Dafne Fernández, la ‘poliactriz’ de la elegante versatilidad
Érase una vez una niña madrileña que recitaba poemas, hacía teatro y bailaba en casa. Jugaba a sentirse actriz, a representar papeles soñados, a reverenciar al público doméstico. Se maquillaba. Se disfrazaba. Luces, cámaras y acción de andar doméstico. Se iba a llamar Luna María Graciela, pero el mito de Apolo golpeó a sus padres y entonces Dafne Fernández empezó a desplegar su lozanía artística entre las cuatro paredes de su hogar, en el brasero auténtico de su familia. Ahí empezó todo.
Fue un día anodino sin fecha, y fue en un periódico. Sus padres leyeron un reclamo de “se busca niña de entre 8 y 10 años para un anuncio de publicidad” y allá que llevaron a la moza precoz. Más que un “mamá, quiero ser artista” su historia empezó con un “esta niña vale, ayudémosla a ser actriz”. Aquel fue su primer casting y su primera elección. Sus primeros pinitos en el arte de dar la cara en público fueron aquellas fotos, pero ella quería vida, realismo, movimiento. Y por eso entendió desde muy joven que lo suyo era el cine y la danza, como las dos ramas paralelas que afloran de las manos de la Dafne original antes de convertirse en laurel mientras huía de Apolo.
El primer papel
En 1994, Almudena Grandes publicó en Tusquets Malena es nombre de mujer. Fue su tercera novela y todo un éxito editorial. Dos años después, aquel libro fue la primera película de la vida de Dafne Fernández gracias a la oportunidad de Gerardo Herreros. “Allí, en aquel rodaje con Ariadna Gil, Marta Belaustegui, Carlos López, Luis Fernando Alvés, Isabel Otero, Alicia Hermida o Alicia Agut, aprendí del director -fundador de Tornasol Films– lo que eran los pequeños detalles en el mundo cinematográfico”. Según el Ministerio de Cultura, la película en la que Dafne hizo su debut como Malena-niña, tuvo 344.192 espectadores y recaudó 1.145.346,37 euros.
Con paso firme, en 1996 hizo también de cría inocente en la serie Canguros, para Antena 3. En aquellos platós de su infancia, coincidió con Maribel Verdú y Luis Merlo, y con otros niños que iban para actores hechos, como Aarón Guerrero, Jimmy Castro, Yohana Cobo, Alicia Beisner, Álvaro Monje o Lidia San José.
Entre películas –Resultados final (1998) o Goya en Burdeos (1999)- y series –Paraíso (2000) u Hombres Felices (2001)-, Dafne desemboca ante las cámaras de otro gran director en La caja 507 (2002). Al borde la mayoría de edad, con Enrique Urbizu descubre “el salvajismo, que iba desde aprender a liarme un porro para la escena, hasta quemarme viva y disfrutarlo”. En aquel rodaje coincide con Jose Coronado, Antonio Resines, Sancho García, Goya Toledo… y vivió de primera mano el trabajo de orfebrería profesional que avala que la película recibiera ese año el Goya a la Mejor Dirección de Producción.
Un paso adelante
En 2002 llegó Un paso adelante, un fuerte punto de inflexión en la carrera de Dafne. Cine y danza se casan entonces en su interpretación gracias a la serie creada por Daniel Écija. Por aquella época, ella está terminando la carrera en el conservatorio y pasapalabra a la propuesta de actuar en la primera temporada. “Cuando la empezaron a emitir dije: ‘¡Madre mía, si es que esta es mi vida! ¡Me encantaría ser yo la que cuente cómo es esta profesión! Por suerte, me volvieron a llamar para la segunda temporada”, y hasta 2005 y su sexta temporada en Televisión Española, Dafne es actriz principal. Coincide en ese baile juvenil con Beatriz Luengo, Miguel Ángel Muñoz, Mónica Cruz, Juan Echanove o Esther Arroyo.
Joven, madura, realista
Desde Malena es nombre de tango (1996) hasta Perfectos desconocidos (2017), “he pasado por muchas fases”, confiesa Dafne. “Al principio todo era un juego más que un trabajo. Después, para estar más segura, fui estudiando interpretación. Combiné el tirarme a la piscina con tener fuste. Ahora, a los 34 años, tengo mucha experiencia profesional y más vivencia personal. Todos los personajes que he hecho me han servido para conocerme mejor. Ser madre me parece una gran herramienta para ser actriz, porque aporta muchos matices reales que son esenciales para actuar con credibilidad”.
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>>Podrás leer la entrevista completa en el número de marzo-abril 2020 de la revista Influencers.
Por Álvaro Sánchez
Fotos: Jesús Cordero
Foto destacada: Vestido largo con volantes en tafetán verde de WOMAN FIESTA y sandalias plata de FÓRMULA JOVEN (todo de EL CORTE INGLÉS)
Texto: Álvaro Sánchez León
Fotos: Jesús Cordero
Editor de moda: Juan Antonio Frías
Maquillaje y peluquería: María García