Netflix ha revolucionado la industria audiovisual. La adquisición de un abono mensual por ver una cantidad ilimitada de contenidos en Internet se ha impuesto al modelo de pago por visión que caracterizaba a los videoclubs.
Era cuestión de tiempo que otros de los grandes damnificados por el éxito de Netflix, los cines, asumieran que se han producido cambios importantes en el negocio y que es mejor formar parte del nuevo ecosistema que desaparecer.
La revolución en los cines estadounidenses llega de la mano de la aplicación MoviePass. El aterrizaje en la dirección de uno de los fundadores de Netflix, Mitch Lowe, ha traído consigo un cambio de estrategia que pondrá patas arriba a la industria cinematográfica.
MoviePass era un desconocido servicio de suscripción de 20.000 miembros que pagaban entre 40 y 50 dólares al mes por acudir al cine de forma ilimitada. El plan de negocio de Lowe pasaba por aumentar los suscriptores, y la medida para lograrlo ha sido… bajar la cuota mensual a 9,95 dólares.
La razón de establecer un precio tan bajo va más allá de facilitar el acceso a la cultura a los millennials. MoviePass acaba de ser adquirida por Helios and Matheson, una empresa de análisis de datos. Al pagar con sus tarjetas de crédito, los usuarios están revelando información sobre sus hábitos que se pueden vender a las empresas con fines publicitarios.
El servicio tiene validez en el 91% de las salas de cine del país, que reciben el importe completo de una entrada cada vez que un suscriptor ve una película. La tarifa incluye cualquier film, excepto los de formato 3D o IMAX.
Según su CEO, en tres semanas la afiliación alcanzó las 400.000 personas. Sus previsiones apuntaban a lograr 150.000 suscriptores en seis u ocho meses, algo que consiguieron en tan solo dos días. Su próximo objetivo es superar los 2,5 millones de abonados en 2018.
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