dEmo: «El pop art surgió como un rechazo al consumismo»

Miles, millones de paseantes por Madrid se acordarán de la gigantesca Rana de la Fortuna que estuvo varios años frente al casino de la plaza de Colón, o se han topado con el no menos gigante Oso Rojo que preside el patio interior de IFEMA. Hablamos con dEmo, su creador.
Sus animales de colores se han mostrado en calles de grandes ciudades y escaparates neoyorquinos, en la parisina Place Vendôme, Londres o Miami, entre otras capitales del mundo. Osos, patos, buzos, flores, rinocerontes, vacas, cerdos, gatos, robots de brillantes colores planos que pueden llegar a alcanzar enormes dimensiones pueblan el mundo visual de Eladio de Mora-Granados (dEmo), que busca seducir al público con humor.
Es un artista decidido a animar calles y plazas con su alegría pop y colorista. Sus manos transforman materiales como la fibra de vidrio, la resina o el poliéster en esculturas que, tratadas con pintura de carrocería y barnices anti-UVA, resisten la intemperie y colorean la cotidianeidad ciudadana.
Oriundo de Mora (Toledo) y autodidacta, su vocación se disparó tras mucho dibujar y cuando logró fabricar un muñeco con muelles, tuercas y pinzas. Pasados los años, dEmo centra su trabajo en grandes obras ideadas para espacios públicos. Su principal seña de identidad artística es elevar a la categoría de iconos algunos utensilios domésticos, elementos y juguetes rescatados de nuestra memoria colectiva, realzando la escultura como interrogante y motor del pensamiento, y no como simple objeto.
Este prolífico artista realiza también trofeos y sostiene colaboraciones con firmas para las que produce piezas tan brillantes como su David de la marca de moda Missoni. Influencers aborda a dEmo en la celebración de su nombramiento como embajador de los automóviles Fiat.

Soy embajador de Fiat desde hace ya cuatro años —declara orgulloso— ¡y cada día estoy más feliz! Cuanto más conozco la marca, más me identifico con ella. Es la marca de coches más cool que existe y, ahora que han reeditado el Panda y han sacado un Grande Panda, ¿qué más puedo pedir?
“Crecí rodeado de arte, afortunadamente. Teníamos un taller de alfombras de nudo español y mi padre era el encargado de bocetar los diseños que luego se plasmaban, nudo a nudo, en las alfombras”
Viajemos a tus inicios. ¿Cómo se acercó al arte el niño Eladio?
Mi inclinación por el arte viene desde pequeño. Tenía obsesión por dibujar. A medida que fui creciendo, me interesó hacer retratos realistas y pintaba a mis profesores a escondidas. Al mediodía, me escapaba a la cantina de la estación de trenes y dibujaba a los señores que jugaban a las cartas. Mi padre pintaba al óleo como hobby. Teníamos un taller de alfombras de nudo español y él era el encargado de dibujar los bocetos de los diseños, que luego se plasmaban nudo a nudo en las alfombras. Crecí rodeado de arte, afortunadamente.
¿Derivaste finalmente hacia la escultura?
Pero nunca he dejado de pintar, aunque tengo más éxito como escultor y se me conoce más por ello. Cuando decidí dedicarme a tiempo completo al arte, era una época en la que había que presentar el trabajo en las galerías, que muchas veces ya tenían su plantel de artistas completo. Tardaban de uno a dos años en darte una exposición. El mundo era muy distinto sin internet. Me apuntaba a exposiciones colectivas y trataba de que mis obras estuvieran en todos los sitios posibles mientras en mi taller experimentaba con materiales nuevos para mí, como hierro, madera, mármol y resina. Así que empecé a viajar fuera de España con mi trabajo en la maleta y, con el tiempo, logré hacer exposiciones en muchos lugares del mundo.
¿Hay alguna obra de la que te sientas orgulloso especialmente o que signifique un giro importante en tu trayectoria?
Un día me invitaron a la inauguración de una exposición en el IVAM de Valencia. Me presenté con tres proyectos de instalaciones para el exterior del museo y los dejé para que los estudiaran. Para mi sorpresa, me llamaron tres días después aprobando uno de ellos: la instalación de veinte Buzos Blancos de dos metros de altura en la fachada del museo. Por aquel entonces, la ciudad de Valencia se había abierto al mar, y los buzos eran una reflexión sobre el comportamiento humano. No eran Buzos Negros, sino blancos; leían con gafas de buceo puestas, caminaban con aletas, etc. La instalación tuvo mucho éxito y me permitió hacer otras dos intervenciones en la fachada del museo: una de barcos y otra de fuentes. Para mí, esta instalación en el IVAM fue el punto de inflexión que me mostró el camino: entendí que el arte en espacios públicos, en calles, fuentes y fachadas de museos tenía una gran repercusión. Desde entonces, he llevado el arte a las calles. He instalado veinte patos en las fuentes de Madrid (Cibeles, Neptuno, Colón y Atocha) y tengo instalaciones permanentes en España, Portugal, Francia, Inglaterra y Estados Unidos, entre otros países.

