Esta es la cuarta vez que un mexicano se alza con la estatuilla en cinco años. Guillermo del Toro pone así la guinda a una 90º ceremonia de los Oscar más inclusiva que nunca, celebrando la diversidad y la pluralidad que por fin parecen entrar por la puerta grande de Hollywood.
Una historia de amor protagonizada por una limpiadora muda y una criatura submarina capturada en un complejo militar secreto ha sabido cautivar como nunca a la Academia, demostrando que a partir de la fantasía se puede reflejar la realidad en la que vivimos. Guillermo del Toro abre así una puerta a todos aquellos realizadores que creían que no era posible y les invita a aprovechar la oportunidad porque como él afirma, sí es posible.
La estatuilla al mejor largometraje animado se la ha llevado la también ineludiblemente mexicana Coco, ganando a su vez el de mejor canción. Una mujer fantástica se hizo con el primer Óscar de la historia para Chile, cerrando así la exitosa presencia latina y centrando la atención también en la comunidad transexual.
Por otro lado, en esta gala marcada por la revolución que está viviendo Hollywood, el elegido presentador por segunda vez consecutiva, Jimmy Kimmel, ha sabido salvar la situación manteniendo un equilibro perfecto a la par que incidiendo sin pudor en los temas más complejos. “Este año, cuando escuchéis vuestro nombre, no os levantéis inmediatamente”, así abría la gala recordando el error de la ceremonia anterior de Faye Dunaway y Warren Beatty, al equivocarse y anunciar por error La La Land como película ganadora, levantando la risa del público, entre ellas Emma Stone. Este año la Academia les brindó la oportunidad de resarcirse y anunciaron a viva voz a un Guillermo del Toro merecido ganador.
Pero quizá el tema de Hollywood más importante a tratar sea el escándalo Weinstein, que ha dado pie a empezar a destapar los trapos sucios relacionados con los abusos sexuales dentro de la industria. Kimmel no calló y se refirió al asunto primero haciendo una mofa sobre la estatuilla “Oscar es el hombre más querido y respetado de Hollywood. Y hay una buena razón, solo miradle. Tiene sus manos donde pueden verse, nunca dice una palabra soez y lo más importante, no tiene pene” para más adelante, ya en un tono ligeramente más serio, referirse a la situación actual de desigualdad salarial y destacar que es algo que no podemos permitir que continúe sucediendo.
No podríamos despedirnos sin destacar el emotivo discurso de Frances McDormand, que invitó a ponerse en pie a todas las mujeres asistentes para reafirmarse y dejar presente que cada vez son más y no van a callarse ante las injusticias que aún presenta la industria. Subieron al escenario Salma Hayek, Ashley Judd y Annabella Sciorra, tres de las muchas mujeres que vieron sus carreras afectadas por Weinstein para contar su experiencia y destacar que Hollywood está cambiando y no va a parar.
Por Adrián Rodriguez Costa
0 comentarios