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Endesa: Del adiós al carbón a la bienvenida a la sostenibilidad

Influencers| 14 de noviembre de 2020

Endesa dice adiós al carbón. Un ambicioso plan de Transición Justa está sirviendo para desmantelar las últimas centrales térmicas de carbón y sustituirlas tanto por plantas de energías renovables como por nuevas inversiones industriales. Todo ello siguiendo criterios de economía circular de inicio a fin en este proceso de transición. Y, en paralelo, impulsando la descarbonización de los usos de la energía en hogares, empresas, industrias y administraciones públicas.

La compañía española emprendió hace años un ambicioso plan de reconversión industrial enfocado a desmantelar progresivamente sus centrales térmicas para sustituirlas por nuevas y modernas plantas de energías renovables. Se busca un nuevo modelo energético sostenible que aproveche no solo las peculiares bondades que puede ofrecer un país como España a nivel solar o eólico, sino basado en las posibilidades que los entornos e industrias locales pueden aportar.

La compañía está realizando ya una relevante inversión en el desmantelamiento de las dos primeras centrales que arrancan esta Transición Justa: Andorra (Teruel) y Compostilla (León). Desmantelamientos que absorberán 120 millones de euros y en los que Endesa contratará mano de obra local en las localidades afectadas por estos trabajos, creando más de 200 empleos anuales, de media, durante su desarrollo.

Después le llegará el turno a Litoral y As Pontes, en proceso de recibir los pertinentes permisos administrativos de cierre. Para todos ellos, los dos iniciados y los dos que están por venir, la compañía ha diseñado el esquema ‘Desmantelamiento Integrado’, que sigue criterios de economía circular y que permite reutilizar edificios, infraestructuras, componentes industriales e incluso los residuos procedentes de los desmantelamientos de estas centrales.

Además, aquellos emplazamientos que no se puedan reconvertir para los nuevos usos energéticos, pero que sirvan para otras actividades empresariales, acogerán esas nuevas inversiones de terceros. Criterios de sostenibilidad y de economía circular serán clave para aprobar la instalación de estos proyectos sobre el emplazamiento de las antiguas centrales.

Para que los trabajos sean más eficientes y menos disruptivos, se ha creado un modelo de desmantelamiento y reconversión paralelo, de manera que mientras se cierra la central antigua, se construye a la vez la nueva. Esto permitirá priorizar aspectos como la seguridad laboral y la preservación del medio ambiente, a la par que limitar el impacto que estos complejos trabajos puedan tener en el entorno.

 

Andorra, primera parada de la transición justa

En el caso de la central térmica de Andorra, el llamado Plan Futur-e de Endesa contempla crear un parque solar fotovoltaico de 50 megavatios de potencia, que estará listo a principios de 2022. En la segunda fase, que se prevé finalizar en 2023, se impulsarán 235 megavatios de energía solar fotovoltaica y 54,3 de almacenamiento en baterías. Una tercera fase permitirá añadir hasta 1.300 megavatios de potencia fotovoltaica, 90 de energía eólica y 105 de almacenamiento en baterías. Estará terminada en 2026. Cuando el pasado 30 de junio de 2019 la central térmica dejó oficialmente de estar operativa, disponía de tres grupos cuya potencia sumaba 1.101,4 megavatios (MW), y que habían entrado en funcionamiento entre 1979 y 1980.

Las instalaciones de la planta ocupan una superficie de 469 hectáreas, en la que se distinguen tres zonas claramente diferenciadas: un área que alberga los grupos de generación eléctrica, otra área que acoge las plantas de desulfuración y otra zona donde se ubica el parque de almacenamiento de carbones y caliza. Para reducir en todo lo posible las afecciones al entorno se implantará y se seguirá un exhaustivo plan de vigilancia ambiental con especial atención a las emisiones y vertidos durante la ejecución de los trabajos.

Dentro del compromiso de economía circular por el que apuesta Endesa está previsto la reutilización de los residuos de hormigón, para lo que se contará con un equipo de machaqueo con capacidad para tratar 300 toneladas por hora y que estará compuesto por una machacadora de mandíbulas, un separador magnético para la segregación de las armaduras desprendidas y un cribado para la clasificación de los hormigones triturados.

En definitiva, Endesa emprende un ambicioso plan de reconversión para ser una compañía aún más sostenible y responsable con el medio ambiente y la sociedad en su conjunto. Y lo hace con un proyecto que, durante los próximos años, permitirá a España adentrarse en una nueva era energética.

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