Piensa en tu futuro (financiero). ¿Deseas comprarte una casa con un patio para tu perro? ¿Te gustaría casarte a lo grande? ¿Quieres un nuevo coche o hacer el viaje que siempre has soñado? Al igual que fijas metas para tu vida o carrera, fijar metas financieras te ayuda a priorizar y darte una idea clara de por qué ahorrar el dinero que ganas con tanto esfuerzo.
Establecer metas financieras realistas es la clave para lograr el éxito. Sin embargo, puede ser difícil saber qué metas tienen prioridad y cómo alcanzarlas. La razón puede ser que no seamos buenos para establecer expectativas razonables. Lo más importante es considerar tus prioridades y asegurar que tus metas financieras sean específicas y alcanzables. La literatura en psicología muestra que estamos intrínsecamente motivados por objetivos y trabajamos duro para alcanzarlos. Además, es más probable que alcancemos objetivos concretos que objetivos vagos y abstractos.
A veces, lo más difícil de ahorrar dinero es empezar a hacerlo. Si te propusiste un objetivo financiero, esta guía sobre cómo elaborar un plan realista y factible puede ayudarte paso a paso a desarrollar una estrategia sencilla para que puedas ahorrar y cumplir todas tus metas financieras a corto y largo plazo.
Marca un horizonte temporal para ahorrar
El primer paso en el proceso es documentar tus objetivos por horizonte temporal. Agrúpalos en una de estas tres categorías: objetivos a corto plazo (que deben alcanzarse en cinco años o menos), objetivos a medio plazo (de cinco a quince años) y objetivos a largo plazo (quince años o más). Especifica la fecha en la que esperas alcanzarlos y la duración de los objetivos plurianuales. Y no te olvides del pago de las deudas, ya sea un préstamo hipotecario o un crédito de consumo, en tu lista de prioridades financieras.
«Cambiar de plan a plan por los resultados trimestrales o incluso anuales es la receta perfecta para perder dinero»
«El horizonte temporal es el factor determinante a la hora de que un ahorrador decida dónde invertir«, explican desde Bestinver, gestora española independiente con más de 30 años de experiencia y 6.400 millones de euros bajo su gestión. “En Bestinver recomendamos construir carteras en función exclusivamente del horizonte temporal. El ahorrador, si invierte a largo plazo, obtiene mejores rentabilidades, pero tiene que estar dispuesto a soportar los momentos de volatilidad. Para invertir a largo plazo es la receta más simple y más eficaz para generar rentabilidad. Al ahorrar a través de planes de pensiones, por ejemplo, tenemos la ventaja de saber el plazo al que estamos invirtiendo; no antes de la fecha de jubilación. Los resultados de un plan se tienen que medir proporcionalmente al plazo de inversión. Un plan a largo plazo debe analizarse en períodos de tiempo razonablemente largos: no menos de tres años si queremos hacer una comparación con planes similares y no menos de cinco si queremos analizar la rentabilidad absoluta. Cambiar de plan a plan por los resultados trimestrales o incluso anuales es la receta perfecta para perder dinero”.
Establece metas de ahorro
Una de las mejores formas para ahorrar dinero es establecer una meta. Empieza por pensar para qué podrías querer ahorrar, tal vez vas a casarte, estás planeando unas vacaciones o estás ahorrando para la jubilación. Después decide cuánto dinero necesitarás y cuánto tiempo te puede tomar ahorrarlo. El consejo de Bank of America es el de “establecer una meta pequeña, alcanzable y a corto plazo para algo divertido; y lo suficientemente grande para no tener a mano el dinero en efectivo para comprar un smartphone nuevo, por ejemplo, o regalos para las fiestas. Alcanzar metas más pequeñas y disfrutar de la agradable recompensa para la que has ahorrado puede darte un impulso psicológico que hace que la sensación gratificante de ahorrar sea más inmediata y que se fortalezca el hábito”.
Define objetivos realistas
“El objetivo debe ser singular, medible, adaptable, realista y temporal”, explica Christine Benz, directora de finanzas personales de Morningstar.
Singular: bien definido, claro y sin ambigüedades; medible: con criterios específicos que midan su progreso hacia el logro del objetivo; adaptable: ajustable (si es necesario) mediante revisiones periódicas de la cartera; realista: a tu alcance, alcanzable y adaptado a tu objetivo; temporal: limitado en el tiempo y con un calendario claramente definido (con una fecha de inicio y una fecha límite).
Fija una fecha objetivo para cada meta financiera
Ser específico es útil, incluso si con el tiempo ajustas la fecha. Si tienes un hijo pequeño que empezará la universidad en 2035, tienes una fecha objetivo para tu meta de ahorros para gastos de la universidad. ¿Quieres hacer un viaje a Australia para tu décimo aniversario de boda? Ya sabes cuál es tu cronograma. “Por supuesto, querrás dejar que tus propios deseos guíen tus prioridades, pero es importante dar mucho peso a lo que tiene sentido desde el punto de vista financiero y a lo que proporcionará el mejor rendimiento de la inversión”, afirma la experta de Morningstar.
Revisa regularmente tu cartera
Con revisiones regulares de la cartera, te aseguras de que tu cartera está en camino de cumplir tus objetivos. Si es necesario, puedes reequilibrarla (basándote en el cambio del perfil de riesgo y el plazo previsto) y eliminar las inversiones de bajo rendimiento.
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