga historia detrás: la película, la serie y el propio musical, que lleva décadas representándose en medio mundo. Aun así, se presenta como una producción nueva, ¿cómo se aborda renovar un musical de estas características?

Coco Comin: Digamos que Fama es una “nueva reposición”. Hay musicales que pertenecen al legado histórico y que deben respetarse tal como fueron gestados por sus creadores. Las nuevas producciones están obligadas a velar para mantener su esencia. Éste es el caso de Fama. La renovación no consiste tanto en extrapolar el texto y la estética del montaje al siglo XXI, sino en exigir a los intérpretes mayores prestaciones y a la música mejores y más buenas adaptaciones, arreglos y sonido. Todos los textos tienen su forma diferente de ser entendidos y servidos por el director, y este Fama del 2021 se reformula sin transgredir el original. Eso sí, con aportaciones personales que dan mayor dinamismo y entendimiento de la historia.

 

Fama, el musical.
Coco Comin es la directora artística de Fama, el musical.

 

Uno de los retos es conseguir enganchar a las nuevas generaciones a un show de espíritu ochentero. ¿Cómo os lo habéis planteado?

La película Fama cautivó a millones de personas por todo el mundo con las historias de los jóvenes artistas que ansiaban ser admitidos en la reputada High School of Performing Arts de Nueva York. Una escuela que, 42 años después del estreno de la cinta, está más viva que nunca. En este contexto es lógico volver a enamorar fácilmente a las nuevas generaciones. Fama tiene la virtud de hablar de las situaciones eternas de jóvenes estudiantes, su relación con los compañeros, con sus profesores y consigo mismos. Habla de un lenguaje universal en la búsqueda del propio camino, de prepararse para un futuro incierto en un mundo altamente competitivo. El triunfo profesional a base de esfuerzo y trabajo, pero también de diversión. Es el mejor sitio en la faz de la tierra para pasar parte de la adolescencia aprendiendo a cantar, a bailar, a actuar o a tocar.

Los chicos de Fama lucen el pelo más largo, no usan móviles. Se relacionan intensamente entre ellos y cada uno tiene una personalidad muy acusada. Cada uno de nuestros jóvenes espectadores se siente atrapado por alguno de los personajes. Los hay para todos los gustos: el responsable, el gracioso, el talentoso, el tímido, el ambicioso, el glotón, el romántico, el luchador, el fracasado, el triunfador… Una apetitosa ensalada que nos llena de vigor y energía juvenil. Fama tiene además el don de crear vocaciones.

 

Fama, el musical.
La nueva versión de Fama, el musical se estrena en Madrid el 4 de marzo.

 

Lo haces de la mano de Pablo Salinas como director musical. ¿Cómo es trabajar con él? ¿Cuál es vuestro modus operandi?

Hemos trabajado como se acostumbra a hacer en Broadway. Desde el primer momento, Pablo Salinas ha asistido a todos los ensayos presencialmente y ha adecuado la partitura a todas las necesidades y exigencias de la coreografía, trabajando juntos codo con codo. Su presencia constante en las aulas de ensayo, captando la esencia de los movimientos de los bailarines desde el primer momento de la concepción, le ha inspirado a crear nuevos arreglos. Ha ido adaptando las partituras a diario, al lado de la Compañía, creando unas nuevas y virtuosas orquestaciones, para las cuales se ha rodeado de cinco músicos de élite.

Paralelamente preparaba a la banda de músicos y rediseñaba los coros, con la colaboración de Ferrán González como coach vocal y Dídac Flores, miembros de la Compañía, los tempos y los tonos adaptándolos a las tesituras vocales de los cantantes. Ha ayudado a perfeccionar la técnica de los actores-músicos de cada instrumento. Todo ello en un tiempo récord que sólo los grandes maestros pueden acometer. Pablo Salinas posee una mente abierta y receptiva cuyo instinto le conduce a mejorar el trabajo a diario. Incluso después de casi 160 funciones, sigue trabajando en las partituras a las que él denomina “perennemente abiertas”. La comunicación artística entre ambos es fluida y muy gratificante. El trabajo en equipo ha funcionado como un mecanismo de relojería. Cada día todos aprendemos mucho de música a su lado.

 

 

Contáis con un equipo de más de treinta artistas y músicos, ¿cómo se hizo el casting?

