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Estrés laboral: síntomas, causas y tips para superarlo

Trini Negri| 12 de noviembre de 2024

En un momento de la historia en el que todo parece ir deprisa y exigir de más, el estrés laboral está llegando a ser un problema crítico que afecta tanto a trabajadores como a empresarios. Esta reacción puede afectar severamente la productividad laboral y derivar en problemas de salud graves si no se toman medidas a tiempo. Cuando una persona siente estrés, su capacidad para concentrarse y tomar decisiones acertadas se reduce considerablemente. La fatiga y la tensión muscular son otros de los factores que perjudican la capacidad física a la hora de trabajar. 

Miguel Ángel Roldán, también conocido como Psicólogo MR, advierte a Influencers sobre la incidencia negativa del estrés en la productividad laboral. “Piensa que nuestra percepción y visión de lo que ocurre influye drásticamente en cómo lo vivimos. Si definimos como estrés ‘el estado de preocupación o tensión mental generado por una situación difícil’, ya entendemos cómo percibir algo como difícil influirá en nuestro rendimiento”, explica. 

Por otra parte, las psicólogas asociadas a la Academia de Educación Emocional, Ana Gabriela Alfaro y Kendry López, aportan un matiz diferente. Junto a esta revista, calificaron con 7 (en una escala del 1 al 10) la influencia del estrés en la productividad laboral. “Lo calificamos en 7, ya que el estrés no solo incide de forma negativa, sino que también puede afectar de forma positiva en la productividad laboral de los empleados, impulsando a rendir más. Resulta importante reconocer cuándo el estrés es saludable como impulso para producir y cuándo, en un alto nivel, incide de forma negativa. Cuando el estrés afecta la productividad se pueden evidenciar señales como una disminución de la concentración, agotamiento físico y mental, problemas de memoria, dificultad para tomar decisiones o irritabilidad, entre otras consecuencias”, subrayaron. 

«El estrés no solo incide de forma negativa, sino que también puede afectar de forma positiva en la productividad» (Academia de Educación Emocional)

¿Es posible reducir el estrés en el trabajo? 

Roldán señala algunas de las prácticas que podrían implementar los empleados para reducir el estrés en sus trabajadores, logrando así un mejor ambiente profesional y más ganas de progresar. “Primero, mejoras estructurales: turnos adecuados, salario acorde, flexibilidad horaria, medidas de conciliación familiar. Es decir, primero que las condiciones laborales sean amables y flexibles, que no significa que ‘todo valga’ y no haya límites y objetivos. Segundo, espacios de reflexión donde se puedan plantear necesidades y problemas; validar emocionalmente al empleado en lugar de juzgarlo o castigarlo por defecto”, manifiesta. 

Unas medidas con las que las profesionales de la Academia de Educación Emocional se muestran en profundo acuerdo. “Un ambiente laboral menos estresante conduce a una mayor productividad, menor ausentismo, menor rotación de personal y un ambiente más positivo en general. Es importante revisar la carga y la gestión del trabajo, tener claridad en los objetivos por alcanzar, así como el ambiente de trabajo, que sea agradable, ergonómico y cuente con las condiciones adecuadas para el bienestar del trabajador. La cultura organizacional resulta muy importante. nos referimos a las prácticas que se fomentan para que exista respeto, confianza y apoyo mutuo. Además, se pueden realizar talleres y capacitaciones sobre el manejo del estrés y la ansiedad, promover espacios de aprendizaje, generar canales de comunicación abierta y clara, fomentar las pausas activas, momentos de descanso consciente y respeto a los tiempos de descanso de los empleados”, aprecian. 

Principales causas del estrés laboral 

Pero ¿dónde está la raíz del enemigo de la productividad? Psicólogo MR señala que el origen de esta reacción del cuerpo suele tener que ver especialmente con las «condiciones laborales difíciles», aunque también afectan los «ambientes hostiles» y las «vulnerabilidades individuales originadas en la propia biografía del empleado, donde hay dificultades del manejo de experiencias internas y patrones de conducta evitativa o controladora». 

Las profesionales de la AEE destacaron que el «ambiente tóxico» que a veces se da en algunas compañías tiene su origen en “rivalidades entre compañeros”, que desembocan en “comentarios negativos. Entonces, se dan faltas de respeto entre los mismos o hacia sus autoridades, o bien de sus jefes hacia sus colaboradores”. Otro factor desencadenante que resaltan es la “mala comunicación”, las “relaciones interpersonales conflictivas” (causadas por personalidades incompatibles) y el “estancamiento” laboral. 

