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El proyecto de ‘Jurassic Park’ en el que ha invertido Paris Hilton

Pedro Ruiz| 30 de agosto de 2022

¿Qué fue lo que convirtió a Jurassic Park en un clásico irrepetible del cine? La pregunta es casi imposible de responder por la abundancia de elementos únicos que contiene, que van desde la banda sonora a la campaña de marketing más grande. También la primera vez que se utilizaron efectos especiales creados por ordenador de forma integral. Quizás fuera esa desmesura visual la que ayudó a forjar su leyenda. Al fin y al cabo, consiguió dar vida al sueño de todo niño: un parque de dinosaurios. 

Pero por muy buenos que fueran aquellos efectos producidos por Industrial Light and Magic (ILM), siempre quedó esa tristeza de que solo fuera una película. Y que en realidad ese sueño, que por una hora y media había logrado revivir Steven Spielberg, solo era eso. Aun así, siendo conscientes de ello (sobre todo a medida que cumplían años) muchos creyeron en cierta medida que ese proceso científico podría acabar siendo real con el paso del tiempo. De hecho, a día de hoy no solo se cree, sino que se está trabajando en ello. Aunque eso sí, por lo que podemos saber, ese nuevo Jurassic Park de llegar será muy diferente.

De hecho, los principales avances en la materia crearían un parque temático con más similitudes a Ice Age, la famosa película de animación, que del clásico de Spielberg con el gigante T-Rex rugiendo desde su alambrada.

 

MÁS DE 75 M$ PARA TRAER A LOS MAMUTS DE VUELTA

Todo parece empezar con los mamuts. De hecho, uno de los programas más ambiciosos de desextinción, como le llaman los científicos, es traer de vuelta al mamut lanudo de la prehistoria. Un proyecto que lidera George Church, profesor de genética en la Universidad de Harvard, junto con la startup Colossal. Y para la que cuenta no solo con un equipo de genetistas y científicos de alto nivel, sino también con un músculo financiero enorme, con más de 75 millones de euros recaudados en unos meses, y una lista de inversores muy potentes entre los que destacan nombres como el de Paris Hilton.

La historia de Colossal arranca en 2015 cuando Peter Thiel, conocido fundador de PayPal o más recientemente Palantir, proporcionó los fondos necesarios al propio Church. Más adelante, el genetista junto al empresario tecnológico Ben Lamm crearon lo que se conocería como Colossal Biosciences. La firma presentó hace cerca de un año su proyecto de revivir a los mamuts y logró una primera ronda de financiación de 15 millones. Más adelante, volverían a salir al mercado recaudando otros 60 millones y ampliando notablemente el número de inversores.

 

Jurassic Park

 

En ese elenco sobresale la heredera del imperio hotelero Hilton, pero todavía son más importantes la firmas de capital privado como At Ones Venture o Thomas Tull, un multimillonario que es fundador y CEO de la empresa Tulco o de Legendary Entertainment. La amalgama de inversores no sólo buscan esa posibilidad de revivir o recrear especies para un posible parque, sino que sus aspiraciones van mucho más allá. El propio Tull reconocía que “el mamut capta la imaginación de la gente, pero para mí se trata más de la tecnología que están desarrollando”. De hecho, la empresa busca crecer también en campos cómo la ingeniería genética aplicada a la informática computacional para lograr avances en la lucha contra enfermedades humanas o las anomalías genéticas.

 

LA TECNOLOGÍA ‘NO TAN DIFERENTE’ QUE PUEDE REVIVIR ‘JURASSIC PARK’

Pese a que el intento de revivir a los mamuts es el proyecto más ambicioso de todos, los primeros resultados han llegado, sin embargo, de las ratas. En concreto, en un artículo liderado por Thomas Gilbert, investigador de genómica y profesor de la Universidad de Copenhague, y publicado por Current Biology se probó la viabilidad de la desextinción mediante la secuenciación del genoma de la rata de la Isla de Navidad, una especie que se extinguió entre finales del Siglo XIX y principios del XX.

Gilbert había cogido muestras de ADN de distintas ratas extintas que eran relativamente nuevas y estaban bien conservadas. Además, contaba con material adicional de la rata marrón estándar de Noruega, con la que está muy emparentada, para la cual hay abundantes datos de referencia de ADN. A pesar de ello, el resultado no fue tan prometedor. Los científicos no pudieron recuperar ni el 5% del genoma de la rata de la Isla de Navidad. Muchos de los genes faltantes estaban relacionados con la inmunidad y el olfato, dos funciones muy importantes para el animal. “No son solo las cosas irrelevantes las que no vas a recuperar”, dijo Gilbert. A lo que añadió que “entonces, terminarás con nada parecido a lo que se extinguió”. Eso limita la idea de revivir Jurassic Park.

Para el caso de los mamuts la idea sigue la misma lógica. Al igual que en la película en la que se tenía ADN de dinosaurio, procedente de los mosquitos fosilizados en ámbar, y el refuerzo de otras especies más o menos emparentadas. Curiosamente, esas serían hoy en día más las aves que muchos reptiles. Entonces, para el mamut lanudo los investigadores poseen material de ADN procedente de una serie de muelas bien conservadas extraídas en la década de 1970 de capas geológicas de Siberia. Mientras, el material de adición sería el del elefante indio.

 

LOS LÍMITES DE LA DESEXTINCIÓN Y DE CREAR UN ‘JURASSIC PARK’

Y con eso es lo que se está trabajando. Aunque como ocurrió con la rata de la Isla de Navidad, el rompecabezas parece realmente difícil. Por un lado, porque el material genético de los mamuts que se posee no tiene la misma secuenciación, ya que son de especies diferentes. Eso, por sí solo, ya plantea limitaciones, porque se tienen muchos genes distintos. Pero no es tan insalvable como el hecho de que apenas contienen unas cuantas filas de ADN, lo que podría estar por debajo de lo necesario. De hecho, pese a que en Jurassic Park se muestra como el ADN es fácilmente recuperable, la realidad es diferente. Así, a partir de un cierto tiempo entre 500 y 1.000 años las hebras de ADN empiezan a disolverse sin vuelta atrás.

Aunque no hay dos problemas sin tres. Y quedaría todavía un vacío casi insalvable: ¿Qué puede salir realmente de juntar genes vivos con genes de especies extintas? 

Un ser vivo es un enorme recipiente de genes, pero con una identidad propia. Esa última parte es quizás lo más difícil de conseguir. “Incluso si pudiéramos obtener el 100% de su código genético, todavía estaríamos creando un organismo que tiene el mismo orden de genes y el mismo número de cromosomas que su pariente vivo”, dijo Ben Novak, científico líder de Revive & Restore, una de las organizaciones sin fines de lucro líderes en el esfuerzo de eliminación de la extinción, en un artículo reciente.

A pesar de todo ello, Colossal sigue adelante con sus planes. “En realidad, no conozco a nadie que haya dicho que tenemos que obtener una copia perfecta de cualquier cosa”, dijo Church. Y no solo es la opinión del genetista, sino también de otros muchos multimillonarios dispuestos a creer en esa idea. Por suerte, los siguientes problemas o dilemas como qué hacer con esos animales, no llegarán hasta que la empresa logré su ambicioso proyecto. ¿Veremos próximos intentos con dinosaurios en un Jurassic Park real?

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