Skip to main content

Daniel Lacalle: “El Gobierno ve la luz y la gasolina como una máquina de recaudar”

Pedro Ruiz| 15 de febrero de 2022

Daniel Lacalle Fernández es uno de los rostros económicos más reconocidos de España. A lo largo de su exitosa carrera se ha desenvuelto principalmente en el mercado energético a nivel mundial. Así, a través de sus respuestas repasamos la realidad de los mercados en el mundo y lo que se puede esperar en cosas tan cotidianas de nuestro día a día como la luz o los combustibles. Pero su figura va más allá. Su apariciones en medios también le han convertido en un referente en materia liberal para reivindicar «unas políticas diferentes». Este año, nuevamente, ha sido seleccionado como #tweco —iniciativa impulsada por Crédito y Caución desde 2013 para detectar cada año a los principales influencers económicos en Twitter—.
Puedes leer la entrevista completa en el número de marzo 2022 de la revista Influencers.

 

 

Los precios de la energía están poniendo de manifiesto que algo no se está haciendo bien en Europa. ¿Crees que la Unión Europea está acometiendo de manera adecuada la transición energética?

No. Yo creo que en el proceso de transición energética en la Unión Europea se está olvidando tanto de la importancia de la competitividad como de la seguridad de suministro. Y no puede haber transición energética sin competitividad, que lo que haga sea desplazar la industria y hacer que la UE pierda relevancia económica con respecto a China y con respecto a Estados Unidos. La transición energética a se ha hecho un diseño claramente político en el que no se ha contado suficientemente con las empresas.

 

El ejemplo de lo anterior lo tenemos en la elevada factura de electricidad que se paga en España, y también en Europa, pero ¿cuándo veremos un precio normalizado de la luz?

La luz es cara por diseño, no por casualidad. El precio del CO2, que es un impuesto encubierto, es un gran ejemplo de ello porque su precio ha aumentado porque los gobiernos han limitado la oferta de los derechos de emisión. Eso hace que la luz incremente su coste, incluso cuando el gas natural baja de precio.

El segundo problema es el impositivo, lo que vale también, por ejemplo, para los combustibles. Los gobiernos no quieren renunciar a la cantidad de ingresos fiscales que se generan. Imagínate que mañana dejásemos de utilizar el gas natural, la gasolina o el diésel. De verdad, ¿alguien se cree que no nos iban a traspasar toda esa cantidad de impuestos a la electricidad? Entonces, lo más importante es que los gobiernos deben entender que hay que dejar de mirar a la tarifa eléctrica o a los carburantes como máquinas de recaudar.

 

Entonces, ¿tenemos que acostumbrarnos inexorablemente a estos precios?

El principal beneficiado de la subida de los precios de la electricidad y de los combustibles es el Gobierno. En España se habla constantemente del mercado liberalizado como causante de estos precios, pero la realidad es que tenemos un mercado que está intervenido. Y lo está en cuanto al mix energético, en cuanto a los pagos de capacidad y en cuanto a centenares de cosas. Entonces los gobiernos tienen que empezar a entender que si no permitimos que haya un proceso competitivo real, en el que las fuerzas de mercado no estén intervenidas, no vamos a poder reducir los precios en electricidad.

 

¿Cuánto tiene que ver el efecto de los Bancos Centrales en está subida?

La inflación es siempre un efecto monetario. Lo que nosotros llamamos ‘inflación de costes energéticos’ no deja de ser muchísima mayor cantidad de dinero orientada a los mismos bienes y servicios que tú estás constantemente demandando. El aumento de precio abrupto del gas, el petróleo, el níquel o del zinc. Y todos a la vez, implica que hay mucha mayor cantidad de dinero orientada hacia bienes que son relativamente escasos.

 

Daniel Lacalle, economista

 

Se van a destruir empleos en España

 

Lo más importante es que debemos entender que esta tasa de inflación, que primero estaba en los mercados financieros, también ha terminado reflejándose en otros activos. La inversión en vivienda o infraestructuras, como decía, es también una realidad. Y aunque es una realidad que muchos expertos —incluso los banqueros centrales— decían que era transitoria, ni lo está siendo ni lo va a ser.

 

Uno de los problemas de la inflación es que puede acentuar su espiral cuando está acompañada de una subida de los salarios. ¿Cómo valora la subida del SMI?

El gran problema del SMI es de dónde ha salido la idea de que tiene que haber uno en toda España, cuando los costes de vida por regiones son tan diferentes. El otro gran problema es que se trata de otro engaño del Gobierno: te habla constantemente de que han subido el salario mínimo, pero no te habla de que es que te están subiendo los impuestos al trabajo. En definitiva, el engaño del salario mínimo es que no cuenta que quien tiene un salario de 1.000 euros netos le cuesta al empleador aproximadamente 1.900 euros. Simplemente, te están intentando contar que el problema de tu salario es el neto, cuando es la diferencia con el bruto.

 

Además, se produce después de que el Gobierno pidiera a las empresas no hacerlo, por curioso que parezca. ¿Qué opinión le merece?

Es un mensaje contradictorio e hipócrita a la vez. Además, es peligroso elevar tanto el salario mínimo. De hecho, en muchos sitios de España se está acercando prácticamente al salario mediano. Y hay una norma que dice que cuando el salario mediano y el mínimo están muy cerca, destruyes empleo. Se van a destruir empleos en España.

El panorama parece difícil entonces para las empresas españolas. Al aumento de costes energéticos y de mano de obra tarde o temprano se le va a sumar el de la deuda. ¿Veremos una quiebra generaliza de empresas en España?

Muy probablemente. Lo primero, es que en España hay prácticamente 100.000 empresas menos cotizando que antes de la pandemia. Lo segundo es que el propio Banco de España señala que aproximadamente el 40% de las empresas del país tienen graves dificultades financieras. Y eso a pesar de tener los tipos en mínimos históricos y las enormes inyecciones de liquidez. Eso resulta muy dañino a largo plazo, porque incluso si no quiebran, que ese es el gran éxito para los gobiernos, se ‘zombifican’, lo que supone un gran riesgo para la economía.

 

La reforma laboral, como todos podemos ver si nos la leemos, no deroga ni cambia nada. Es simplemente un subterfugio cosmético

 

Por último, después de asistir a uno de los eventos más desoladores de la democracia en el Congreso de los Diputados, ¿qué opinión tiene de la reforma laboral?

Demuestra la enorme separación entre los políticos y la población. Desde la propia artífice, Yolanda Díaz, que va diciendo que una tal Eva María [personaje ficticio] va a ganar 2.500 euros más al año —que es mentira, por supuesto—; que dos personas voten diferente a lo que dice su partido; hasta que se utilice el voto errado para aprobarse.

La reforma laboral, como todos podemos ver si nos la leemos, no deroga ni cambia nada. Es simplemente un subterfugio cosmético puesto encima de la mesa por sectores que no representan a la inmensa mayoría de las empresas, las que tienen menos de cinco empleados, que hay que recordar que son casi nueve de cada diez empresas en España. Esa es la verdadera realidad del país, y no está representada ni en el Congreso ni en la reforma laboral.

OTROS ARTÍCULOS DE ESTE AUTOR
NOTICIAS RELACIONADAS

Suscríbete ahora

LO MÁS DESTACADO