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El sector del fracking aprovecha la guerra para chantajear a los gobiernos

Pedro Ruiz| 11 de marzo de 2022

Scott Sheffield es un perro viejo del sector petrolero. A sus casi 70 años, cumplirá en este 2022 la friolera de 25 como director ejecutivo de Pioneer Natural Resources, una de las grandes multinacionales petroleras estadounidenses, sabe qué teclas tocar, dónde apretar y qué esperanzas dar. Tanto dentro de los negocios como en política. Una virtud que parece que ha llegado el momento de explotar. De hecho, Sheffield ha verbalizado lo que es un secreto a voces dentro sector del fracking: ‘que si quieren su ayuda, la de los frackers estadounidenses, el mundo tiene que postrarse (en cierto sentido) ante ellos.

Obviamente, ni Sheffields ni otros grandes directivos lo han expresado de una forma tan unilateral. Pero casi. Así, en el momento que medio mundo busca desesperadamente más petróleo con el que suplir el ruso, muchas miradas se han posado en el fracking. Al fin y al cabo, son los actores más flexibles, ya que pueden activar y desactivar rápidamente la producción. Para este año tienen previsto añadir unos 750.000 barriles por día extras a su producción. Una cantidad que sin embargo se antoja muy pequeña, dado que el peligroso juego de Rusia deja en el aire hasta 4,5 millones de barriles.

Una necesidad que el viejo zorro de Sheffields conoce a la perfección. De hecho, el ejecutivo admitió que la industria podría aumentar la producción hasta los 1,5 millones de barriles por día. Pero la solidaridad de los altos ejecutivos del sector esconde una trampa desagradable. Y es que las palabras del mandamás de Pioneer Natural Resources llevaba una coletilla de que ese crecimiento en la producción solo se ejecutará si hay “un cambio en la filosofía de la administración Biden sobre los combustibles fósiles en este país».

 

EL FRACKING VUELVE A SER INDISPENSABLE

Para Sheffields es la única manera de que los inversores vuelvan a apostar por el sector, tras el castigo mediático recibido. Así, el ejecutivo apela a que ese cambio de consideración, junto con alguna ayuda fiscal que seguro que terminará llegando, será necesario para persuadir a esos inversores que han ‘sufrido’ miles de millones en pérdidas en el pasado. En concreto, el directivo pone de relieve que muchos de ellos apostaron por empresas excesivamente derrochadoras que se apalancaron demasiado y terminaron quebrando cuando el precio de petróleo se hundió.

Pero no solo es el viejo zorro instalado en Pioneer Natural Resources, sino un eslogan muy potente de toda la industria. Un mensaje que se ha hecho llegar al mundo durante una de las concentraciones de directivos del sector del petróleo más importante del mundo que se ha celebrado esta mañana. En concreto, se trata de la CERAWeek que organiza la firma S&P Global que se ha celebrado esta misma semana en Houston, la capital mundial del petróleo. Y es que quizás es una de las primeras veces, al menos en los últimos años, que la comitiva política ha sido tan grande y tan activa.

Al fin y al cabo, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, está intentando remover cielo y tierra para hacer aflorar producción extra de petróleo para convencer a los europeos de cerrar definitivamente el grifo del petróleo ruso. Esos movimientos han incluido, por ejemplo, buscar empresas nuevas o convencer a directivos como Sheffields para rastrear el subsuelo de americano para explotar las reservas de esquisto a través del fracking. Algo que van a aprovechar seguro. Aunque no son los únicos su particular cruzada también le ha llevado hasta Venezuela, un viejo enemigo, que también intentará sacar rédito.

 

BIDEN BUSCA NUEVOS ALIADOS PETROLEROS

Hasta el punto de que el presidente del país, Nicolás Maduro, ahora que va a ser socio se omite el término dictador (aunque sea más ajustado a la realidad), ha llegado a decir que la bandera venezolana luce más bella al lado de la estadounidense. Unas declaraciones y un entendimiento que hace un año eran totalmente impensables. Aunque la cruzada de Biden por todo el mundo también está demostrando que su capacidad es mucho más limitada de lo que se piensa. En especial, a la hora de sumar aliados de peso para compensar el desenganche mundial del petróleo ruso.

Así, una vez se trazo el plan (o Rusia lo precipitó) las primeras miradas e intentos se posaron en Arabia Saudí y los Emiratos Árabes. Al fin y al cabo, si quieres petróleo ambas regiones son el gran recurso. Pero decir que no hubo acuerdo es incluso decir demasiado. La realidad es que directamente los líderes de estos países, descontentos con su política en el Medio Oriente, se han negado a atender las llamadas telefónicas de Biden. De ahí, que haya tenido que recorrer medio mundo, llegar hasta Caracas y aceptar el chantaje que están orquestando las petroleras del fracking.

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