El FBI ha sido incapaz de recuperar datos de casi 7.000 móviles incautados, o la mitad de los incautados en 2017. Esa es la principal preocupación expresada por Christopher Wray. el director de la veterana agencia de seguridad estadounidense en una cumbre entre empresas tecnológicas y oficiales de la ley. “Por decirlo suavemente, esto es un problema muy, muy grande” dijo Wray.
No es una queja nueva. Tanto el FBI como otras agencias llevan tiempo quejándose de la imposibilidad de acceder a ciertos terminales incluso teniendo una orden para ello. Por su lado, las empresas tecnológicas esgrimen el argumento de que la privacidad digital de sus consumidores es lo más importante.
En 2016 hubo un enfrentamiento entre Apple y la ley, cuando el Departamento de Justicia trató de forzar a Apple a desbloquear el teléfono móvil de uno de los criminales detrás del tiroteo masivo de San Bernardino. Finalmente no se llegó a ello ya que el FBI informó que adquirieron un “herramienta” de un vendedor desconocido para desbloquear el iPhone, por lo que no necesitaban la ayuda de Apple.
La llegada al poder de Trump ha traído consigo las sugerencias de una aproximación más agresiva a la hora de saltarse la encriptación de lo dispositivos privados, pero desde el gobierno no se ha concretado ninguna acción. El director del FBI cree que hay encontrar un equilibrio entre la privacidad y la obtención de información, asegurando que las amenazas, tanto foráneas como internas, son muy variadas. Además, ha abogado por la renovación de la Ley de Vigilancia de Inteligencia Extranjera, que permite recabar datos de personas sospechosas de ser militantes en grupos extremistas. La ley dejará de ser válida a finales de año, y según Wray, si no se renueva, el FBI y otras agencias se enfrentarán a otro «punto ciego» en su labor de vigilancia.
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