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¿Será Liz Truss la nueva dama de hierro inglesa?

Pedro Ruiz| 6 de septiembre de 2022

Con un marcado carácter conservador (cuasi radical), cualquiera diría que Liz Truss, la nueva líder política de Gran Bretaña, tiene viejos retales de Margaret Thatcher. Incluso comparte ese sentimiento que se opone a creer que los mejores días de Inglaterra ya han pasado que se popularizó con la ‘la dama de hierro’. Truss es quizás una de las grandes discípulas del legado thatcheriano cuya máxima parece ser impedir que la agonizante economía inglesa se convierta en una socialdemocracia donde el Estado se lleva la mitad de los ingresos de los ciudadanos.

Pero esa radicalidad conservadora está disfrazada. A diferencia de la arrolladora personalidad, y mirada, de Thatcher, Liz Truss presume de una personalidad más alegre. Se jacta de divertirse y reírse en público. Además, posee una característica que fue vital para que Boris Jhonson llegase hasta donde llegó: el optimismo. Y es que puede que haya políticos ingleses, o de cualquier otra parte, igual o más optimistas que la nueva primera ministra inglesa, pero hay muy pocos (o ninguno) que además sean tan creíbles acerca de sus ensoñaciones. 

 

LIZ TRUSS, UNA VIDA DE CONTRASTES

Lo más curioso del símil entre Liz Truss y Thatcher es que la primera probablemente se crió odiándola. Así, los padres de la primera ministra (que nació en 1975) formaban parte de un movimiento en oposición a Thatcher y a la guerra. Y así, entre marcha y marcha y al grito de “¡Maggie, out!” empezó a crecer. Pero lo que probablemente fuera odio, más tarde se convirtió en admiración. Aunque no fue un tránsito corto, sino que le llevó muchos años. Primero, al pasar por la escuela secundaria estatal en Leeds, dónde ella misma reconoce que hizo su propio “viaje político”. ¿El detonante? Al parecer el “esnobismo” que mostraba la izquierda.

Aunque en algún momento también haría mella en ella su experiencia comunista en Polonia, de hecho, las vidas de sus padres se cortaron de raíz en aquel territorio. Para entonces, las ideas sobre la libertad que había legado Thatcher a los ingleses cobraron especial importancia. Finalmente, sería en la universidad de Oxford cuando se convirtió al conservadurismo mientras estudiaba filosofía, política y economía. Una decisión que le separó de su padre, el cual seguía con ese sentimiento anti Thatcher. 

El resultado de ese viaje de izquierda a derecha le ha valido ser vista como una “imitación” del thatcherismo, según sus críticos. En 2014, David Cameron la ascendió hasta el gabinete, lo que la convirtió en la primera mujer en alcanzar ese puesto. Además, ahora es la única superviviente de aquellos años que acabaron en el Brexit. “Ha demostrado ser lo suficientemente leal como para mantener su trabajo en la mesa del gabinete bajo tres primeros ministros, disintiendo lo suficiente como para seguir siendo interesante”, dicen acerca de ella.

 

GRAN BRETAÑA: UN CAOS ECONÓMICO A PUNTO DE IMPLOSIONAR

Y como no es el semblante ni tampoco la mirada depredadora lo que comparte con Margaret Thatcher, obviamente deben ser las ideas políticas. Así, Truss siempre se ha declarado contraria a “una economía de Gordon Brown” en la que gravar por un lado y “subvencionar” con la otra. También es un gran defensora del fracking, de hecho, plantea aprobar un nuevo proyecto de extracción para el Mar del Norte. Además, de suspender los impuestos ambientales para las facturas de los hogares, no pondrá nuevas cargas a las empresas energéticas y ha prometido eliminar todas las leyes innecesarias de la UE que están vigente en Gran Bretaña para finales de 2023.

Pero las ideas no son suficientes. Así, su deseo acerca del libre mercado será difícil de defender en un entorno donde hay una crisis de precios. Con las facturas del gas y la electricidad duplicándose año tras año y con el resto de países de sus alrededores interviniendo ese problema para rebajar el coste. Además, el país está en declive. Y no solo por las cifras, sino porque así lo creen los propios británicos: el 69% de la población, incluido el 60% de los votantes conservadores, está de acuerdo en que el país está “en declive”, según una encuesta de Ipsos para The Economist. Además, no solo los precios energéticos, el precio de las viviendas parecen estar roto también: el sistema sanitario, la cultura, la percepción de la inmigración o el propio partido político.

Liz Trus se enfrenta a una serie de retos como muy pocos mandatarios británicos antes. A un nivel similar, probablemente, al que se encontró la irreductible Margaret Thatcher. De hecho, le gusta recordar a más de uno que durante su Gobierno se enseñaba a los niños a forrar mantas con periódicos para mantener calientes a los parientes ancianos sin calefacción. Pero las ideas y la ejecución vigorosa de la dama de hierro permitieron a Gran Bretaña vivir algunos años gloriosos. Ahora le tocará a Truss hacerlo de igual manera, pero aún más difícil: sin perder la sonrisa.

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