Influencers que cambiaron el mundo: John Locke
En un mundo donde la línea entre el trabajo y la vida personal se desdibuja cada vez más, explorar las raíces filosóficas del ‘derecho al ocio’ nos lleva de regreso a uno de los pensadores más influyentes del siglo XVII: el inglés John Locke (1632, Wrington – 1704, High Laver).
Aunque este filósofo y médico no habló directamente del ocio en el sentido moderno, su filosofía sobre los derechos naturales y el bienestar humano sentaron las bases ideológicas que influyeron en la conceptualización del ocio como un derecho esencial.
John Locke, en su obra Dos tratados sobre el gobierno civil (1690), articuló una visión del mundo en la que los derechos a la vida, a la libertad y a la propiedad son inherentes a la condición humana. Aunque Locke centró su argumentación en la esfera política y económica, su teoría tiene implicaciones profundas para el concepto de ocio porque (según Locke) el propósito del gobierno es proteger estos derechos naturales y, por extensión, cualquier actividad que contribuya al bienestar y desarrollo de un individuo. El ocio, entendido como el tiempo libre de obligaciones laborales, se convierte entonces en un campo en el que el individuo puede ejercer su libertad para alcanzar la felicidad y el autodesarrollo. Bajo este enfoque, el ocio no es un mero pasatiempo, sino una expresión fundamental de la libertad individual que Locke sostuvo como sagrada.
Y es que Locke defendía que el desarrollo humano no se limita a la acumulación de riqueza o estatus, sino que incluye el crecimiento intelectual, emocional y ético. Y por ello, el ocio adquiere un papel crucial como un tiempo dedicado a la educación, a la reflexión y a la realización de actividades enriquecedoras que fomentan una sociedad más ilustrada y ética.
Al fomentar periodos de descanso, las sociedades pueden asegurarse de que los ciudadanos mantengan un equilibrio saludable que les permita regresar a sus labores con renovado vigor y perspectiva, promoviendo un ciclo virtuoso de productividad y bienestar.
En el siglo XIX y principios del XX, con la revolución industrial en pleno apogeo y la subsiguiente reforma laboral, los conceptos de Locke fueron invocados para argumentar a favor de la mejora de las condiciones laborales de los trabajadores, abogando por el descanso y el ocio como derechos esenciales que complementan la capacidad de trabajo y protegen contra la explotación. Al redefinir el ocio como una necesidad, más que un lujo, las sociedades modernas han reflejado los principios de Locke sobre la libertad y la calidad de vida, fortaleciendo la estructura de derechos y beneficios en el mundo laboral contemporáneo.
Por lo tanto, las vacaciones pagadas no solo representan una compensación económica, sino que también reconocen la importancia del desarrollo personal y de la salud mental, aspectos que son cruciales para la productividad y la creatividad en el trabajo.
Locke murió el 28 de octubre de 1704 y fue enterrado en el cementerio de la localidad de High Laver (Inglaterra). Nunca se casó ni tuvo hijos, pero nos dejó un legado filosófico que ha influido para que nuestra sociedad valore y promueva el bienestar de cada individuo.
¡Felices vacaciones!