Investigadores que están desarrollando esta idea, vieron que los drones eran capaces de llegar a la escena de 18 paros cardíacos en aproximadamente 5 minutos desde el lanzamiento. Esta velocidad es 17 minutos de media más rápida que una ambulancia, lo cual es crucial en una situación en que cada minuto puede suponer la diferencia entre la vida y la muerte.
Este estudio no utilizó ningún desfibrilador portado por los drones, pero como test preliminar ha demostrado la validez de la idea para combatir los paros cardíacos, que son responsables de más de seis millones de muertes al año. El 90% de la gente que los sufre fuera de un hospital no sobrevive, por lo que un tiempo de respuesta acelerado a la hora de administrar tratamiento de urgencia, es clave para frenar esta pandemia.

Pequeños cuadrocópteros pueden entregar ayuda esencial en momentos críticos.
Los investigadores llegaron a la misma conclusión cuando estudiaron los casos de infatos en zonas rurales cerca de Estocolmo, donde no existen recursos suficientes para llegar a todos los turistas de verano. Los análisis demostraron que con un tiempo de espera medio de 30 minutos hasta la llegada de la respuesta médica, la probabilidad de supervivencia es de casi 0.
En un mundo donde los drones son utilizados para llevar compras online a casa, grabar eventos desde las alturas y miles de aplicaciones lúdicas más, es lógico que el siguiente paso sea convertir a estas máquinas voladoras en repartidoras de servicios médicos de urgencia antes de la llegada de los profesionales.
El desfibrilador incorporado pesa menos de un kilo y tiene un dispositivo electrónico con instrucciones auditivas sobre como usarlo. El drone que lo porta es de tipo cuadrocóptero con un GPS y una cámara: el dron estándar. Capaz de recorrer más de 10 km, esta idea se perfila con un gran potencial para salvar vidas.
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