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Jorge Fuembuena: El ojo que no cesa

Juan Carlos de Laiglesia| 31 de marzo de 2025

Jorge Fuembuena se define como un trabajador incansable y su producción fotográfica lo confirma. De otro modo no podría acumular la cantidad de premios, rodajes, ensayos y exposiciones artísticas que engrosan su currículo. Su excelente catálogo de retratos de estrellas de cine solo es la punta del iceberg.


Sorprendido por Influencers entre dos rodajes de películas, su Galería de Arte Contemporáneo Max Estrella nos pone en contacto y se presta a un diálogo telemático donde relaciona curiosidad y amor con fotografía y cine. Más que una carrera, la vida artística de Fuembuena es un no parar que reparte entre las obras más personales que expone en museos y galerías de arte y una ingente labor en encargos como foto fija en cine y fotógrafo oficial en festivales. Beneficiario de becas importantes como La Casa de Velázquez y la Real Academia de España en Roma, devuelve su conocimiento impartiendo enseñanza especializada en prestigiosas escuelas como el Máster Internacional de Photoespaña y el Istituto Europeo di Design. La nota biográfica al final de este reportaje reseña algunos de sus numerosos reconocimientos. 

The New Painting Series

“En mi trabajo personal como autor experimento asimismo con proyectos transversales entre cine y fotografía, y en encargos propongo exposiciones y publicaciones con imágenes de los rodajes. Generalmente son los propios directores y productores quienes me llaman porque conocen mi trabajo personal de creación y nos encontramos cada año en festivales de cine donde trabajó, como San Sebastián, Málaga, Nantes, Marsella…”. 

¿Cómo llegaste a la fotografía?

La idea de que mi afición coincida con mi oficio es un sueño. La base de todo es una curiosidad permanente, el deseo de entender y conocer, explorar correspondencias emocionales y horizontalidad con el mundo… Tras veinte años en este mundo pienso que la fotografía es un acto de amor. 

“La fotografía va de sugerir, no de explicar. Habla de lo inefable y por eso me fascinan las fotografías silenciosas, esas que hay que leer varias veces y se encuentran entre lo predecible y lo incierto”

¿Puedes describir tus sensaciones cuando estás haciendo fotos? 

El acto de creación es un acto ilógico. Fotografiar supone mirar el mundo y expresarse acerca de él, desde lo incompleto, lo fragmentario o lo inmediato. El espacio empieza porque miramos más allá de nosotros mismos y la fotografía no va de explicar, va de sugerir. La fotografía habla de lo inefable. Me fascinan las fotografías silenciosas, las que hay que leer varias veces y se encuentran entre lo predecible y lo incierto. La clave es crear puentes entre lo visible y lo invisible. 

Estar inmerso en el cine te da acceso a recursos exclusivos. 

Mi trabajo de encargo en cine retroalimenta mi trabajo personal de creación como artista, van en la misma dirección semántica, como hacía en su día Richard Avedon. Trabajar con grandes cineastas significa un aprendizaje constante. Este año he trabajado con Julio Medem. Es un genio. Ha sido en el largometraje 8, una película  que resuena a Los amantes del círculo polar. Recientemente he terminado de digitalizar el archivo erótico del ilustre Luis García Berlanga. Son 20.000 revistas propiedad del cineasta como suscriptor anual, que permiten reflexionar sobre nuestra relación con el deseo, el cuerpo y el género. Me interesa profundizar en el concepto de censura. 

Creo que Carlos Saura tiene para ti una importancia particular. 

Mantuve con él una relación de amistad. Hemos colaborado en distintos proyectos relacionados con Goya y con Luis Buñuel. Precisamente este pasado verano rodamos Día de caza, un largometraje dirigido por Pedro Aguilera, un tipo wéstern distópico que apela a La caza, de Carlos Saura, con su hija Anna como productora y un reparto coral donde están Blanca Portillo, Rossy de Palma y Carmen Machi. Saura también me apoyó en el proyecto de investigación Insectum. 

¿En qué consiste ese trabajo sobre Buñuel, Insectum? 

He dedicado hasta ahora quince años a ahondar en la gramática y el lenguaje del cineasta aragonés basándome en tres conceptos: la fe, el erotismo y la muerte. Luis Buñuel tenía la muerte muy presente y considero que la fotografía no nace como un espacio estético, sino como el discurso trágico, el del tiempo y la muerte. Insectum es un proyecto que se mueve entre la realidad y la ficción, relaciona imágenes apropiadas y encontradas con imágenes construidas y simulacros y toma la forma de ensayo fotográfico. Encontramos material de archivo como cartas, fotografías degradadas, postales, cadáveres exquisitos, fotos de objetos personales de Luis Buñuel que se encuentran en la colección de la Filmoteca Española y la Cineteca Mexicana. Tuve acceso en París a distintos álbumes familiares de Buñuel en casa de Juan Luis Buñuel, su hijo mayor, cineasta también… Existen, asimismo, colaboraciones especiales como la de la legendaria fotógrafa de Magnum Mary Ellen Mark y el maestro mexicano Manuel Álvarez Bravo.

