Esta aventura de exploración y ciencia es pionera en el mundo por ser la primera realizada con un vehículo ‘cero emisiones’ (el «Trineo de Viento») destinado a los territorios polares y con capacidad para transportar dos toneladas de peso. Entre las instituciones que participan en esta expedición está la Agencia Espacial Europea (ESA), la Universidad de Maine, la Universidad Autónoma de Madrid, el CSIC, la Universidad de Alcalá de Henares, la Universidad de Valencia, el Centro de Astrobiología (CSIC-Inta), la Aemet, la empresa GMV y un investigador de la NASA.
Boceto del Trineo de Viento
Los cuatro miembros de la expedición ya han recorrido la mitad de los 2.400 kilómetros de su recorrido previsto, alcanzando la base científica norteamericana ‘Plateau Station’, cerrada hace ahora 50 años. «Está fosilizada en hielo», ha dicho Ramón Larramendi, jefe la expedición, vía satélite. «Fue abandonada por el coste que tenía venir hasta aquí para recoger los datos, dado que vía satélite no funcionaba bien por problemas de suministro energético, pero nosotros hemos llegado en el Trineo de Viento en 27 jornadas».
Entrada de la «Plateau Station»
Ahora continuarán su ruta hasta subir al Domo Fuji, a 3.700 metros de altitud, donde se encuentra otra estación científica, en este caso japonesa y en funcionamiento. Será el punto del retorno hacia la costa. Tienen previsto acabar a principios de febrero.
Desde su salida al hielo, los cuatro expedicionarios -Larramendi, Ignacio Oficialdegui, Manuel Olivera e Hilo Moreno- han pasado por diferentes condiciones meteorológicas. Los primeros días fueron de auténtica ventisca, lo que dificultó la ‘puesta a punto’ del equipamiento del eco-vehículo. La acumulación de nieve arrastrada por los fuertes vientos polares complicaba el montaje. Posteriormente, el viento mejoró y han navegado a una media de unos 8 Km/h, con un pico de 35 kms/h.
Los expedicionarios
Los expedicionarios organizan sus jornadas de trabajo en dos turnos de dos personas, ya que tienen días con luz durante las 24 horas, de modo que durante nueve horas un turno trabaja y el otro turno descansa, ya sea pilotando o haciendo ciencia, lo que les permite estar activos de seis de la mañana a 12 de la noche, si bien los varían en función de las condiciones del viento.
Hasta ahora, la expedición ya ha conseguido datos sobre los satélites Galileo de la ESA, muestras de hielo de hasta cuatro metros de profundidad, muestras para analizar posibles microorganismos en el aire polar, ha probado el instrumento MEDA que irá a Marte en la misión Mars2020 de la NASA y enviado imágenes a Madrid exitosamente, se ha conectado el instrumento SOLID, que detectará vida extraterrestre en misiones espaciales, y ha recabado datos sobre cambio climático o biológicos de gran interés científico en una de las zonas de la Tierra más desconocidas por el ser humano.
Por J.C de L.
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