Skip to main content

Cómo las nuevas tecnologías están afectando a la salud, al transporte y a su bolsillo

Redaccion| 16 de septiembre de 2021

La disrupción de las tecnologías es una megatendencia transversal y universal que está revolucionando la manera de operar en grandes segmentos de la economía en todo el mundo. Algunos de los considerados más tradicionales, como la industria farmacéutica, presentan prometedoras perspectivas en los próximos años gracias a los cambios tecnológicos.

La disrupción tecnológica es una gran megatendencia que está desafiando numerosos sectores, bien al abaratar costes, acelerar procesos, innovar con nuevos productos y servicios o combinando todas estas tendencias. Se entiende como disrupción tecnológica a la aparición en un sector de nuevas tecnologías que deja obsoletas a las anteriores, produciendo cambios bruscos y profundos. La Historia está llena de ejemplos, desde la aparición de la rueda al lanzamiento del primer iPhone. La diferencia es que hoy el ritmo de innovación tecnológica es mucho más acelerado que antaño y se está desarrollando simultáneamente en múltiples partes de nuestro mundo globalizado.

Una de las firmas de inversión que más ha investigado sobre el impacto de la disrupción tecnológica es la gestora estadounidense ARK Invest. Esta compañía ha identificado cinco plataformas de innovación que creen que transformarán radicalmente la economía global en las próximas décadas: secuenciación del ADN, robótica, almacenamiento de energía, inteligencia artificial (IA) y blockchain. Los expertos de ARK Invest han identificado catorce tecnologías que emanan de estas plataformas de innovación, incluyendo terapias genéticas, impresión 3D, cloud computing, análisis de big data y criptomonedas.

Según su investigación, algunos de los sectores económicos más expuestos al riesgo de disrupción tecnológica son energía, industria, salud y servicios financieros.

 

El sector salud, uno de los más expuestos

La gestora New Capital by EFGAM también considera que el sector salud es uno de los más expuestos a las transformaciones tecnológicas por sus estructuras rígidas, sus altos costes, su baja productividad y la escasez de competidores. Desde la firma ponen como ejemplo el impacto de las nuevas tecnologías sobre el abaratamiento de costes, algo especialmente importante en sistemas sanitarios como el estadounidense: por ejemplo, si hace 20 años una cirugía ocular costaba 20.000 dólares en EE.UU., gracias a la implementación de tecnologías láser cuesta 3.000 dólares en la actualidad.

Así, desde New Capital consideran que la disrupción tecnológica aplicada a la salud tiene un amplio potencial para transformar al sector “debido a nuevos avances científicos, dispositivos médicos, herramientas de diagnóstico, plataformas digitales de salud, la regulación, la educación y las mejoras en procesos, como el uso de big data o de la inteligencia artificial”. Entre los campos donde ven más potencial de desarrollo en nuevas tecnologías, terapias e instrumental, citan las terapias genéticas, la secuenciación del ADN, el desarrollo de nuevos dispositivos médicos y el procesamiento de datos médicos.

Las compañías sanitarias liderarán los mercados en la década 2020

El desarrollo de las vacunas contra el covid-19 es un ejemplo de innovación médica acelerada y de lo que está por venir en el sector sanitario gracias al impulso de las tecnologías. La gestora americana Capital Group ha identificado tres consecuencias para la inversión: en primer lugar, que el descubrimiento de fármacos se ha internacionalizado, con un incremento de la influencia de China sobre la industria farmacéutica global. En segundo lugar, que el mercado potencial puede ser inmenso, especialmente para ciertos tipos de cáncer y otras enfermedades comunes. Y, finalmente, que la década de 2020 estará dominada por el sector sanitario: “Si durante la década de 2010 fueron los titanes tecnológicos, entre los que se incluyen las FAANG (Facebook, Apple, Amazon, Netflix y Google, o Alphabet) los que lideraron los mercados y cambiaron el mundo, es posible que en la década de 2020 sean las compañías sanitarias las que tomen el relevo”, concluyen.