¿Te creó algún problema que tus osos se inspiraran en una gominola reconocible?
Mis esculturas reproducen objetos y seres ordinarios que forman parte de nuestro imaginario colectivo. No me genera ningún conflicto la inspiración; al contrario, es un estímulo.
He leído que relacionas a los osos con la conciencia medioambiental. ¿De qué manera?
Los osos son indicadores del estado del medioambiente. Hay una gran simbología en ellos, ya que solo sobreviven en hábitats bien conservados. De alguna manera, se han convertido en un símbolo global. En esa línea, mi última pieza en bronce y en gran formato es una jirafa de seis metros que forma ya parte de la colección Pérez Simón.
Tu Rana de la Fortuna me hace pensar en las arañas gigantes de Louise Bourgeois…
No me habían hecho esa comparación antes, pero es todo un halago. Bourgeois es una de las grandes artistas contemporáneas.
“El pop art surgió como un rechazo al consumismo, y hoy se sigue creando bajo las mismas bases. Percibirlo como algo alegre solo representa una pequeña parte del movimiento”
¿Es la alegría una emoción más necesaria ahora que cuando surgió el pop art?
La alegría en la percepción de lo pop es algo que vino después y solo representa una pequeña parte del movimiento. El pop art se inspira en la estética de la vida cotidiana y nació en el Reino Unido en los años 50 como una especie de sátira. Era una serie de ideas alimentadas por la cultura popular estadounidense vista desde lejos, sin las conexiones aéreas ni la conectividad que tenemos ahora. En los años 60, ya en Estados Unidos, los artistas estaban más comprometidos con los derechos civiles o con la protesta contra la guerra de Vietnam. El pop art surgió como un rechazo al consumismo y los valores conservadores. Hoy en día se sigue creando con las mismas bases.
¿Qué funciones debe cumplir la escultura en espacios públicos?
El arte es cultura. Y la cultura es esencial en todo, también en el urbanismo. Lo ha sido desde los inicios de la humanidad: ya había escultura en la prehistoria y es imposible pensar en la historia sin ella. La escultura no es ajena a su tiempo. A veces es conmemorativa o de culto, otras veces más lúdica o didáctica. El arte cuenta el mundo y lo que pasa en él.
El esquema marchante-galería-subasta parece superado. ¿Cómo enfocas tu relación con el mercado del arte?
No haría esa afirmación tan a la ligera. Los marchantes, las galerías y las casas de subastas siguen siendo fundamentales en la industria. La mayor casa de subastas del mundo factura más de 7.000 millones de dólares al año. El circuito de ferias internacionales de arte sigue creciendo, y todas ellas se basan en el sistema tradicional. Los artistas hacemos arte, con mayor o menor acierto, pero la industria la construyen muchos otros profesionales que están detrás de nuestras carreras: galeristas, curadores, directores artísticos y marchantes, entre otros, que forman el tejido cultural. Es cierto que la digitalización ha traído nuevas formas de comercialización y un contacto más directo con los coleccionistas, pero, por el momento, cualquier carrera en buena dirección sigue teniendo un marchante o un galerista detrás.

¿Harías alguna recomendación a un artista principiante?
No soy partidario de dar consejos porque cada carrera y cada persona son diferentes y no todo el mundo entiende el éxito de la misma manera. Pero, si tuviera que decir algo, sería: trabaja. Trabaja cada día, porque esto es un oficio como cualquier otro. Sin trabajo, nunca hay éxito.
APUNTE BIOGRÁFICO PROFESIONAL
Sus Buzos Blancos, así como el David que realizó para Missoni, son obras que se han visto en medio mundo. En España son especialmente populares los patitos inspirados en los que entretienen los baños infantiles y los osos multicolores que todos comimos alguna vez en forma de gominola, en versión gigante. Pero, además, su amplio catálogo incluye múltiples animales, las calaveras desdramatizadas con su roja nariz de clown y un sinfín de ideas frescas y divertidas. Una gran Jirafa blanca es la obra más importante que ha hecho en los últimos años y forma parte de la Colección Pérez Simón, entre las más importantes del mundo. Ha presentado su obra en ciudades de todo el mundo, como el IVAM (Valencia), el Museo Baroja (Gijón), el Museo de Arte Contemporáneo de Santo Domingo Cifuentes (Guadalajara), el Museum Arterra Contemporary de Viena (Austria), el Museo de Bellas artes de la Habana (Cuba) y el Museo MACAY de arte contemporáneo de Yucatán (México), entre otros. En 2016 fue elegido para crear los trofeos Tegesta del certamen cinematográfico de la Miami Fashion Week que fueron entregados por primera vez en 2017. Ha realizado también los premios del Fuenso Shoe Design Awards, Festival Internacional de Videoarte de Gijón, Motor y Aula del periódico El Mundo, Women Together de Nueva York, entre otros muchos. Ha colaborado para firmas como Franck Müller, Omega, Swatch, Rolls Royce o Scalpers. Y, desde hace cuatro años, es embajador de la automovilística Fiat.