El oscuro secreto de Ikea: así es su increíble red para no pagar impuestos
El sillón Pöang o la cama Songesand destacan como algunos de los muebles de Ikea más difíciles de montar, según sus propios usuarios. No obstante, el ensamblaje de ambos resulta un juego de niños en comparación con la complejidad de seguir la intrincada red societaria, las cuentas y los artificios fiscales del grupo. Un titánico esfuerzo que abarca un coloso cuyo valor supera los 500.000 millones de euros, que se extiende desde pequeñas filiales en remotas localizaciones hasta gigantescos holdings en Países Bajos, Liechtenstein o Suiza donde reina el silencio, o las vastas fundaciones holandesas que lo poseen todo, pero no tributan.
Aunque para entender lo que le cuesta a Ikea pagar impuestos no es necesario viajar tan lejos. Basta con acercarse a la Avenida Matapiñonera, en San Sebastián de los Reyes, donde se encuentra su holding en España, Ikea Ibérica SAU, que centraliza las demás filiales del grupo en territorio nacional. Un centro que conocen bien tanto sus empleados como los inspectores de Hacienda encargados de velar por el cumplimiento fiscal de las empresas. No es de extrañar, dado que la compañía sueca acumula un abultado registro de sanciones derivadas de su ‘contabilidad creativa’ para minimizar el pago de impuestos.
IKEA HA SIDO SANCIONADA CON 150 MILLONES DE EUROS
Cada acta levantada por Hacienda en relación con los impuestos que Ikea debía pagar ha generado problemas, como revelan sus propias cuentas. De hecho, la compañía ha tenido que abonar al fisco más de 150 millones de euros en concepto de impuestos no pagados e intereses de demora, de los cuales apenas ha recuperado 25 millones tras años de litigios. Aunque cada caso tiene sus particularidades, hay un denominador común que destaca: los gastos deducibles por los servicios prestados por otras empresas del grupo.
El caso más reciente, aún en disputa, es el correspondiente al periodo 2010-2014, por el cual Ikea tuvo que desembolsar 62 millones de euros adicionales. Este pago, que ha sido recurrido en todas las instancias, está relacionado precisamente con «la deducibilidad de los servicios prestados por sociedades del grupo y los deterioros de activos de sus filiales». En el siguiente expediente de inspección, relativo al periodo 2015-2018, la compañía nuevamente tuvo que afrontar una elevada cifra, ascendiendo a 76 millones de euros, en parte por los intereses de demora. Los motivos fueron similares: problemas de independencia entre sociedades del grupo, la valoración de mercancías adquiridas a filiales suizas, y otra vez, «la deducibilidad de servicios prestados por empresas del grupo». Para el más reciente, las actas de 2019-2022, Ikea ya ha provisionado 17 millones.
EL GRUPO SUECO QUE SE MUDÓ A HOLANDA
El recurrente problema de Ikea con Hacienda respecto a la deducibilidad de los gastos con empresas del grupo tiene una explicación sencilla: las filiales facturan todo, desde materiales hasta alquileres o propiedad intelectual, a otras compañías dentro del conglomerado. Esto permite mantener un férreo control interno sobre el negocio y crear una estructura optimizada para minimizar el pago de impuestos. Todo esto se ve facilitado dado que la cúpula del grupo reside en países como Holanda y Suiza, conocidos por su laxitud fiscal, y, en última instancia, cuando los miles de millones que circulan por el grupo acaban en fundaciones, que están exentas de tributar.
La Stichting Ingka Foundation, afincada en Países Bajos, es la cúspide del entramado y la propietaria real de Ikea. Se trata de una entidad jurídica sin ánimo de lucro, lo que la exime del pago de impuestos. Desde 1982, custodia las acciones de Ingvar Kamprad, el que fuera fundador del imperio. ¿Qué llevó a Kamprad a estructurar el grupo de esta manera? Principalmente, porque favorecía tanto la evasión fiscal como el control absoluto del negocio. Las «Stichtingen», o fundaciones, son la forma más común de organización sin ánimo de lucro en los Países Bajos, y para Kamprad fue la solución perfecta para escapar del estricto régimen fiscal sueco de los años 80.
EL GIGANTESCO CONGLOMERADO LLAMADO IKEA
Bajo la Stichting Ingka Foundation se encuentra la auténtica matriz del grupo: la todopoderosa Inter Ikea Holding, también con sede en Países Bajos, que en 2016 asumió el control de la antigua Ingka Holding, una fusión de tal magnitud, que requirió la aprobación de la Comisión Europea. Inter Ikea Holding agrupa todo el negocio de venta de muebles y gestiona cientos de filiales distribuidas por todo el mundo. A través de ella se centralizan los servicios que las tiendas necesitan y, a su vez, recibe las ganancias generadas. Esto explica por qué Hacienda e Ikea mantienen constantes disputas sobre la «deducibilidad de los servicios prestados por sociedades del grupo».
Las «Stichtingen», o fundaciones, son la forma más común de organización sin ánimo de lucro en los Países Bajos, y para Kamprad fue la solución perfecta para escapar del estricto régimen fiscal sueco de los años 80.
El organigrama del conglomerado sueco desciende un nivel hacia otras filiales gigantes que dependen de otras matrices y fundaciones. La primera es Ikea Retail, que domina el negocio principal de las 400 tiendas de la marca repartidas por el mundo, incluyendo formatos urbanos y comercios. Además, Ikea Retail opera bajo acuerdos de franquicia gestionados por Inter Ikea Systems, el franquiciador mundial de Ikea. La rama de promoción de negocios está bajo Ingka Centres, operador mundial de los «meeting places», que incluyen numerosos centros comerciales.
Por último, Ingka Investments es el brazo financiero del grupo, encargado de realizar inversiones y adquisiciones que garantizan la solidez financiera a largo plazo y respaldan el crecimiento, la transformación empresarial, la sostenibilidad y los compromisos sociales.
LAS OTRAS FUNDACIONES: LIECHTENSTEIN Y SUIZA
Aunque la Stichting Ingka Foundation es la más grande, no es la única fundación beneficiaria de los fondos del grupo. Dentro del colosal organigrama de Ikea existen al menos otras dos grandes fundaciones que también reciben flujos de dinero: Inter Ikea Foundation e Interogo Foundation, ambas radicadas en Liechtenstein, otro país destacado por su laxa fiscalidad. De hecho, Interogo Foundation es la entidad que controla la filial Interogo Holding, cuyo capital radica en Suiza. Parte de los beneficios y el negocio de Ikea terminan en Suiza, para luego ser repatriados a Liechtenstein.
Además, Ikea cuenta con otras empresas financieras como FAMI LTD, que proporciona líneas de crédito a todo el negocio en España, sumando 230 millones de euros solo en 2023. Otro actor clave para la familia Kamprad es II Holding, que canalizaba los cobros de Inter Ikea, con gran parte de su actividad en Luxemburgo, otro territorio de fiscalidad favorable.
En definitiva, pese a los avances en transparencia llevados a cabo por la compañía en los últimos años, parece evidente que todavía hay muchos secretos oscuros detrás. Y es que cada vez que te preguntes qué tipo de mente ha ideado unas instrucciones tan complejas para montar un mueble, recuerda el tan eficiente como descomunalmente loco sistema societario de la propia Ikea.