Julia Navarro, vuelve «De ninguna parte»
De ninguna parte es el título de la nueva novela de Julia Navarro, una historia sobre el desarraigo y la búsqueda de la identidad con el integrismo religioso como telón de fondo, que llega a las librerías el 26 de agosto.
De ninguna parte narra el viaje de dos hombres en la búsqueda de su identidad. Abir Nasr presencia, impotente, el asesinato de su familia durante una misión del ejército israelí en el sur de Líbano y jura ante los cadáveres de su madre y su hermana pequeña que perseguirá a los culpables durante el resto de su vida. Noche tras noche su amenaza irrumpe en los sueños de Jacob Baudin, uno de los soldados que han participado en la acción mientras cumplía con el servicio militar obligatorio, enfrentándose al dilema de luchar contra enemigos que no ha elegido para intentar reconciliarse con una identidad que le viene dada por su condición de judío. Sus vidas se vuelven a cruzar años más tarde en Bruselas bajo el humo de las bombas con las que El Circulo, una organización islamista, siembra el terror en el corazón de Europa.
La autora aborda en esta novela grandes temas muy presentes en toda su obra: la búsqueda de identidad, el desarraigo y el peso del pasado. “Con De ninguna parte vuelvo a reflexionar sobre la condición humana. Para mí, escribir es intentar viajar al abismo del alma de los personajes. Una de las preguntas que no dejo de hacerme es hasta qué punto nuestro origen nos determina, es decir, dónde están los límites de nuestra libertad o cómo esa libertad está condicionada. (…) El desarraigo es un elemento determinante en los dos protagonistas de la novela, y tanto Abir como Jacob comparten un sentimiento: las circunstancias que les han sido dadas les han impedido tener arraigo, raíces, sentirse parte de algo, de una familia, de una sociedad, de un país. De manera que vuelvo a enfrentarme al dilema tan orteguiano de las circunstancias. Son dos jóvenes que se van haciendo a sí mismos a fuerza de incertidumbre y desesperanza”, reflexiona Julia Navarro sobre su última novela.
Julia Navarro ha cautivado a millones de lectores en más de 30 países de todo el mundo con las siete novelas que ha publicado hasta la fecha, todos ellos auténticos long sellers: La hermandad de la Sábana Santa, La Biblia de barro, La sangre de los inocentes, Dime quién soy, Dispara, yo ya estoy muerto, Historia de un canalla y Tú no matarás.
¿Qué ha querido contar en esta novela?
Con De ninguna parte vuelvo a reflexionar sobre la condición humana. Suelo decir que el último misterio que queda por desvelar en la Tierra es el ser humano. Para mí, escribir es intentar viajar al abismo del alma de los personajes. Una manera de intentar comprender el mundo, de buscar respuestas a todos esos porqués para los que a veces es difícil hallarlas. Una de las preguntas que no dejo de hacerme es hasta qué punto nuestro origen nos determina, es decir, dónde están los límites de nuestra libertad o cómo esa libertad está condicionada.
El título de la novela, De ninguna parte, reproduce las palabras de los dos protagonistas, Abir y Jacob, y alude al desarraigo que ambos sufren. ¿De qué manera les afecta a cada uno de ellos?
El desarraigo es un elemento determinante en los dos protagonistas de la novela. A cada uno le afecta de manera diferente porque sus circunstancias lo son: familia, situación socioeconómica, oportunidades….
Pero, en definitiva, tanto Abir como Jacob comparten un sentimiento: las circunstancias que les han sido dadas les han impedido tener arraigo, raíces, sentirse parte de algo, de una familia, de una sociedad, de un país. De manera que vuelvo a enfrentarme al dilema tan orteguiano de las circunstancias. Son dos jóvenes que se van haciendo a sí mismos a fuerza de incertidumbre y desesperanza.
No es posible cambiar el pasado. Tampoco huir de él. Esa idea está presente durante toda la novela. ¿Cree que estamos marcados, en cierto modo, por ese determinismo? ¿Se acrecienta cuando se trata de temas tan enraizados familiarmente como la religión?
No, no es posible cambiar el pasado ni huir de él. Ojalá se pudiera. Salvo que algún día se demuestre la teoría de Schrödinger, un científico austriaco que recibió el Premio Nobel y que intentó probar que un gato encerrado en una caja podía estar vivo y muerto al mismo tiempo, es decir, que existían dos realidades paralelas, es uno de los fundamentos de la Física Cuántica. Bueno, pues si esto fuera posible, podríamos dar marcha atrás y optar por la mejor opción.
De manera que tenemos que cargar con la mochila que nos ha tocado en suerte o en mala suerte y hacer el camino con ella, y en ocasiones es muy pesada. Abir arrastra el horror de haber visto asesinar a sus padres cuando era un adolescente. Jacob no logra conciliar el sueño porque integraba el comando que participó en una operación en el sur del Líbano que tuvo como consecuencia la perdida de las vidas de los padres de Abir. Ninguno volverá a ser el mismo y sus vidas y sus actos serán en buena medida consecuencia de lo sucedido un amanecer en un campo de miseria libanés.
No, no quiero caer en el pesimismo del determinismo, ni tampoco justificar lo que hacemos en función de las circunstancias, siempre podemos elegir, pero tampoco podemos ignorar lo que cada cual lleva en la mochila.
Otro gran dilema de la novela se refiere a los medios de comunicación. ¿Cree que se cruzan demasiadas líneas rojas en nombre de la libertad de expresión? ¿Deben dar los medios voz a los terroristas?
La única línea roja de la libertad de prensa es la verdad. La obligación de los periodistas es contar lo que sucede, sea lo que sea, enfrentándonos con frecuencia a los que ostentan el poder, ya sea político, económico o social, que intentan que demos la versión de los hechos que más les favorece o que incluso no contemos aquello que les puede perjudicar. Los políticos suelen confundir los intereses generales con los suyos propios. De manera que cuando apelan a los intereses generales intentando que no se dé una información, eso hay que ponerlo en cuestión. Yo soy partidaria de contar todo lo que pasa sin olvidarse de contextualizar la noticia.
También hay una tendencia desde el Poder a hurtar a los ciudadanos la información, tratándonos como si fuéramos menores de edad. Pero, en realidad, cuando intentan que algo no se sepa es porque afecta a sus intereses.
Para acabar, y en su opinión personal, ¿qué es más difícil: morir o matar?
¡Uff! Pienso que morir… en principio, nadie quiere morir, salvo que se sea un fanático o alguien a quien le han hecho un lavado de cerebro convenciéndole que se suicide y de paso mate en nombre de una causa. En cuanto a matar… debe de ser terrible llegar a ese grado de fanatismo en que una persona se convence a sí misma de que la única manera de conseguir sus objetivos es matar. Para matar tienes que deshumanizar a tu víctima, lo que también lleva a un proceso de deshumanización del que mata.
En Tú no matarás lo decía uno de los personajes: «ningún hombre vuelve a ser el mismo después de haberle quitado la vida a otro hombre».