Coinbase se hunde mientras sus directivos venden sus acciones a toda prisa
El pasado 5 de diciembre fue otro día negro para ser un día especial para Coinbase, una de las mayores plataformas de intercambio de criptomonedas del mundo. Y es que ese mismo día la firma tenía prevista que entrase en funcionamiento el soporte a XRP, otra criptomoneda, pero tuvo que dar marcha atrás y dejarlo de admitir en su wallet junto a otras (a partir de enero) como Ethereum Classic (ETC), Bitcoin Cash (BCH), Stellar (XLM). Una decisión que arrojó más leña a la crisis por la que atravesaba el sector. Ese día también, su consejero delegado, Briam Amstrong, colocó en el mercado más de 14.000 acciones de la compañía.
Y es que resulta paradójico que en los peores momentos de la industria, también de la compañía, sus propios directivos se deshacen de las acciones que poseen a toda prisa. Así, la venta de 14.000 títulos de Coinbase por parte de Amstrong no es ni su primer movimiento -de hecho, son bastante recurrentes-, ni un caso aislado dentro de la cúpula directiva de la plataforma. Más recientemente, el pasado 13 de diciembre, la responsable de tecnología a nivel de procesos (CIO) de Coinbase, Alesia Haas, se desprendió de 92.000 títulos.
Un par de semanas antes, la última de noviembre, entre Amstrong y Haas colocaron en el mercado otros 26.000 títulos. En esos mismos días, dos directivos más se unieron también a las ventas: Jennifer Jones y Paul Grewal. La primera, responsable de la parte contable de la compañía, mientras Grewal es el directivo que lleva la parte legal. Aunque el momento álgido en las ventas de acciones por parte de los directivos de Coinbase durante los últimos meses lo protagonizó el propio Amstrong el 11 de noviembre, justo antes de que quebrara FTX, al deshacerse de 1.386 millones de acciones, según los registros de la SEC.
COINBASE ‘GASTA’ 1.200 M$ EN STOCK OPTIONS EN NUEVE MESES
La continua venta de acciones de los directivos de Coinbase puede ser el reflejo de muchos problemas, al fin y al cabo, son ellos mismos los que mejor información tienen acerca de la compañía. Los escenarios van, desde que las acciones todavía tienen recorrido a la baja, que ellos mismos están intentando desligarse de la compañía o incluso que hay riesgo de quiebra o desaparición. Todos esos escenarios están encima de la mesa cuando se producen tantas ventas continuadas en el tiempo. Para los más optimistas simplemente se trata de una operación de diversificación de su patrimonio.
Sea como fuere, hay una realidad ineludible: el ingente volumen de acciones que los directivos de Coinbase reciben como pagos. Y es que, según las cuentas depositadas en la SEC, la compañía se apuntó 1.135 millones de dólares en concepto de valor de las acciones entregadas a sus empleados (Stock Options) en los primeros nueve meses del 2022, lo que prácticamente duplica el coste del 2021. Esa cantidad tan enorme supone un problema para la compañía porque daña sus cuentas por dos vías: en primer lugar, obligará a mantener unos pagos elevados en los próximos años. De hecho, Coinbase reconoce en sus propias cuentas que a 30 de septiembre debe 160 millones de dólares por “las opciones sobre acciones no entregadas”.
El segundo problema es que infla artificialmente el balance de la compañía, en especial, porque muchas de esas stock options se utilizan de forma viciada. Coinbase explica en sus cuentas que la valoración de las acciones que entrega, o debe entregar a sus directivos, se mueve entre los 44 y los 86 dólares; eso le confiere un “valor” artificial en el balance por unos 420 millones. Por último, como esa cantidad aparece como ‘Additional Paid-In Capital’, una cuenta especial dentro del balance que mide el valor de las acciones dentro de la compañía frente a las que tiene en mercado, ya no solo aumenta artificialmente el balance, sino que le genera unos flujos teóricos de efectivo que en realidad no existen.
EL NEGOCIO CRIPTO SE HUNDE A CÁMARA LENTA
Al final, Coinbase se parece más a un gigante imprimiendo acciones que a una compañía convencional. De hecho, la firma está utilizando el efecto de las stock options para compensar las enormes pérdidas que registra en su operativa. En concreto, el efectivo neto en las actividades operativas de Coinbase, esto es, su actividad como negocio puro, fue una pérdida por valor de 2.100 millones. Una cantidad que expone tanto su debilidad como su adicción a la creación de acciones. Al fin y al cabo, esas pérdidas fueron ajustadas hasta los -1.700 millones “por los ajustes no monetarios”, donde se incluyen esa creación de acciones.
Así, día a día el problema de Coinbase se va agravando. Hace ya algunos meses, una de las grandes personalidades del mundo de la inversión, Jim Chanos, expuso las debilidades de la compañía: “El gran problema que tiene Coinbase es que su modelo no funciona (…) tiene un modelo de altos costes cuando se está comprimiendo el mercado. Coinbase sigue cobrando a los clientes minoristas el 1,3% de los activos por transacción, lo que representa un 2,7% de ida y vuelta, lo que significa que si realiza cuatro transacciones al año con Coinbase, representa el 10% de su capital. Eso es un gran, gran lastre”.
Amstrong, mientras sigue vendiendo acciones, ha intentado arreglar esos elevados costes al despedir al 18% de sus empleados, pero ni aún así parece que la cosa mejore. La compañía sigue profundizando los mínimos históricos sesión tras sesión: ya está en los 36 dólares (valoraba sus acciones como mínimo en 44 dólares), y no parece que la cosa vaya a mejorar. Y eso no es una buena señal para el mundo cripto que al final se está viendo acorralado entre una quiebra por amaños contables (FTX), un negocio ruinoso que tarde o temprano puede colapsar (Coinbase) y una empresa opaca y relacionada con el blanqueo de capitales, con sede en Dubai, y que no la dejan operar en algunos de los principales países del mundo.