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Digitalización: Mañana ya será tarde. Empecemos Hoy.

htorras| 9 de octubre de 2020

Continuamente estamos hablando de transformación digital en las empresas, al tiempo que la sociedad, la economía, e incluso los individuos, estamos cambiando.

Lo que nos permite la digitalización es convertir en virtuales cosas que hacíamos físicamente: reservamos billetes de avión y ya no vamos a las agencias, nos enviamos mensajes en lugar de llamarnos, leemos el periódico en nuestros dispositivos en lugar de papel….

Hablamos de ‘ERA digital’, y le llamamos así porque se está transformando nuestra vida en todas sus dimensiones. Estamos creando un nuevo mundo donde las cosas se parecen a lo que teníamos, pero no son iguales, funcionan diferente. Realmente nos podíamos imaginar que la mayor empresa de alojamiento mundial no tuviese inmuebles, ni que la mayor flota de taxis no tuviese vehículos.

Y todos estos cambios suceden a una velocidad a la que no estamos acostumbrados. Veamos los números: Para que 50 millones de personas adoptaran el teléfono se necesitaron 50 años, para Internet 4 años, para Pokémon GO solo 19 días. Podríamos equiparar la situación que estamos viviendo hoy a la adopción de la electricidad por las empresas hace 100 años.

Hoy vemos ridículo que los líderes de entonces dudaran de incorporar la electricidad. Es obvio que aquellos que no la incorporaron, fallaron. Lo mismo pasa ahora con la digitalización, con la diferencia que todo va más rápido: en unos años será obvio que no haber incorporado la digitalización, en su sentido más amplio, es absurdo.

Cuando hablamos de digitalización, no hablamos de tener una página web o de vender las cosas por Internet, sino de transformar y cambiar la manera de hacer las cosas, en su esencia, usando la tecnología como herramienta para esa transformación. Sin embargo, ¿qué significa esta transformación? ¿Por qué debe ser una transformación de las organizaciones? ¿Por dónde empezamos?

Estamos en una profunda y constante transformación y tenemos que ser conscientes de que lo que ha funcionado hasta ahora, no tiene por qué funcionar a partir de ahora. El “siempre se ha hecho así” ya no sirve. La tecnología es el vehículo que ha venido a realizar esa transformación constante y exponencial y, por esa razón, no podemos excluirla, sino que debemos integrarla en nuestro día a día.

De hecho, en nuestra vida personal ya lo estamos haciendo: nuestros móviles no son simples teléfonos, son microordenadores que nos permiten mirar nuestros emails, hacer fotos, relacionarnos con los demás, reservar nuestros viajes, acceder a nuestros archivos… Hemos incorporado de una forma transversal la tecnología a nuestras vidas. Hemos cambiado toda nuestra manera de hacer las cosas, y lo hemos adoptado sin darnos cuenta.

La realidad es que cuando hablamos de las empresas, nos cuesta más internalizar esta adopción. De hecho, cuando pensamos en tecnología en una empresa, pensamos en un departamento, al igual que cuando pensamos en innovación. No podemos permitirnos que estén aisladas ni la tecnología ni la innovación. Tienen que ser arte y parte de nuestro día a día en la empresa, tienen que estar presentes de una forma transversal, porque si no lo hacemos nosotros, vendrán otros y lo harán por nosotros.

Pensad en empresas como Kodak, de líder absoluto del mercado a dejar de existir; o las transformaciones de la banca con las Fintech, del periodismo o de la salud.

O estamos, o nos quedamos fuera, y estar fuera puede significar no existir de aquí unos años.

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