Día 3: El punto de inflexión
Y llegó ese álbum que me hizo cambiar de opinión
En la última entrada del diario hablé sobre segundos álbumes que mejoraron muy buenos primeros. Hoy, por no caer en la tentación y nombrar esos grandes debuts (que ya habrá tiempo), voy a hablar de esos discos de grupos, muy diferentes entre si, a los que no prestaba especial atención, pero que, gracias a este álbum, lograron que me lo pensara dos veces y se convirtieran en referencias indispensables de mi colección.
A lo largo de los años, muchos grupos que te recomiendan, de los que escuchas algún tema curioso o simplemente “están hasta en la sopa”, no te llenan el ojo. No sabes por qué, pero no acaban de gustarte; reconoces que no están mal, que son buenos, pero piensas que están sobrevalorados o algo similar.
A mi me ha pasado con algunos grupos: unos, son ahora de mis favoritos; otros, hoy en día ocupan un buen espacio en las estanterías de casa, y algunos consiguieron convencerme -pero no siempre-, quizás una época concreta o una serie de álbumes.
Estos son 6 álbumes que, en su momento, me hicieron cambiar de opinión.
Comienzo el viaje con 3 grupos que son ahora referentes para mi, tardé en descubrirlos (más o menos) pero ahora son imprescindibles.
Continuo con un grupo de masas, un best seller, que a mi me convenció tarde y por poco tiempo.
Después un grupo español, que conocía bien, y que en su tercer intento logró que me fijara en ellos y acabé coleccionando su discografía.
Y termino con uno de los grandes, uno de esos que podría ser un Futre en el fútbol o un Larry Bird en el Baloncesto, (soy muy del Atleti y me encantaban los Celtics de la época). No fueron los mejores, pero si están en ese Olimpo reservado para unos pocos (y, la verdad, tardé mucho en reconocérselo).
The Psychedelic Furs – World Outside (1991)
De The Pyschedelic Furs siempre me ha llamado la atención su nombre, siempre me ha gustado. Realmente, es un grupo diferente, con la particular voz de Richard Butler, acompañado de su hermano Tim, y que tiene canciones estupendas como Heaven o Heartbreak Beat, pero, algo había que no acababa de llenarme.
Sus famosos Forever Now (1982) o Mirror Moves (1984) eran discos muy aplaudidos, pero no me hacían disfrutar, se me quedaban cojos.
En 1991, lanzaron World Outside. Hay que decir que es su séptimo disco, y su primer single Until She Comes me maravilló y rápidamente quise escuchar más. Valentine, que es el primer tema, ya muestra la fuerza del álbum y a partir de ahí no dejan de sonar temazos uno tras otro.
Es verdad que gracias a este disco descubrí los anteriores y que, después de varios recopilatorios, este año, han sacado un nuevo álbum –Made Of Rain-, que no defrauda en absoluto.
The Jesus & Mary Chain – Automatic (1989)
Con el nombre The Jesus & Mary Chain me pasa un poco igual: me gusta mucho, me parece tan diferente…, y curiosamente también es un grupo formado por dos hermanos, en este caso Jim y William Reid.
Cuando sacaron este disco, yo estaba en el instituto, y me encantaba la portada. Casualmente, en una tienda (de esas típicas que vendían camisetas de grupos), vi que vendían una negra, con la estrella en rojo y bien grande el nombre del grupo. Obviamente no podía comprarla e intenté convencer a mi madre para que lo hiciera. Eso de “Jesus & Mary” no le cuadraba mucho y, cuando ya la daba por perdida, ese septiembre, en mi cumpleaños, me la regalaron…que felicidad… cuántas veces me la puse, creo que aún la guardo de recuerdo (junto a mis camisetas de grupos favoritas).
Psychocandy (1985) y Darklands (1987) me parecían demasiado ruidosos. Me gustaban y atraían, pero se me hacían duras las escuchas. Cuando salió en 1989 Automatic, me encantó, escuché desde Here Comes Alice hasta Gimme Hell, pasando por la maravillosa Blues From a Gun, varias veces seguidas, se me hacía muy corto, era increíblemente bueno.
A partir de aquí, supe entender mejor los predecesores y me encantaron los siguientes. Puedo decir que es uno de mis grupos favoritos, sin duda.
The House Of Love – Babe Rainbow (1992)
Suele decirse eso de “no hay dos sin tres”, y qué puedo decir del nombre The House Of Love, me parece maravilloso. Creo que está inspirado en la novela de Anaïs Nin, A Spy In The House Of Love, y siempre que lo escucho transmite tranquilidad y buen rollo, es fantástico.
Al igual que pasaba con Psychedelic o, sobre todo, con Jesus, sus primeros álbumes fueron muy aplaudidos y contaron con muy buenas críticas. Tanto el homónimo de 1988 o el conocido como Butterfly Album (1990) desprenden energía, psicodelia, una mezcla de estilos que tenían, junto con la voz de Guy Chadwick, el equilibrio perfecto.
