Elon Musk amaga con no comprar Twitter y la razón está en algo que sufre él mismo
El CEO de Tesla amenaza con paralizar la compra de Twitter, por la que estaba dispuesto a pagar 44.000 millones de dólares, si la compañía no aclara un aspecto fundamental.
El polémico empresario ya anunció hace unas semanas que la operación podría descarrilar si Twitter no especificaba el porcentaje real de perfiles falsos que alberga la plataforma.
Se estima que casi el 20 % de las cuentas de Twitter son falsas, según un estudio de SparkToro. Esto significa que uno de cada cinco perfiles en Twitter es falso, sobre una base de usuarios que ronda los 1.300 millones. Pero parece que solo 330 millones son usuarios activos, de los cuales, además, apenas 211 millones son activos diarios y monetizables. Es decir: los que interesan de verdad. El resto son bots o cuentas sin actividad, que no aportan absolutamente nada a los usuarios… salvo engordar sus cifras de seguidores.
LAS CUENTAS FALSAS EN TWITTER PODRÍAN SER SU RUINA
Que Twitter es un nido de bots a nadie se le escapa. Ni siquiera al propio Elon Musk, al que se imputa que el 23 % de sus seguidores son perfiles falsos, según otro estudio. Si casi uno de cada cuatro seguidores del futuro propietario de Twitter son falsos, ¿qué puede esperar el resto de usuarios? Él mismo sufre en sus carnes lo que esgrime como razón para mantener paralizada la compra de la plataforma. Y lo hace porque las cifras oficiales de Twitter apuntan a un 5 % de cuentas falsas. Una cifra que quizás sea cuatro veces mayor en realidad, y que han llevado a Musk a replantearse la cifra que ofreció por comprar la plataforma.
Muchos analistas piensan que Elon Musk se está agarrando al tema de las cuentas falsas para abortar la operación de compra de la red social. De ser así, no se saben bien las razones reales, ya que tiene suficiente capital comprometido como para poder hacer frente a los 44.000 millones de dólares que ha ofrecido. Y ha conseguido desligar a Tesla de la operación, lo que protege la cotización de su buque insignia.
En paralelo, paralizar la compra de Twitter sin duda perjudicará a las acciones de la red social, de la que ya posee un 9 % del capital. Sería como tirar piedras a su propio tejado, obligando a una devaluación artificial de su paquete de acciones, por el que pagó casi 3.000 millones de dólares pocos días antes de anunciar la compra del total.
¿QUÉ PASA SI ELON MUSK FINALMENTE NO COMPRA TWITTER?
En caso de que se imponga la desconfianza de Musk sobre el número de cuentas falsas, una de las mayores operaciones del sector tecnológico se vendría abajo al instante. Y quizás arrastrase a Twitter a una ruina segura, dado que, poco después de anunciar sus planes Musk, uno de los cofundadores y pilares de la red social, Jack Dorsey, dio un paso a un lado y dejó la compañía.
Aunque es cierto que Twitter es una plataforma muy popular que campa a sus anchas sin rival (al contrario de las dificultades que está experimentando Instagram frente al empuje de TikTok entre los jóvenes), también es verdad que la red social del pajarito es difícil de monetizar y tiene mala imagen en general.
De hecho, está asociada a desinformación, abusos y discursos polémicos, algo que con Musk no iba a cambiar. Al contrario, el magnate estaba dispuesto a, según él, reforzar la libertad de expresión. Una forma de decir que cualquier discurso serviría, frente a los tímidos controles actuales, que de poco sirven en muchas ocasiones.
LAS CUENTAS FALSAS EN REDES SOCIALES SON LA TÓNICA
Se desconoce qué se impondrá, si las dudas de Musk y, por tanto, el fin de la operación o la confianza del magnate y la culminación de la esperada compra. En cualquier caso, el debate está servido y podría salpicar a otras redes sociales con cuentas falsas. Podríamos decir que son, básicamente, todas. Y es que resulta demasiado fácil comprar seguidores para redes sociales, a un precio más que asequible.
Basta realizar una simple búsqueda en Google para encontrar decenas de páginas para comprar seguidores, por precios que arrancan en poco más de 10 euros por un importante puñado de bots que engrosarán nuestra lista de seguidores.
La contraparte de esta técnica es que esos nuevos seguidores tienden a esfumarse tan rápido como llegan, aunque algunas plataformas ya permiten garantizar un flujo constante, previo pago de una cuota que, en tal caso, se convierte en mensual.
Es así como se comercia con la influencia y como se engaña a un mundo que sigue fijándose solo en el total de seguidores sin reparar en las interacciones, que demostrarán si detrás de esas abultadas cifras hay algo más que humo. Elon Musk no quiere comprar humo, quiere algo real. Pero quizás se ha equivocado de sector y las redes sociales no sean, precisamente, el mejor lugar para buscar algo real.