¿Cuál será el siguiente paso del proyecto? 

El libro se encuentra en proceso de secuenciación. Como experimento para editarlo, produjimos un taller experimental de narrativa visual para niñas y niños de entre 6 y 11 años en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, donde el único requisito era que usaran su imaginación. 

En Roma culminaste una serie inspirada en el director Pier Paolo Pasolini. 

Son obras analógicas, más experimentales, construidas con plata y procesos químicos antiguos. Al proyectó lo titulé Chavales del arroyo por la novela de Pasolini Ragazzi di Vita. Exploro la belleza del fracaso en los chavales de borgate (arrabales), efebos que deambulan por las calles buscándose la vida. Sus gestos y posturas corporales recrean algunas de las pinturas de otro maldito de Roma como Pasolini, Caravaggio. La calle, la periferia de Roma, es el escenario de resistencia donde construir comunidad, y el lugar propicio donde tomo posición en un claro ejercicio de activismo político. 

Esta serie aborda una faceta esencial de tu obra: el retrato. 

El pacto, la química y el vínculo en ese espacio con los retratados es directo, sintonizamos con la energía. Yo trato de que las personas estén muy cómodas, que se sientan queridas, están dedicando una parte de su vida a ti y hay que ser agradecido, me están dando un tiempo y su confianza. Es un tesoro. Hablo a la gente con honestidad desde el convencimiento de lo que hago. Soy muy delicado. Debo mucho a autores como Alberto García-Alix y Miguel Trillo. Jugamos a retratarnos y he aprendido mucho con ellos. 

Disculpa la intromisión, pero tengo colgados juntos un retrato que me hizo Ouka Leele y otro de Alberto García-Alix, y ¡soy dos personas distintas! Se reflejan como si se estuvieran autorretratando. ¿Cuánto hay del modelo y cuanto del fotógrafo en un retrato? 

El retrato es el alma de la fotografía y la cualidad ineludible de cualquier buen retratista es la empatía, la cuestión humana. El retrato es un misterio sin resolución aparente, un instrumento de encuentro horizontal con el otro y una invitación al juego. En mis retratos busco siempre correspondencias emocionales, y en muchos casos esa horizontalidad viene determinada por el punto de vista y la confluencia de ambas miradas.

¿La conexión es diferente con una estrella de cine? 

No. Todos ellos son actos fotográficos, me interesa un ejercicio más profundo, psicológico, donde la mirada sea el elemento clave y se construya un espacio emocional. 

Kristen Stewart

¿Tu libro Élégies es un punto y aparte en tu carrera?

Élégies ha sido publicado por la prestigiosa editorial internacional RM y presentado en Paris Photo. Hemos partido para construir la anatomía del libro desde cero con la edición. Las distintas series conectan y se entrelazan con otras a través de una ruta con links secretos que construye un viaje infinito por mi universo visual. Es como un rizoma, estableciendo tensiones, diálogos, relaciones de solapamiento, ecos o resonancias entre imágenes. Un montaje como proceso de trabajo que es como trabajo de mesa, para dar un nuevo significado a las imágenes. Es una confrontación y una coexistencia. El formato libro es otro canal, puede llegar al mismo tiempo a cualquier parte del mundo, mientras que una exposición es una experiencia física y depende de un espacio geográfico. RM distribuye mundialmente, en el Pompidou de París, en el MoMA de Nueva York… 

El pasado noviembre apareciste en el documental Sorolla

La directora Pilar Pérez Solano ha visto muchas analogías entre nosotros. Sorolla y yo somos trabajadores constantes, incesantes, incansables, con una producción muy fértil. Existe una enorme capacidad de trabajo y esa mirada a la belleza sublimada, un canto a la plenitud y el gozo. Compartimos una visión basada en el silencio y la idea de cómo la mirada documental genera una posición ante el mundo. 

*Nota biográfica: Jorge Fuembuena (Zaragoza, España, 1979, con base en Madrid) es uno de los fotógrafos más reconocidos de las nuevas generaciones: Becario de la Real Academia de España en Roma; Premio Pilar Citoler 2019; Premio Fundación Enaire 2019; IPA 2012 Competition (Lucie Foundation, Nueva York); Photo Reportage ARCO Award and Gold Medal en el PX3 Prix 2012 (París, Francia); Premio Generaciones de Caja Madrid 2011; OCMX Award, 2011 (México). Destaca su habitual trabajo como retratista y su participación como fotógrafo en películas premiadas internacionalmente. Su obra se encuentra presente en numerosas colecciones privadas y públicas como la Colección SpallArt, la Colección Nancy Novogrod, la Colección Polly Meyer, la Colección Jessica Levy, la Colección Rafael Tous, la Colección Los Bragales, la Colección DKW, la Colección Alcobendas de Fotografía, la Colección Kells o la Colección AENA.

Foto destacada © María Antonia de la Vega

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