Estrella Morente: «España no está a la altura de sus talentos»

Ana Matías| 20 de enero de 2022

Dice de Estrella Chucho Valdés que es “un talento fuera de serie”. Estrella es una escritora, una musa, una cantante… de todo. El arte hecho mujer para formar parte de la constelación de las grandes que hicieron historia con sus palabras, con su cante y, ante todo, su enorme sabiduría.

Estrella Morente comenzó su trayectoria a muy temprana edad. Antes de comenzar el Bachillerato, acompañó a su padre, Enrique Morente, en la gira de Omega, la fusión perfecta jamás soñada del género flamenco con los textos de Lorca, la poesía de Cohen y el rock de Lagartija Nick, que abrió la senda a nuevos mundos y que es considerado, por muchos, el mejor disco de la historia. A partir de ese momento, nada volvió a ser igual. Estrella escogió una carrera de fondo, una carrera sin diplomas ni títulos, la del flamenco, y brilló para siempre con su historia.

El 3 de diciembre salió a la luz su octavo álbum de estudio, Leo, en el que pone voz y cante a todas las mujeres que han marcado el mundo, como ella, con su lucha y su talento. “Es un álbum ameno, un disco divertido con el que quiero trasladar las ganas de expresarnos que tenemos las personas después de todo lo que hemos vivido. Se llama Leo por muchas razones: porque yo nací en agosto y este disco también, y además yo me identifico mucho con ese animal, que es tan fiero como noble. Leo es un homenaje a toda esa generación de las mujeres del 27 y de principios del siglo XX a las que admiro profundamente.

«Almudena Grandes fue heredera contemporánea de las grandes escritoras del siglo XX»

Dicen, el single que más está sonando en la radio, es un texto de Rosalía de Castro. Luego también hay piezas como la de María de Buenos Aires, que me hace viajar por Argentina. Eso nos lleva a México a través de la ranchera en homenaje a Chavela Vargas, El último trago, y una carta de Frida Kahlo a Diego de Rivera que es una joya. Un puente entre Buenos Aires, Argentina, México, Portugal… dedicado a toda esa corriente maravillosa de mujeres pioneras: Josefina de la Torre, María Zambrano, Ernestina de Champourcín, cada una emprendedora de lo suyo, que abrieron una vereda por donde caminar era difícil con esa manera de sentir tan libre que tenían y de la que fue heredera contemporánea Almudena Grandes”.

«Ser hija de Enrique Morente es lo mejor que me ha pasado en la vida»

Ser hija del genial Enrique Morente marca muchísimo. La presión se intensifica cuando “tú tienes que seguir también ese legado. No sé muy bien cómo explicarlo. No quiero sonar exagerada, pero para mí es lo más genial que me ha podido pasar en la vida porque he tenido la suerte de tener un padre extraordinario, pero no solamente para mí, sino para las otras generaciones de gente que le siguen. Ha sido un auténtico ejemplo de investigación, de cariño, de tesón, de sacrificio y de admiración hacia sus compañeros. Todo eso fue lo que le ha catapultado y le ha llevado a ser uno de los mayores creadores del siglo XXI y del flamenco.

Mis hermanos son herederos de esa escuela solidaria, muy flamenca y también mirando a los clásicos. Porque si tú quieres tirar hacia la creación, hacia el futuro, hacia la investigación, a hacer cosas nuevas, no hay nada más nuevo que volver la vista atrás y ver lo que han hecho los maestros para coger esa onda y, cuando ya tienes el golpe, lo demás sale rodado. El flamenco es una carrera de fondo, sin diplomas ni títulos, pero en la que, día a día, tienes que seguir aprendiendo, leyendo buenos textos, escuchando a los maestros. Soleá, además, es universitaria, tiene su carrera en Filología Hispánica y eso ha contribuido a su selección de textos tan especial y su estilo tan sensible. Tiene un sello muy especial y yo la admiro mucho.

Luego, Enrique -Kiki- ha superado todas las expectativas. Yo creo que lo más importante es lo que él tiene claro: la veneración por el cante flamenco; y él es exquisito, elegante de forma natural y, no es porque sea mi hermano, pero es un bombón [risas]. Ya fuera de bromas, todos hemos heredado ese respeto, y ellos se están moviendo de una manera muy seria, construyendo cada día y buscando el camino para engrandecer el legado que recibimos”.

«La vida no está hecha para los cobardes»

La pandemia, como la mayoría de nosotros, la ha vivido con temor por la incertidumbre, pero sin perder su ‘norte’ gracias a la música: “Para mí ha sido como vivir una guerra: en el hospital se agolpaba la gente, no podíamos salir a las calles, había toque de queda, los animales entraron en las ciudades, se paralizó el planeta… y eso a veces se nos olvida. Como todo cambia, las guerras también cambian, y esto es otro tipo de guerra extraña, pero hemos vivido una absoluta batalla y no la hemos ganado todavía. No quiero caer en el pesimismo, pero seguimos en la lucha, por eso hay que pedir la colaboración de todos para contribuir a controlar esta enfermedad, tomando medidas y respetando las normas. Mi vía de escape fue, entre otras cosas, un poemario que publiqué el 5 de julio, el día de nacimiento de Federico García Lorca, que se llama Mis poemas y un cante, y ahora hemos llegado a compartir con vosotros este disco que se llama Leo y que para mí es un pedacito de mi corazón, de mi ser”.

Un pedacito del que se sentiría especialmente orgulloso su padre, Enrique: “Yo creo que estaría feliz porque él decía que cuando las cosas no se hacen, se quedan sin hacer, y entonces, cuando algo veía la luz, cuando algo realmente se hacía realidad, él brindaba y aprovechaba ese momento para darle la bienvenida con la alegría de que los trabajos tengan la valentía de nacer, que ya de por sí el nacer requiere ser valiente, la vida no está hecha para los cobardes». Y rompe una lanza a favor de todos esos talentos, a menudo olvidados, que inundan nuestro país: “Yo creo que España, honestamente, no está a la altura de los talentos que tiene«.