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Así te engañan las gasolineras: mantienen el diésel un 25% más caro

Pedro Ruiz| 25 de abril de 2022

El oligopolio de las gasolineras se queda sin excusas. Hace dos meses, la invasión rusa de Ucrania fue la excusa perfecta para ejecutar una rápida escalada de precios en los surtidores. Así, las pocas firmas que controlan el mercado en España defendían que solo estaban ajustando los precios al nuevo coste del crudo. Pero nada más lejos de la realidad. Ahora, dos meses después el barril de petróleo vuelve a cotizar al filo de los 100 dólares, pero la gasolina y el diésel son un 13,6% y un 25% más caros, respectivamente.

Una cifras que son especialmente sangrantes para el caso del segundo. El diésel es el combustible más utilizado en España en los últimos años, precisamente, porque su precio siempre ha sido menor. La razón es que cuenta con un gravamen menor en el Impuesto Especial de Hidrocarburos, en concreto, se paga 0,307 euros por cada litro, mientras que en el caso de la gasolina 95 es de 0,401 euros/litro y para la 98 es de 0,432 euros/litro. Esa característica llevó a la mayoría de españoles a preferir los vehículos propulsados por gasóleo, en España hay 15 millones de turismos, frente a los de gasolina, que suman unos nueve millones.

Un hecho que no ha pasado desapercibido por las petroleras para aumentar su margen. Además, de manera grotesca. El punto de partida fue el precio del petróleo. Unos días antes de la guerra, en plena escalada de las tensiones, el barril de Brent (la principal referencia) se situó en el entorno de los 98 dólares. De hecho, la media en el mes de febrero fue de 97,13 euros. Para aquel entonces, el precio de la gasolina 95 en España era de 1,601 euros el litro y el diésel costaba en torno a 1,48 euros.

 

EL ESPERPENTO DE LAS GASOLINERAS EN PLENA SEMANA SANTA

Ahora, dos meses después la gasolina cuesta de media en España 1,82 euros por litro y el gasóleo hasta 1,86 euros, lo que supone un 13,5% y un 25% más, respectivamente. Pero ¿y qué evolución ha seguido el petróleo? Una muy distinta, ya que cotiza actualmente en los 105 dólares, un 7% por encima de los precios anteriores a la guerra. En otras palabras, las firmas petroleras han duplicado y triplicado el incremento del precio del crudo que han repercutido sobre sus productos. Además, gracias a las ayudas del Gobierno ese mayor coste (que engorda sus márgenes) no repercute sobre la demanda.

Aunque si las cifras son por sí solas grotescas, con incrementos injustificados, todavía es peor cuando se observa lo ocurrido en plena Semana Santa. Así, los grandes confinamientos en las ciudades chinas como Shanghái llevó a los inversores a desconfiar de la fortaleza mundial de la demanda de petróleo. También ayudó que por aquellos días, Rusia y Ucrania parecían más cerca de una tregua. La suma de esos efectos devolvió al petróleo a los precios anteriores a la guerra al caer por debajo de los 100 dólares, incluso tocó los 98 dólares.

Pero el precio de los combustibles, en plena euforia por la bajada artificial de los precios y la llegada de las vacaciones de Semana Santa, apenas se redujo. Así, el día 12 de abril (martes) el precio de la gasolina 95 fue de 1,78 euros y el diésel alcanzó los 1,8 euros. Un día después, el miércoles 13, en plena operación salida las gasolineras aumentaron los precios en los surtidores hasta los 1,79 euros y los 1,82 euros, respectivamente. Unos precios que se mantendrían en los siguientes días con ligeras variaciones, pero que fueron mucho más altos que hace dos meses.

 

NADIE SABE NADA ACERCA DE LA INCREÍBLE SUBIDA DEL DIÉSEL

La evolución de los precios de los combustibles esconde otro elemento nunca visto y es cómo el diésel se ha convertido en el combustible más caro. Además, con subidas prácticamente verticales, incluso cuando el precio del petróleo se ha mantenido constante. Sin ir más lejos, el coste de un litro de gasóleo era en Semana Santa un 22,5% más caro que antes de la guerra, aun cuando el precio del barril de Brent estaba en ambos casos en los 98 dólares. Una situación excepcionalmente rentable para las petroleras, ya que el 63% de los vehículos en el país usan el diésel.

Pero que nadie crea que la industria no tiene un explicación ‘plausible’ para dicha excepción. Así, la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP) señaló que los precios en el surtidor obedecen a “la cotización internacional de los productos refinados”. Aunque es la explicación oficial a la hora de encontrar una correlación es bastante más difícil. De hecho, la propia organización no tiene la respuesta “las causas son muy complicadas de determinar en un momento tan cambiante, pero puede afectar un descenso de la oferta –una parada técnica en una refinería, por ejemplo– o un aumento de la demanda, ya que en invierno se consume más gasoil”.

En definitiva, ni ellos mismos saben la razón de la subida. Tampoco por qué España es el país en el que los productos petrolíferos, los refinados que se hace referencia, son los más caros de Europa. Aunque eso, obviamente, no les ha imposibilitado a las petroleras para subir los precios notablemente. Tampoco para mantenerlos así de altos al margen de lo que ocurre en el mundo.

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