Un enemigo silencioso 

Uno de los riesgos más peligrosos puede ser el hecho de que a veces el usuario no se da cuenta de que sufre estrés hasta que ya se encuentra sobrepasado. Miguel Ángel Roldán señala que esta situación es bastante común. “Nuestra capacidad de adaptación puede conducirnos a patrones inflexibles que desemboquen en crisis. Tomamos conciencia tarde, en parte por el mal de la vida moderna: ‘vivir rápido, sin conciencia’. También la presión ejercida por la autoridad puede llevarnos a interpretar como ‘normal’ prácticas que no lo son”, expresa. 

El punto de vista de Ana Gabriela Alfaro y Kendry López respecto a este asunto es similar. Aseguran que “generalmente el estrés se acumula de manera gradual y muchas veces sutil. Muchas personas pueden normalizar ciertos síntomas y atribuirlos a otras causas. Cuando la persona sufre estrés laboral se afecta su productividad, se evidencian la disminución de concentración, agotamiento físico y mental, problemas de memoria, dificultad para tomar decisiones, procrastinación, irritabilidad, aislamiento social, síntomas físicos como dolores de cabeza frecuentes, problemas digestivos, alteraciones del sueño, tensión muscular, entre otros. Es muy importante que la persona preste atención a los síntomas descritos anteriormente ya que las consecuencias de estos pueden ser muy graves a nivel físico, emocional, psicológico y social”, alertan. 

«Nuestra capacidad de adaptación puede conducirnos a patrones inflexibles que desemboquen en crisis» (Miguel Ángel Roldán)

Profesiones con mayor estrés laboral 

Kendry advierte que a sus sesiones psicológicas han acudido un gran número de médicos y educadores que se “automedican por el exceso de trabajo que tienen. Otros están con tratamiento psiquiátrico, cumpliendo incapacidades, algunos siendo reubicados de sus puestos por otros con menos contacto con jóvenes y niños”.  

En contraposición, Psicólogo MR repara en el estrés experimentado en “call centers y grandes empresas del sector, profesorado y enfermeros/as”.  

¿Existe una edad para sufrir estrés? Una pregunta que los profesionales entrevistados tampoco han dejado pasar. Miguel Ángel observa que “el sentido común diría que la franja de los 30-40. El motivo: porque en esa franja se agolpan muchos más estresores vitales y nos encontramos en el momento de mayor productividad laboral. Pero no manejo los datos oficiales. En consulta, en esa franja es donde más personas acuden con problemas de estrés laboral”. 

En el caso de las terapeutas asociadas a la Academia de Educación Emocional, el paraguas se amplía. “Sí, hay ciertas franjas de edad que pueden ser más propensas a experimentar estrés laboral, aunque esto no es una regla absoluta y puede variar dependiendo de diversos factores. Tradicionalmente, se ha asociado el mayor estrés laboral con la edad media, alrededor de los 45 años. En esta etapa de la vida, las personas suelen tener mayores responsabilidades laborales, familiares y económicas, lo que puede generar una gran carga. Sin embargo, estudios recientes han mostrado que los jóvenes, especialmente los de la Generación Z y los Millennials, también están experimentando altos niveles de estrés laboral”, matizan. 

Tips para combatir el estrés laboral 

Una vez instalado el estrés laboral, ese enemigo silencio que amenaza con arrebatarnos la productividad, ¿es posible reconducir el camino hacia la paz mental? Desde el punto de vista de los profesionales consultados sí, pero requiere de voluntad y acción por parte de la persona que lo padece. 

Psicólogo MR afirma que “lo ideal es poder comunicarlo y que se provoquen cambios estructurales. Es común que la solución sea ir a terapia, pero no podemos olvidar la importancia del contexto”. A su vez, Alfaro y López coinciden en la importancia de tomar medidas para mitigar la situación. 

“Hay que tener el cuidado de diferenciar cuando es un estrés positivo que lleva a la productividad y cuando se convierte en un factor de malestar”, aprecian. Además, recomiendan recurrir a “técnicas de relajación y manejo del estrés, cambios en el estilo de vida, ejercicio, alimentación, hábitos del sueño, control del consumo de cafeína y alcohol, gestión del el tiempo y organización, establecimiento de límites, búsqueda de apoyo y modificaciones en el entorno laboral”. 

En definitiva, aunque el estrés puede instalarse sin que nos demos cuenta, siguiendo las directrices de profesionales y tomando medidas al respecto, puede pasar de ser lo peor que nos ha pasado a un capítulo cerrado y resiliente. 

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