El período de castings fue extenuante y muy largo. Recibimos novecientas solicitudes, pero a pesar de que la gran cantidad de aspirantes pudiera hacer creer que sería fácil encontrar el reparto ideal, no fue así. Necesitábamos encontrar no sólo talento –que hubo en abundancia entre los participantes– sino que cada uno de los integrantes de la Compañía poseyera unas características físicas muy concretas de estricto cumplimiento. Fama requiere de una formación compuesta por diversas nacionalidades, razas y acentos, de chicos y chicas que figuren provenir de todas partes y estatus sociales, de diferentes alturas, de complexiones físicas concretas. No sólo cantar, bailar o interpretar bien era suficiente para formar la compañía, también había que conseguir la combinación idónea de perfiles.

Además, también solicitábamos que gran parte de nuestros chicos pudieran tocar piano, saxo, batería y violín. La música que se utiliza en estricto directo acompañando las clases de danza o los temas musicales, debía ser interpretada por ellos mismos. Otro hecho que complicaba la elección es que los integrantes del cuerpo de baile debían tener la capacidad vocal para interpretar también papeles solistas como covers. Con gran pesar tuvimos que eliminar a muchos aspirantes sin ningún motivo aparente que ellos pudieran comprender.

 

Fama, el musical.
El espectáculo cuenta con un equipo de más de treinta artistas y músicos.

 

¿De qué forma os afecta la actual pandemia a la hora de ensayar y actuar?

Durante el proceso de ensayos mantuvimos en todo momento la mascarilla colocada, incluso en los momentos de calor sofocante. Realizábamos pruebas de antígenos constantemente y lo seguimos haciendo en la explotación de la obra, una vez por semana y cada vez que hay sospechas de infección. En el escenario se nos permite actuar sin mascarilla, pero la seguimos utilizando en la zona de camerinos y backstage. Trabajar así, en un oficio básicamente físico, exige mucho sacrificio. La pandemia también nos afectó gravemente durante las fiestas navideñas, cuando tuvimos que suspender tres representaciones y realizar otras tantas con la compañía mermada al 50%, en un alarde de heroicidad profesional.

 

Viene de estrenarse en Barcelona, ¿qué tal ha funcionado por allí?

En Barcelona hemos tenido una temporada brillante, consiguiendo una alta satisfacción del público. El gran mérito de Fama es haberse mantenido cinco meses en cartel desafiando la feroz competencia que ha habido esta temporada en la ciudad, conviviendo con cinco musicales más de gran formato de nueva factura, teniendo en consideración que el público se limita escasamente a la población catalana. Fama ya se había exhibido en Barcelona. Aún así hemos colgado el sold out en varias ocasiones.

 

Fama, el musical.
Fama, el musical, en plena ejecución.

 

Ahora se estrena en Madrid, ¿qué novedades verá el público madrileño respecto al musical de 2006?

Un elenco integrado por una sorprendente y nueva generación de jóvenes de gran versatilidad como bailarines, cantantes y músicos; nueva escenografía, dos nuevos temas musicales, nueva dirección musical, nueva traducción y adaptación del texto y de las canciones, implementación de una nueva escena a cargo de los profesores y una puesta en escena llena de pequeños detalles y que enriquecen el montaje original.

 

Lo hace en el Teatro EDP Gran Vía, ¿se amolda bien a las características del espectáculo?

El Teatro EDP Gran Vía es un espacio ideal para este montaje. La experiencia para el espectador empieza ya en la belleza de su vestíbulo, en el que se respira auténtico sabor teatral. El edificio de construcción y antigüedad similar al de la Guardia School Of Arts de Nueva York, institución que se fundó en 1936 por iniciativa del entonces alcalde, Fiorello La Guardia, y que inspiró la película Fama. Dentro, la magnitud de la sala del EDP Gran Vía recuerda los bellos teatros londinenses. El espacio escénico puede albergar varios montajes al mismo tiempo. Y ha recibido grandes musicales en los últimos tiempos, por lo que se adapta como un guante a nuestras necesidades. Situado en la Gran Vía 66, en el mismo centro vibrante de la capital de los musicales en nuestro país, es todo un referente y un honor acceder a este incomparable y dotado marco de exhibición.

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