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Las 10 pinturas más ‘influencers’ de los museos españoles

Alvaro Sanchez Leon| 24 de octubre de 2021

Solo ellas atraen a miles de visitantes de todo el mundo. Representan la maestría de los artistas españoles más consagrados de la historia y también la diversidad de estilos. Figurativas y abstractas. Universales. Hablamos de las diez obras maestras más famosas de nuestro arte. Diez pinturas sobre lienzos de prestigio que son las joyas en las colecciones permanentes de los museos más importantes de España.

La belleza siempre ha sido un imán, por eso las grandes obras de arte son las mejores marcas de la historia de la cultura de un país. En España, la tradición museística es amplia y está fuertemente enraizada en nuestro ADN. Según el Directorio de Museos y Colecciones de España, en el territorio nacional existen más de 1.500 museos y colecciones museográficas. Y todos ellos son referentes de riqueza artística. De toda nuestra colección museística, estas son las diez obras más influyentes entre los museos más destacados del país:

 

1. Las Meninas (1656). Velázquez. Museo del Prado

pinturasEs una de las pinturas más grandes de Velázquez y en la que, según los historiadores del museo, “puso un mayor empeño para crear una composición a la vez compleja y creíble, que transmitiera la sensación de vida y realidad, y al mismo tiempo encerrara una densa red de significados”. Se pintó en 1656 en el Cuarto del Príncipe del Alcázar de Madrid, que es el escenario de la acción.

En 1984 fue restaurado eliminando las capas de barniz que habían amarilleado el lienzo y alteraban el efecto de los colores. El estado actual de la pintura es excepcional, especialmente si se tiene en cuenta su gran tamaño y antigüedad.

Aunque se conocen reseñas elogiosas sobre Las meninas desde el mismo siglo XVII, en realidad hasta el siglo XIX fue una obra desconocida fuera de la Corte madrileña y no alcanzó la fama internacional hasta su exhibición en el Museo del Prado, inaugurado en 1819. Hoy, es una referencia pictórica e icónica para la historia de la pintura. Como le sucede a La Gioconda, Las Meninas sugiere también misterios y especulación que convierten la obra más puntera de El Prado en un enigma todavía más atractivo para el gran público.

 

2. Santa Catalina de Alejandría (1598). Caravaggio. Museo Thyssen-Bornemisza

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Esta obra de Caravaggio brilla de una manera especial en el Museo Thyssen-Bornemisza, donde conviven con tanta inteligencia didáctica obras expuestas y firmadas por nombres como los de Durero, El Greco, Rubens, Canaletto, Van Gogh, Gauguin, Cézanne, Picasso, Kirchner, Hopper, Rothko, Bacon, Dalí o Lichtenstein, entre otros.

Este óleo sobre lienzo fue encargado en Roma por el cardenal Francesco Maria del Monte. La luz ilumina de forma dramática la escena creando unos claroscuros típicos del pintor. La interpretación que Caravaggio hizo de la luz y el volumen, presentes en este lienzo, tuvo una enorme repercusión tanto en Italia como en el resto de Europa.

Aunque todo apunta a que es la pintura más importante de todo el museo, a pesar de su prestigio, no es fácil asegurar al cien por cien un criterio particularmente subjetivo. Según el museo, la postal que más se vende en la tienda es la reproducción de Bailarinas basculando, de Degas. En la web, las que más vistas acumulan son Retrato de Giovanna Tornabuoni, de Ghirlandaio; Sueño causado por una abeja un segundo antes de despertar, de Dalí y Habitación de hotel, de Hopper.

 

3. Guernica (1937). Picasso. Museo Reina Sofía

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De todos los cuadros de arte contemporáneo que se pueden contemplar en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, uno de los más vistos es el Guernica. Picasso representó con forma desgarrada y expresionista el bombardeo de la aviación alemana sobre esta población vizcaína, por encargo de Josep Renau, el entonces director general de Bellas Artes, para ser mostrado en la Exposición Internacional de 1937 en París y llamar la atención hacia la causa republicana.
Su trabajo se ha convertido en un símbolo del horror de la guerra para toda la historia posterior desde el siglo XX.

