En 2008, Islandia sufrió una crisis financiera que llevó al país al borde del abismo. Los tres principales bancos quebraron y tuvo que aceptar un préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 1.875 millones de euros.
Hoy en día el caso islandés se pone como ejemplo de salida de una crisis. Los responsables han sido juzgados y condenados a penas de prisión, el préstamo ya ha sido devuelto y la tasa de desempleo continúa cayendo.
Sin embargo, hay un problema del que aún no han conseguido desembarazarse: la crisis inmobiliaria. Solo en la capital, Reykjavik, viven cerca de dos tercios de los 338.000 habitantes del país. La población crece, la construcción de vivienda es insuficiente y la llegada masiva de turistas ha reconvertido muchos alojamientos en apartamentos turísticos.
Tal es la demanda de vivienda que, de acuerdo con el Banco Central, a principios de 2015 el tiempo medio para vender una casa era de más de tres meses, mientras que a finales de 2016 ya se situaba en 5 semanas. Ante este panorama, un trabajador común encuentra serias dificultades, no solo para encontrar una vivienda barata, sino simplemente para optar a alguna.
La multinacional sueca Ikea ha decidido ayudar a sus empleados a resolver el problema de la escasez de vivienda. La compañía ha anunciado que va a construir un edificio para alojar a sus trabajadores en Gardabaer, cerca de su única tienda a las afueras de Reykjavik. La empresa alquilará 36 apartamentos de alta gama, entre los que habrá estudios de 25 m2 y otros de dos o tres habitaciones de hasta 58 m2. El tamaño es considerablemente pequeño en Islandia, pero la compañía quiere demostrar así que se puede tener una buena calidad de vida en un espacio reducido. Es la filosofía que siempre ha caracterizado a la tienda número uno en fabricación y venta de muebles del mundo.
El turismo ha ayudado a reactivar la economía islandesa, pero también ha provocado que se disparen los precios de los escasos alojamientos, con una subida del 14% en 2016. Alquilar una vivienda T1 (de un solo dormitorio) cuesta de media unas 170.000 coronas al mes (1.460 euros). En el edificio de Ikea, el apartamento más pequeño, completamente amueblado, costará menos de 100.000 coronas (837 euros). De esta forma, asegura el director general de Ikea en Islandia, Thorinn Ivarsson, lograrán lo que para su empresa es una prioridad: garantizar que sus empleados tengan cubierta su necesidad de alojamiento. Contar con trabajadores serenos, sin problemas financieros o emocionales, sin duda ayuda a aumentar la motivación de los empleados por su trabajo y, a la larga, a mejorar la productividad de los equipos.
Además de poner las viviendas a disposición de los 350 empleados con los que cuenta la compañía sueca en Islandia, las viviendas de precio moderado se ofrecerán a estudiantes y empleados de establecimientos instalados cerca del gigante sueco, como Costco o Toyota. El propio Ivarsson asegura que el objetivo es tener una gran variedad de personas viviendo en el edificio, desde extranjeros a familias jóvenes o personas solteras. En los próximos años tienen previsto aumentar la plantilla en al menos un centenar de personas.
0 comentarios