Aún sí, fueron dos discos que, aunque escuché bastante, en el momento me hacían dudar. Tenían temas maravillosos como Christine, Love In A Car, Shine On o Never, pero los veía muy irregulares, con muchos altibajos en ambos discos.
En 1992, lanzaron el disco que hizo que definitivamente cambiara mi opinión sobre ellos. Creo que es perfecto, no sobra ningún tema. Comienza con la contundente You Don’t Understand, continua con Crush Me o Cruel, Feel…..hasta completar diez temas maravillosos que recomiendo a todo el mundo.
Coldplay – X&Y (2005)
Coldplay es unos de esos grupos que maravillan a medio planeta, pero a mí no. En su momento, algún tema me hacía gracia, o lo tenía para escuchar de fondo, no estaba mal, pero sin más. Ni Parachutes (2000) ni A Rush Of Blood To The Head (2002) lograron captar mi atención, se me hacían muy “ñoños”.
Amigos, conocidos, familiares… todos se rendían ante ellos y para mi pasaban, sin más. Recuerdo que era casi un pecado decirlo.
En 2005 todos estaban impacientes por escuchar su nuevo disco, sinceramente, a mí me daba bastante igual el lanzamiento.
Recuerdo, conduciendo mi Civic de la época, por la A6, escuchando la radio (raro en mí, no solía -ni suelo-, hacerlo), y sonar Speed Of Sound y pensé para mí: esto está muy bien, mola bastante. Así que me interesé por el álbum y, según escuchaba Square One o White Shadows, me iba convenciendo más. Hasta que sonó Talk, para mi el Hit del disco, a partir de aquí mi opinión pasó a ser “pero qué buenos son».
Cierto es que los dos primeros empezaron a convencerme más, el siguiente Viva la Vida or Death and All His Friends (2008), sin llegar al anterior, también me gustó, pero a partir de aquí…. No he podido volver a escuchar un disco completo de ellos, me aburren soberanamente.
Lori Meyers – Cronolánea (2007)
No recuerdo las veces que vi en directo, en diferentes festivales, a Lori Meyers, (un grupo que para mi, ya de saque, tenía una principal atracción: eran de Granada) con su Viaje de Estudios (2004) y su Hostal Pimodán (2005). Eran divertidos y desde luego hacían, y hacen, moverte de principio a fin.
Pero escuche esos discos y, quizás por la costumbre de oírlos en directo, me parecían flojos, no era lo mismo.
En 2007 con Cronolánea la cosa cambió. Desde el comienzo con Intromisión ya te haces a la idea del salto de calidad, un sonido más parecido a los directos, mucho más apetecible.
En general tiene pocos altibajos, es muy completo, pero es verdad que cuando suenan Alta Fidelidad o Luces de Neón te das cuenta del altísimo nivel de los Lori, qué además, logran mantener e incluso superar en sus siguientes discos.
Leonard Cohen – I’m Your man (1988)
Para hablar de Leonard Cohen hay que ponerse de pie. No puedo empezar de otra manera y la verdad es que me da un poco de rabia haber tardado tanto en darle la importancia que tiene.
Hasta este maravilloso I’m Your Man (1988) todo lo que había escuchado de él eran unos grandes éxitos de 1975. En él, nada más y nada menos, sonaban temas como Suzanne, Sisters Of Mercy, Who By Fire… auténticos himnos que me gustaban mucho pero que no hicieron, en su momento, que me pusiera los discos completos, con éste tenía de sobra.
Con este álbum y su imprescindible First We Take Manhattan, se me abrieron los ojos. Es increíble, a día de hoy sigue sonando fresco.
Aparte de este tema, Ain’t No Cure For Love o Everybody Knows no te permiten parar el reproductor una vez que lo has puesto, te apetece seguir hasta el final sin parar.
Y, por supuesto, es impresionante la adaptación del poema de Federico García Lorca, Pequeño Vals Vienes, en el tema Take This Waltz.
A partir de aquí, me interesó mucho escuchar su discografía completa, desde el Songs Of Leonard Cohen (1967) hasta el último Thanks For The Dance (2019) y claro, descubrí que es uno de los elegidos.
En definitiva, y como siempre digo, lo importante de la música es la vivencia que vamos creando cada uno de nosotros según va pasando el tiempo. No siempre te gusta lo mismo en distintos momentos; a veces, te apetece algo tranquilo, para relajarte o pensar. Y otras, algo de marcha para activarte y/o ponerte las pilas.
Por eso, a veces tardamos en descubrir algunos grupos, pero creo que en todas las facetas de la vida hay que saber evolucionar y, una de las formas de hacerlo, es aprender a cambiar de opinión sin complejos y saber disfrutarlo.
Como decían Lori Meyers en Mi Realidad “Lo siento por interrumpir / sólo he venido a preguntar / me dice que soy infeliz / ¿qué puedo hacer por mejorar?”.
#godsavethemusic