Guernica ha suscitado numerosas y polémicas interpretaciones, circunstancia a la que contribuye indudablemente la voluntaria eliminación del lienzo de cualquier tonalidad ajena a la grisalla. Los acontecimientos de la vida privada de Picasso, junto a los sucesos políticos que atribularon al continente europeo en el período de entreguerras, se fusionan en los motivos creados por el pintor para dar lugar tanto al Guernica como a sus bocetos, considerados como unas de las obras de arte más representativas del siglo XX.

 

4. Ábside de Sant Climent de Taüll (1123). Maestro de Taüll. Museo Nacional de Arte de Cataluña

pinturasEn este museo palpitan obras extraordinarias del arte catalán desde el románico que configuran una de las mejores colecciones del mundo, pero en él brilla particularmente la parte del ábside de la iglesia de Sant Climent de Taüll, decorada por uno de los más importantes pintores de murales de este estilo en Europa, icono de la pintura románica habitual en todos los libros de Historia del Arte.

Su genialidad reside en la combinación de elementos de diferentes visiones bíblicas para presentarnos al Cristo del Juicio Final. Domina el sentido ornamental de los perfiles y la habilidad en la utilización del color para dar volúmenes. Por su excepcionalidad y fuerza pictórica, la obra del Maestro de Taüll -poco conocido por los expertos en la materia- se ha proyectado a la modernidad y ha fascinado a artistas de las vanguardias del siglo XX como Picasso o Francis Picabia.

 

5. Crucifixión (1959). Antonio Saura. Museo Guggenheim (Bilbao)

Es una de las pinturas más impresionantes que realizó Saura sobre este tema, que comenzó a tratar en 1957 y no abandonó hasta su muerte en 1997. Esta pintura “de garabatos frenéticos” encarna lo que le daba a la obra de Saura una trascendencia única en la España de aquel momento: el modo audaz y contundente de tomar el genial modelo creado por Velázquez estaba respondiendo concretamente a la famosa Crucifixión del pintor de referencia del Museo del Prado- y, dándole un tratamiento moderno, abrirlo al debate crítico.

Saura vació el sentido cristiano de este icono, de hecho, explicó que no había ningún motivo religioso en su aproximación a este tema, eje del arte mundial. El cuadro es una respuesta artística y política al estado del mundo presente al que se enfrentaba su autor, un “viento de protesta”, como lo denominaba, que convierte el tradicional “varón de dolores” en una figura laica.

 

6. Las tentaciones de San Jerónimo (1657). Valdés Leal. Museo de Bellas Artes de Sevilla

Zurbarán, Murillo y Valdés Leal ocupan un importante lugar en la escena de la pintura sevillana del siglo XVII, como se observa por los pasillos del Museo de Bellas Artes de la capital hispalense, donde nos encontramos con Las tentaciones de San Jerónimo, considerada como una de las mejores versiones de este tema en la pintura barroca europea.

Valdés Leal decoró la sacristía del convento de San Jerónimo de Buenavista con 18 lienzos que narran los episodios de la vida del santo. Entre ellos, destaca este por su enérgica pincelada, sus vivos colores, su sensación de movimiento y una acertada composición. Presenta al santo arrodillado, semidesnudo y haciendo contundentes gestos de rechazo con las manos a las lujuriosas mujeres que se presentan detrás de él. Las damas danzan y tocan instrumentos que el santo no quiere oír y concentra su atención en el crucifijo que se presenta sobre una roca, junto a las Escrituras y la calavera que conforman sus atributos. El rostro de rechazo del santo contrasta con las actitudes y gestos lujuriosos de las mujeres, lo que Zurbarán no había conseguido en su cuadro sobre el mismo tema del Monasterio de Guadalupe.

 

7. Autorretrato blando con bacon frito (1941). Dalí. Museo Dalí

El gran museo de Figueres dedicado al artista surrealista acoge numerosas creaciones del genio catalán, que se ocupó personalmente del proyecto. Aquí tuvo su última habitación y aquí permanece su tumba. El espacio es, de por sí, una obra de arte y, en su interior, encontramos cuadros, esculturas, muebles, murales, joyas y muchas curiosidades.