 

Conducción autónoma: de ciencia ficción a realidad

Felix Demaeght, analista de renta variable de la gestora Candriam, explica por qué la conducción autónoma es una de las industrias más innovadoras y revolucionarias de los últimos años: “En solo una década (desde 2007), la conducción autónoma se ha convertido en un crisol de iniciativas I+D por parte de los gigantes de Silicon Valley, los fabricantes tradicionales de vehículos y los nuevos poderes económicos del mundo, en especial, China. Se considera que al menos 16.000 millones de dólares se han invertido en investigación sobre vehículos autónomos, con Waymo (el proyecto de Google) como principal inversor, con 3.500 millones de dólares”.

El experto vaticina un amplio potencial de desarrollo tecnológico hasta alcanzar la autonomía total. En su opinión, el ritmo de adopción será gradual e identifica dos grandes fases. En primer lugar, los nuevos modelos de vehículos que vayan saliendo al mercado “dispondrán de características como el control de velocidad adaptativo y/o indicación de carriles, en lo que se conoce como sistemas ADAS (‘Advanced Driver-Assistance Systems’) de asistencia al conductor”, es decir, que el conductor todavía deberá monitorizar la conducción durante la mayor parte del tiempo.

La autonomía total a cargo del vehículo está todavía en una fase muy experimental y con múltiples desafíos por resolver: “En términos de tecnología, los sensores se podrían mejorar para hacer frente a malas condiciones climatológicas, la seguridad no debería presentar fallos, impidiendo a los criminales hackear los vehículos de otras personas, y la conectividad en tiempo real también debería mejorar, puesto que los vehículos necesitan actuar sobre la base de la información que reciben de otros vehículos o de la infraestructura en un milisengundo”. A esto se añade el trabajo de adaptación de infraestructuras y seguridad vial por parte de reguladores y gobiernos o la modificación de pólizas por parte de las compañías de seguros en términos de atribución de responsabilidad y de gestión de siniestros.

 

Las finanzas tras el covid

El sector financiero se ha convertido en un ejemplo clásico de disrupción, especialmente en el caso de los bancos: el contexto de crisis económica y la aplicación de tipos de interés en cero o incluso negativos de la última década ha limitado su capacidad para financiar a individuos y empresas. Además, el exceso de regulación les ha obligado a realizar enormes provisiones en sus balances, por lo que se han reducido sus márgenes de beneficio.

Esto ha abierto la puerta a desarrollos tecnológicos orientados a la reducción de costes y reducción de la mano de obra allí donde haya sido posible como una manera de mantener a flote los beneficios. “Recibir la transformación digital con los brazos abiertos y adoptar nuevas tendencias se ha convertido en una cuestión de supervivencia para las compañías de este sector”, resumen desde New Capital.

El sector financiero se ha convertido en un ejemplo práctico de disrupción: la presión de los tipos de interés en negativo y la regulación ha obligado a apostar por desarrollos digitales que permitan ahorrar costes y simplificar procesos, desde medios de pago digitales a carteras automatizadas de inversión

La pandemia ha dado un nuevo impulso a la disrupción tecnológica, acelerando procesos de digitalización que ya estaban en marcha. Desde New Capital han identificado una serie de tendencias con proyección en el futuro: incremento del consumo online -lo que ha incentivado el desarrollo de wallets digitales y, al mismo tiempo, ha aumentado la concienciación por la ciberseguridad-; la aparición de neobancos digitales con estructuras de costes más ligeras y servicios adaptados a las pautas de consumo de la generación millennial, que prefiere tirar de app bancaria antes de ir a una oficina; aplicación de IA para la reducción de costes de gestión y tiempos, por ejemplo, a la hora de contratar nuevas pólizas de seguro, solicitudes online de préstamos o gestión de reclamaciones; o el desarrollo de servicios de inversión automatizados, guiados por algoritmos para optimizar estrategias de inversión compuestas por fondos de gestión pasiva con costes inferiores para los inversores. “Verdaderamente estamos en un momento de inmensa innovación para los servicios financieros y es probable que esto se mantenga en el futuro próximo”, concluyen desde New Capital.

 

C.S.

 

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO