Puede que los nombres de Gogoboi o Yao Chen no te digan nada, a pesar de que la última es el equivalente chino de Angelina Jolie. Pero aunque no los conozcas, los influencers chinos tienen millones de seguidores y se involucran más en la publicidad que sus homólogos occidentales.
La mayoría de las empresas chinas utilizan una estrategia de marketing basada en influencers, que varían desde vloggeros hasta estrellas de cine. Y las compañías que los emplean son igual de variadas. Fabricantes de chocolate o marcas de lujo han descubierto los enormes beneficios de utilizar figuras populares para publicitar sus productos.
Las marcas de lujo se han valido de influencers jóvenes para medrar entre un público no acostumbrado a este tipo de productos. Y los resultados son buenos. El fabricante de relojes Jaeger-LeCoultre ha visto como su presencia entre el público joven se ha duplicado tras utilizar en su publicidada la vloggera (bloggero que se dedica exclusivamente al videoblog) Papi Jiang. Bulgari, la firma de lujo italiana, también ha visto potenciadas sus ventas tras reclutar al actor Kris Wu.
Mientras la multinacionales aumentan sus ganancias gracias a los nuevos líderes de opinión, también aumentan los salarios que estos demandan. Papi Jiang recibió más de 700.000 dólares de parte de Jaeger-LeCoultre por un vídeo de 30 segundos. Pero sin duda, los resultados lo valen. La actriz Yang Mi retransmitió en streaming su fiesta de cumpleaños, organizada por el diseñador Michael Kors, a sus más de 70 millones de seguidores, lo cual generó más de 12 millones de interacciones.

Kriss Wu, imagen de marcas de lujo en China.
La industria de influencers chinos no solo se nutre de la publicidad. Los fans (que se cuentan por millones) envían dinero directamente a estas celebridades. La economía de este grupo se estima en 58.000 millones de yuanes, y se espera que alcance los 100.000 millones el año que viene.
Las plataformas utilizadas por estas estrellas digitales orientales difieren del archiconocido YouTube. Allí, las plataformas nativas son las que triunfan entre los usuarios. Alibaba, Baidu o Tencent (la trinidad de las empresas digitales chinas) tienen sus propios servicios de streaming. En China han abrazado la cultura de Internet como todo, a lo grande. En total, hay más de 200 aplicaciones de streaming en China, que amasan un total de 200 millones de usuarios. Un potencial económico incalculable.
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