De sus pinturas destaca esta en la que Dalí se autorrepresenta haciendo uso de motivos ya conocidos en sus pinturas y mostrando su fetichismo por la comida. Este óleo se convirtió en una de las pinturas más difundidas de toda la producción del artista catalán. Fue la portada del catálogo de la exposición que la Galería Julien Levy dedicó al artista en Nueva York en el año 1941. En este autorretrato, Dalí asume como propio este aspecto de modo que la forma extremadamente viscosa de su propio rostro se apoya en un pulcro y sólido pedestal de piedra.

 

8. Las lágrimas de San Pedro (1580). El Greco. Museo del Greco

La representación de San Pedro reconociendo su culpa e implorando el perdón por haber negado a Cristo tres veces fue utilizada por los reformadores de la Iglesia católica para fomentar el arrepentimiento personal, la necesidad de perdón y, consecuentemente, la práctica del sacramento de la penitencia. Este tema iconográfico fue muy frecuente en las últimas décadas del siglo XVI, pero el Greco fue el primero en mostrar a San Pedro aislado, de medio cuerpo y con los ojos inundados por las lágrimas.

Es una de las composiciones más difundidas del Greco, de la que existen varios ejemplares. Muestra elementos muy característicos del estilo del pintor: pincelada suelta y vigorosa; colores puros, luminosos y muy vivos; figura alargada, manos y rostro desmaterializados; con fuertes contrastes de luz y sombra, que confieren a la figura cierto dramatismo.

 

9. Paseo a orillas del mar (1909). Sorolla. Museo Sorolla

Pintado durante el verano de 1909 en la playa de Valencia, después de haber cosechado grandes triunfos en Estados Unidos, Paseo a orillas del mar es una de las obras más representativas del pintor y de su Museo.

El agua y la arena de la orilla, resueltos en largas pinceladas azules, malvas y turquesas, se convierten en un abstracto telón de fondo para las refinadas figuras de su esposa y su hija María. La sugestión de la brisa en el ondular de los vestidos intensifica la impresión de fugacidad, a lo que contribuye también el uso de encuadre eminentemente fotográfico que corta la pamela de Clotilde y deja una franja vacía de arena en la parte inferior. Aunque el escenario es el mismo, el tono es muy diferente al de las otras escenas de playa valencianas. Lo que aquí vemos responde al género conocido como el ‘paseo elegante’, protagonizado por personas acomodadas y bien vestidas que se acercan a la orilla del mar.

 

10. Ciencia y caridad (1897). Pablo Picasso. Museo Picasso de Barcelona

Este cuadro que Picasso pintó cuando tenía 15 años es la última obra que realizó de acuerdo a los principios academicistas, ya que pronto buscaría su propio camino separado de los dictámenes de la Academia. Con esta pintura ganó la mención honorífica en la Exposición General de Bellas Artes de Madrid y la medalla de oro en la Exposición Provincial de Málaga.

Se trata de una obra de realismo social que hace hincapié en los sentimientos filantrópicos y el avance de la ciencia. Destaca el ambiente íntimo y de recogimiento, así como la composición, que centra la atención en la enferma. Su padre, el también pintor José Ruiz Blasco, es el modelo que inspira a la figura del médico en el óleo.


EL TOP DE MUSEOS ESPAÑOLES MÁS VISITADOS

Según los datos oficiales de 2019 -antes de la pandemia-, los museos artísticos más frecuentados de España son, por este orden: el Reina Sofía (4.425.699 visitantes), el Museo del Prado (3.497.345), el Guggenheim de Bilbao (1.170.669); el Thyssen-Bornemisza (1.034.941), el Museo Picasso de Barcelona (885.834), el Museo Nacional de Arte de Cataluña (835.164), el CaixaForum de Madrid (719.584), el Museo Picasso de Málaga (703.807), el CaixaForum de Barcelona (674.594) y el Museo Arqueológico Nacional (499.300).

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